Una lágrima de felicidad rueda por la mejilla de la delgada mujer que ha permanecido encerrada por tanto tiempo.—No puede ser.Murmura para sí misma, para luego cerrar sus ojos y sonreír mientras se concentra en algo que no ha hecho por mucho tiempo.—Hija de mi alma…Murmura mientras sus ojos se abren mostrando un verde muy intenso.ADELAIDA:Mis ojos se abren y observo que estoy sola en la habitación, así que trato de levantarme, pero un agudo dolor en mi cuello me hace fruncir el ceño y paso la mano por el lugar sintiendo una especie de cicatriz.Inmediatamente me levanto y tomo un pequeño espejo y miro mi cuello.—Pero qué rayos…Susurro mirando mi cuello con asombro al ver dos letras, R.N.Junto a un dibujo de una enorme luna brillantes.—¿Cómo rayos hizo eso? ¿Acaso sus colmillos tienen tinta?Murmuro mirando lo que tengo con más detalles.—¿Estás bien hermosa?Escucho la voz de Raizel mientras entra a la habitación con cara de preocupación.—Aja…Es lo único que digo al verlo
ADELAIDA:—Raizel, ese emperador no me gusta para nada.Le digo mientras ambos bajamos las escaleras para cenar con su majestad.—Hermosa, a mí tampoco me gusta, pero hay que seguir las estúpidas reglas y protocolos.Explica y yo ruedo los ojos.—Estoy comenzando a odiar esto.Murmuro y recibo un dulce beso en mi mejilla.—Todo estará bien bonita, ya verás.Habla para luego tomar mi mano y entrelazar nuestros dedos para terminar de bajar las escaleras.Al llegar al comedor ya el emperador se encuentra ahí con una sonrisa, mientras otro hombre permanece a su lado con rostro serio.—Disculpe el retraso majestad.Mi hombre hace una reverencia y yo hago lo mismo.El emperador solo se ríe y con unas señas nos manda a sentar.—Disculpas aceptadas, pero mañana, tendrá que dar un paseo conmigo lady Ivanov.Sonrío de medio lado y lo miro a los ojos.—Señora Norfolk, su majestad.Le digo y este me mira alzando las cejas.—Ambos no se han casado, por lo tanto, usted es una Ivanov lady.Dice y fr
ADELAIDA:Siento como Raizel deja la cama, pero aún así continúo durmiendo abrazando una almohada que este me puso.Tiempo más tarde siento como deja un beso en mi frente y me susurra.—Nos vemos para el almuerzo, tengo mucho trabajo en el despacho.—Mmm.Es lo único que sale de mi garganta y continúo durmiendo profundamente.Abro los ojos de golpe y frunzo el ceño al escuchar como tocan la puerta de mi habitación.—¿Quién es?Pregunto con poco tacto ¿A quién se le ocurre despertar a una mujer embarazada?—Soy el mayordomo del emperador señorita.Dice y arrugo la frente pensando que hace este aquí.Así que con cuidado me levanto de la cama, me cubro con un largo y modesto camisón para luego abrir la puerta al hombre que permanece de pies con rostro impasible.—¿Qué se le ofrece mayordomo?Le pregunto con algo de fastidio mientras bostezo.—Lamento interrumpir su sueño señorita…—De señorita no tengo nada… Señora para usted.Respondo mirándolo a los ojos y este asiente mirándome como s
ADELAIDA;Luego de que el emperador se marchara para hacer cosas que poco me importa, camino con dirección al patio de entrenamiento.Cuándo me voy acercando escucho los sonidos de espada y algunas que otras fuertes voces.—Mmm, al parecer me voy a entretener aquí.Pienso feliz y emocionada.Llego a un gran patio de entrenamiento y me quedo con la boca abierta al ver tantos hombre guapos juntos, con buenos músculos y pectorales que me dejan anonadada.—Mmm, vaya…Murmuro tomando asiento debajo de un árbol y observo todos esos cuerpos con atención mientras coloco una de mis manos en mi mentón analizando todo.Me concentro tanto que pierdo la noción del tiempo y del lugar en el que estoy, cuándo una voz hace que salte de mi lugar.—¿Qué es lo que miras con tanta atención?Escucho la voz de Raizel y mi corazón se dispara latiendo a toda velocidad.—Carajo Raizel… ¿Acaso quieres matarme?Le pregunto colocando la mano en mi pecho y este me mira alzando las cejas.—Mmm, límpiate ahí.Dice
