Capítulo 39

El agotamiento se podía sentir en cada músculo de Sara, pero no podía detenerse al subir por la escalera metálica que pudo encontrar.

Su hijo en su brazo le impedía hacerlo rápido, pero no pudo pensar en más que sacarlo de ahí. Vio hacia abajo y pudo escuchar como una discusión estaba en pleno apogeo en ese momento.

Las voces subidas de tono eran todo lo que podía oírse retumbar en el piso inferior, lo que la hizo apresurarse porque escuchó como ella era el objetivo en ese momento. No podía entender como era ella y su hijo si apenas comprendió un poco de lo que su esposo hacía.

Pero no era hora de pensar en eso, lo único que necesitaba era salir de esa casa.

Al fin vio la luz que el cielo irradió, pero este, como si supiera lo que su mente tenía estaba nublado, con un gris que la hizo temer.

Descansó un poco y se aferró al concreto de la azotea.

Su pecho se movía con rapidez y su corazón con esa rapidez le suplicó por un largo descanso, algo que no podía, por mucho que lo deseara.
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