Los pies de Sara se volvieron de gelatina, esa mirada amielada ahora no tenían nada de esas emociones que a ella le gustaba observar y tratar de escudriñar. El amarillo era más intenso, como si fueran un ser sobrenatural, pero no era eso, sino la frialdad con la que veían a todos. Rachel se escondió atrás de la pareja que no se movió, Leonardo sin interés porqué solo era Aarón, su padre, mientras que para Sara era alguien que la atemorizó con solo sentir su presencia. __ ¿Lo rumores son ciertos, Leonardo? - atacó desde el inicio.__ Si lo ves es porque es verdad. - devolvió su hijo con el mismo desapego. __ Este no fue el trato. El acuerdo era cumplir con lo predispuesto por...__ No soy de seguir reglas de nadie, mucho menos de anteponer los intereses de otros antes que los míos. - espetó Leonardo sosteniendo su mirada. - Si es todo lo que vienes a verificar te puedes ir por el mismo camino que tomaste para llegar.__ Más respeto, no por nada soy tu padre.__ Lo tengo claro, no te
__ ¡Que gusto volver a verte! - dijo Geovanny a Sara, luego de años desde que se titularon, no habían vuelto a verse y él tuvo que verla por largos minutos para saber que no se equivocaba. Era Sara, la chica de la que siempre se sintió atraído, pero su novio la hacía alejarse de todos. Ahora, al fin la vio sola y se atrevió a acercarse __ En tu fiesta de titulación se dijeron algunas cosas, pero no las creí. - comentó con una sonrisa. - Te conocía muy bien como para saber que era cierto.__ No salió como quería. - contestó ella con cierta pena. - Pero no sé qué cosas se dijeron.__ Cosas nada agradables. - mencionó Geovanny. - No creo que quieras escucharlas.__ No sé si debería repetirlas. - arrugó la cara. - Son muy...no es bueno que escuches eso.__ Con solo tú rostro al decirlo, me hago una idea de lo que puede ser. - Sara hizo una mueca de desagrado al saber que su familia permitió que se hablaran cosas desagradables de ella. __ No te pongas mal por eso, Sara. Tu eres una pers
Leonardo.Ceder a lo que mis instintos me exigían fue algo que no esperé tan rápido. No podía hacerlo y esperar a que todo tuviera sentido, pero no me pude detener cuando Sara respondió tan bien a mis caricias para nada sutiles. Metí las manos bajo su vestido, apretando la parte interna de sus piernas, logrando que esa serie de gimoteos se diera en tanto su boca era lo que no deseé soltar. __ Esto no está bien. - respiró con dificultad, sin embargo, no me soltó tampoco llevándome contra ella una vez más.__ Me vale un carajo si está bien. Quiero follarte, quiero follar a mi esposa. - deslicé las manos hacia su trasero, el cual amasé sin un ápice de lástima. - No sabes cómo he estado esperando por hacer esto. Sus ojos se abrieron en demasía cuando entre mis dedos la tela de sus bragas se rompió. Deslicé los dedos en su hendidura resbaladiza, tocando la maldit@ suavidad que me nubló el juicio. __ Dijiste que podías conmigo, demuéstralo, caramelo. - pasé saliva al bajar el cierre de
__ No voy responder nada en este momento. - dijo Sara al ver las intenciones de Keyla por preguntar lo que se guardó por horas, esperando a que saliera de la habitación de su marido. __ Sara. - la siguió hasta el baño. - ¿Sabes lo que es ver caras de perro furiosos todo tu desayuno? No, no lo sabes porqué comiste tranquila, sola y sin mí. Sara evitó reír al cerrar la puerta.__ Me doy un baño y salimos. __ Uno muy exhaustivo porque de seguro...__ No diré nada. - la interrumpió.__ Entonces, tampoco te diré nada. - exclamó ella logrando que su amiga regresara. - No, primero báñate que hueles a tu marido por todos lados.__ Respecto a eso...