ADELAIDA:El emperador se marchó al día siguiente, alegando que tenía algo importante que hacer y que no podía esperar.—No sé, pero ese emperador no me da muy buena espina.Menciona Lili mientras Marla Lili y yo damos un paseo por los alrededores de la manada.—No es buen gobernante, está haciendo un desastre en el reino, las mayoría de los habitantes están cruzando para este lado debido a la hambruna que está en los barrios más bajos.—Mientras que los más grandes toman todo para ellos… Son unos malditos.Menciono y las tres asienten de acuerdo.—Marla y Lili… Hay algo que debo decirles… Aún no se lo he comentado a nadie… Pero estoy más que segura que el emperador conoce el paradero de mi madre.Menciono y las tres nos detenemos.—¿El emperador? ¿Por qué lo dices?Pregunta Marla y respondo.—Tuve una conversación con él… Él sabe que la duquesa no es mi verdadera madre y habló de ella como si estuviera viva.Menciono pensativa.—Entonces eso hay que averiguarlo.Dice Marla.—¿Cómo?P
ADELAIDA:El doctor revisa que todo esté en orden para luego curar mi herida que no es muy profunda.—¿Todo está bien doctor?Pregunta Lili con preocupación y el doctor asiente.—La señora está en perfectas condiciones…Menciona, pero se detiene de hablar cuándo la puerta es abierta sin nada de delicadeza y por ella entra Bastián.—¿Por qué entras de esa manera? ¿Acaso no tienes educación?Le reclama Marla y este chasquea la lengua mientras me da una mirada como si quisiera decirme algo.—¿Pasó algo?Le pregunto y este asiente entrecerrando los ojos.—Les tengo la última noticia del momento señoritas.Habla como vieja chismosa y ya quiero saber que es.—Suéltalo Bastián, no me gustan los rodeos.Digo y este asiente acercándose más a nosotras.—¿A qué no adivinan con quién vi al alfa hablando?—¿Con una loba?Pregunta Marla y este asiente con media sonrisa y yo frunzo el ceño.—¿Qué mujer?Pregunto y su sonrisa se hace más grande.—Adivine luna…—¿Con la tal Beatriz?Pregunto y él asie
RAIZEL:Estoy en mi despacho con una sonrisa mientras pienso en lo agotada que dejé a mi ninfa después de una apasionada revolcada.—Alfa… ¿Me mandó a llamar?Dice Bastián entrando sin haber tocado.—¿Qué te he dicho de tocar?Pregunto mirándolo a los ojos y este baja la mirada para luego quejarse como un niño.—Alfa… Me duelen las manos de tanto tocar… ¿Usted sabe las veces que ya he entrado a éste despacho? Mis pobres manos están sufriendo por esa causa.Se queja y yo solo ruedo los ojos.—Es suficiente Bastián… Ahora quiero que me digas… ¿Por qué demonios le dijiste a Adelaida que estaba hablando con Beatriz?Su rostro deja de sonreír y dice.—Alfa, yo debo terminar la tarea que me encomendó… Ahora vuelvo…—No vas a mover ni un paso.Lo detengo y este me mira complicado.—Alfa… En verdad no fue mi intención… Yo…Levanto la mano y lo miro.—Nunca es tu intención Bastián, pareces vieja chismosa… La verdad es que deseo con toda mi alma que tu mate sea tan celosa que no te deje solo ni
ADELAIDA:Las tristes historias de las familias me dejaban un sabor amargo en la boca y no me puedo imaginar cuánta crueldad tiene ese maldito emperador para dejar a su gente así sufriendo.—Señora, la última persona va a pasar.Dice Bastián y suspiro asistiendo.—Adelante.Digo y por la puerta entra una joven de cabello rubio.Ella observa toda la sala mientras al parecer busca a alguien con la mirada.—¿Dónde está el alfa?Pregunta altanera y alzo las cejas.—La precensia del alfa no es importante cuándo aquí está su mujer.Le respondo y ella arruga el ceño.—¿Quién es su mujer? ¿Tu?Pregunta con burla y las chicas me miran con el ceño fruncido.—¿Algún problema con que sea yo?Le pregunto y ella se ríe llevando las manos a su boca.—Lo lamento… Verás… Pensé que el alfa elegiría a alguien más… Más… ¿Cómo lo digo sin que te sientas ofendida?Sus palabras me hacen sonreír y me inclino hacia ella con mi cuerpo.—¿Más qué? ¿Más fea? Por qué déjame decirte cariño, una mujer más hermosa y