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—¿Interrumpo? —la voz severa de Demetrius los sorprendió, Russell y Marina se alejaron de inmediato, mirando sus ojos que eran tan rabiosos, no podía quitar la mirada de Russell, él supo que ese hombre debía estar celoso, pero no creyó que tuviera razón para estarlo.—Espero que pronto Mady esté bien, y en casa, los veré después.—Gracias por todo, Russell.Él sonrió, y se alejó, Demetrius aún lo siguió con la mirada, sintiendo una rabia que lo consumía, no podía soportar la idea de perder a Marina.Demetrius fijó su mirada en ella.—¿Y ese abrazo? ¿Acaso era muy necesario? SI quieres un abrazo puedes pedírmelo a mí, ¿No lo crees?—¿Cuándo me ibas a decir que Sylvia espera un hijo tuyo? —exclamó Marina mordiendo cada una de sus palabras con una profunda rabia.Los ojos de Demetrius se abrieron enormes, no esperaba que ella le hablara sobre eso, nunca pensó que ella lo supiera.—Marina, ¿Cómo te enteraste?—¿Lo sabías? —exclamó con gran decepción, él podía notarlo, se desesperaba al sen
—¡No! No tengo hermanitos, solo una hermana, se llama Ady. Sylvia sonrió. —Pues no, yo seré la mamita del nuevo hijo de tu papito. —¡No! Mamita es la única, papito CEO solo quiere a mami, a nadie más. Sylvia se echó a reír, Mady la miró enojada —¡Vete, bruja! Vete. —Niña grosera, ¿Cómo me hablas así? Yo espero un bebé de papito CEO, y pronto, tú y tu hermanita, no le importarán más, él solo querrá a mi bebé, ustedes se irán muy lejos, nunca lo volverán a ver —la mujer chasqueó los dedos. Mady hizo un puchero y se echó a llorar —¡Yo quiero a papito CEO, siempre! La puerta se abrió y Marina entró, ver a esa mujer ahí le revolvió el estómago, pero ver a su hija llorando fue peor. —¡Mami, la bruja mala dice que ya no veré a Papito CEO! Sylvia sonrió burlona, pero la mirada de Marina se volvió gélida, salvaje. La mujer solo sintió cuando ella la haló de la nuca y la sacó de ahí. —¡Lárgate de aquí, malnacida! No te acerques a mi hija. —¡Maldita loca! ¿Quieres lastimarme para qu
—¡¿Que demonios crees que haces, madre?! —exclamó Demetrius furioso, viendo a la mujer con rabia. —¡Hijo! —Nada. Has cruzado el peor de los límites, y tú, ¡Te largas, ya mismo! —exclamó Demetrius, se veía tan furioso, como incluso la misma Marina no lo había visto. —¡¿Por qué haces esto, Demetrius?! ¿Acaso no te importa tu hijo? Demetrius la miró con rabia, y Sylvia chilló. —¡Eso tendrás que probarlo, mujer! Incluso si estás embarazada, deberás comprobar que es mío, solo así podré estar seguro, has mentido mucho en mi cara, y a todo el mundo, yo no creo en ti —sentenció Demetrius. De pronto, la mujer dio un traspié, e tocó el vientre y lanzó un quejido de dolor, tomando a todos por sorpresa. —¡Dios mío! ¿Qué te pasa, Sylvia? —¡No le pasa nada, madre! Ella solo está fingiendo sentirse mal, porque quiere hacerme sentir culpable, pero no lo vas a lograr, mujer. Sylvia volvió a lanzar un quejido, sollozando, Alana se asustó al ver que por sus piernas corría sangre. —¡Dios mío, es
—¿Y cuando puedo hacer una prueba de paternidad? Usted es mi doctor de confianza, ha atendido a la familia por años, quiero saber cuando podré saber si es mi hijo o no, porque no confío en esa mujer. Alana lo miraba impactada de su dureza. —Bueno… —el doctor titubeó, nervioso—. Esperemos, señor Demetrius, aún no se puede realizar la prueba de paternidad en sangre, hasta la doceava semana, pero, recomiendo que ella tenga más tiempo, con sus amenazas de aborto, podría empeorar. Demetrius se sintió frustrado. —¿Podrías esperar a que nazca? Será mejor. —De ninguna manera, madre, debo saberlo antes, sé que ahora se puede, la tecnología ha avanzado mucho, ¿Verdad, doctor? —Sí, pero, ahora esperemos un poco, Sylvia podrá salir en unas horas más tarde. —Bien, enviaré a una persona por ella, póngale a un par de enfermeras doctor, pagará para que la cuiden en la casa de la mujer. Alana le miró incrédula. El doctor asintió, los dejó solos. —¡Demetrius! ¿De verdad la dejarás sola en ese