__ Mientras me cuentes todo con lujo de detalles, no preguntaré porqué. ¡Cochinota! - Sara solo sonrió devolviéndose a la ducha donde se despojó de su vestido, que su ropa interior fuera prácticamente arrancada de su cuerpo la hizo suspirar. Su risa llevaba un trasfondo mucho más de lo que creyó. Ese revoloteo en su estómago creció y aún sabien
Mientras Sara estaba decidida a hacer alguien de quién hasta ella misma se sorprendería, para Leonardo era algo totalmente distinto.Sobre sus manos tenía el informe que habían recaudado para su padre, en donde se enteró del origen de Sara, conoció a cada uno de sus parientes y hasta el nombre del ex novio recalcado de nuevo en ese documento. El prometido de Marcia, se dijo mirando las cosas desde otro punto. Había escuchado como su padre dijo sobre la relación a la que, quién ahora era su esposa faltó, pero sin mayor detalle. Recordó las palabras de Keyla, todo encajando perfectamente en su cabeza.No tenía que ser demasiado inteligente para saber que las cosas siempre tenían un camino de donde cobraba sentido lo que fuera.Pero lo que aún no le quedaba claro, fue porqué la familia de su esposa permitió que se hablaran pestes de ella, sin siquiera meter las manos. Quedó claro que una de las razones sería el dinero, pero aún algo faltaba.Aún así decidió que era hora de dormir, odia
__ ¿Es una broma, verdad? - con una risa nerviosa y tensa Rachel miró a todos esperando que la apoyaran. __ No, no lo es. - dijo Sara comiendo tranquilamente. - Si mal no escuché dijiste que reafirmabas tu lealtad y compromiso con el liderazgo. - le hizo ver. - Soy parte del liderazgo.__ No lo eres, solo eres...__ La esposa de Leonardo Crown. - este se enderezó en su silla al oírla. Clavó sus ojos en ella escudriñando el trasfondo de lo que escondía.Los intereses de Sara no serían nada sinceros, podía percibir los gestos que está hacía de vez en cuando. __ Leonardo, ¿no piensas decir nada? - la chica buscó ayuda. - Me está ofendiendo. __ Lo único que escuché fue que dijo ser mi esposa, algo que claramente es verdad. - movió sus hombros con simpleza, importándole menos que nada el tema de la asistente.__ ¡Quiere que sea su asistente! ¡Yo no puedo...__ Entonces di que no y deja el drama para tu padre que paciencia es algo que no se me dió en abundancia. - la cortó, viendo a su e
Al abrir la puerta del Jet, Sara se quedó de pie al inicio de las escaleras, tenía mucho tiempo de no ver esa ciudad. Desde el día en que partió con nada más que su amiga de la mano y los pocos billetes que cargó en su bolsillo, no había tenido intenciones de volver, pero enterarse que su familia hablaba pestes de ella, la enojó al punto de querer dejarles claro que los había sacado de su vida, pero que ellos también debían hacerlo. Uno de los hombres predispuestos para su seguridad le extendió la mano para ayudarla a bajar, dejándola estática al ver la línea de autos que la esperaban. Pero ¿cuantos eran? ¿ocho? __ ¿Porqué tantos? - cuestionó.__ Porque el jefe lo dispuso de esa forma, señora. - respondió el sujeto. __ No quiero que sean tantos. Solo voy a ver a mi familia, no a un cartel de...__ ¿Cuantos quiere que la sigan con discreción? - la pregunta la descolocó. Pero era algo habitual con ellos, obedecían lo que su jefe diría, pero no estaban autorizados en dejarla sola, po
Sara dejó a su hijo a su lado mientras dormían para descansar de un día lleno de emociones.Le cansó el estar frente a unas personas en el desayuno que la veían incrédulos por lo que dijo, mientras para la tarde, su familia estuvo frente a ella. Eso era más de aquello para lo que se había preparado y aunque se dijo que debía ser fuerte, sintió que podía flaquear. En la mañana preparó un desayuno, omitiendo la curiosidad de conocer el lugar donde al cual la llevaron. No quería recorrer un sitio que no era suyo, pero gritó el nombre de su esposo por todos lados, después de todo esa casa tenía más espacio que las dos casas que tenía su familia juntas. Se vio desayunando en la terraza, admirando la vista, colocando la comida de Queen en el suelo, a su lado, para pasar un momento solo con ella, mientras su amiga y su hijo dormían. __ ¿Estás triste? - le preguntó a la rottweiler al verla desanimada. - No te preocupes, regresaremos. Verás de nuevo a ese gigante y malhumorado animal. - la