Albert sostenía la mano de Leonor, estaban en el consultorio de la ginecóloga, sus ojos se encontraron fijamente. —¿Estás bien? —Tengo miedo —dijo Leonor hundiendo su mirada, él levantó su barbilla con su mano, observó sus ojos, sonrió al reflejarse en ellos. —No hay nada que temer, no estás sola, nunca más lo estarás, me quedaré contigo y con mi hijo. ¿Sabes? Yo también tengo miedo. Ella le miró con duda. —¿Tú tienes miedo? ¡Imposible! Él esbozó una sonrisa ligera. —¿Por qué lo dudas? De verdad, también tengo miedo, no soy tan seguro como lo aparento, desde niño, mi padre no hacía más que compararme, primero con Demetrius, luego con mi hermano Finn, si quería un poco de su apoyo debía demostrar que era mejor que ellos, para merecerlo. —Lo siento… —dijo Leonor al escucharlo, pensó que debía ser triste. Él tomó su mano. —No importa, no soy más ese hombre, quiero ser el mejor hombre para ti, quiero ser un buen padre para mi hijo, que tenga todo el cariño, mi apoyo, y que él pue
Demetrius y Marina llegaron al hospital con rapidez.Marina entró a ver a Leonor, la abrazó.—Estoy bien —dijo sentada sobre la camilla—. La doctora me revisó, estoy perfectamente bien y mi bebé también, no te preocupes.—¿Qué pasó?—¡Fue horrible, Marina! Anya enloqueció, disparó, nos amenazó, Kevin le disparó para salvar a Albert… ¡Ella murió! —dijo rompiendo en llanto.Marina la abrazó con fuerzas, besó su frente.Demetrius y Albert estaban en la comisaría, junto a Kevin.Arreglaron todo para que no se acusara a nadie de la muerte de Anya, y consideraron declararla legítima defensa.—Se volvió loca, me siento culpable —dijo Albert con la mirada hundida.Demetrius le dio una palmada suave en el hombro.—No digas tonterías, Albert, esa mujer tuvo la culpa, intentó matarte a ti, a Leonor y a tu hijo, ¿Por qué? Por una m*****a ambición, ella estaba mal, tuvo lo que merece, olvídate de ella, ahora solo concéntrate en Leonor y tu bebé.—Le propuse matrimonio íbamos a celebrarlo, y pasa es
Demetrius tomó sus manos entre las suyas, su mirada era tan triste, que lograba doblegarla. —Marina, por favor, no lo hagas, no me abandones ahora que cas logramos ser felices, sé que cometí mi peor error, he estado equivocado por tanto tiempo, pero, estoy aquí, te amo, sueño con ser tu esposo, con verte a mi lado en el altar, nuestras hijas sonriendo, hagámoslo real, por favor. Marina bajó la mirada, no tenía fuerzas para negarse a él, ella también lo amaba con locura, también soñaba con ser su esposa, casi desde el primer momento en que lo vio, desde entonces, y hasta ahora, lo había amado con locura, guardando su corazón, su alma y su cuerpo, solo para él. Ella acunó su rostro, lo miró con fervor. —Te amo, tengo tanto miedo de perderte, me duele no ser yo quien te dé otro hijo, pero no me importa, porque no puedo dejar de amarte, porque te necesito a mi lado —ella lo besó con ardor, lo besó con ansias locas, con deseo y ganas. Necesitaba del sabor de sus labios, necesitaba ser
—Hola, mi amor, Russell vino a visitarnos para ver cómo estaba Mady, los niños ahora estaban jugando en la habitación. —¡Qué bien! ¿Y también estaba en sus planes ofrecer un puesto de trabajo, señor Hesmer? Él sonrió. —En realidad, no, me enteré de que Marina necesita un trabajo, y bueno, yo necesito una asistente, además, ella es una mujer confiable, podríamos trabajar y hacerte un horario flexible, por ejemplo, de diez de la mañana a tres de la tarde, me parece justo. Demetrius sintió rabia. —¡Imposible! ¿Olvidas que tenemos dos hijas? Ella tiene que cuidarlas, así que, es difícil, pero, ella puede pensarlo. Marina miró a Demetrius con disgusto. —Bueno, mis hijas antes eran cuidadas por mi hermana, pero, es que ella está ahora embarazada, sé le va a dificultar, y mi suegra, ella tiene una ocupación muy importante en este momento, podríamos solicitar una niñera, pero… —¡Imposible, amor! ¿Cómo podríamos conseguir a una niñera confiable? Eso es difícil, ahora —aseveró Demetrius