Fuego cruzado― ¡No me importa! ―le dejó en claro Logan con un dejo de furia que no se disimulaba de ninguna manera.Alan estaba de cierta manera acostumbrada a lidiar con el mal genio de su jefe, aunque casi nunca este genio iba dirigido a él como ahora mismo.― ¿Cómo es capaz he de decir algo así? Se trata de Nina, señor.― ¡Maldición! ¡¿Qué parte de que no me importa nada, es la que no entiendes?! No debiste interrumpirme de esa manera.Alan se quedó pasmado al escuchar a su jefe reclamarle de esta manera. Él aún permanecía en el umbral de aquella puerta mientras a Logan se le veía con ánimos de salir corriendo detrás de su Luna.― ¿Todo esto es por ella?La pregunta del Beta fue una punzada en el ánimo de Logan; una afrenta que desbarató el poco control que había quedado en la cabeza de su jefe. Para ese punto, ninguno de los dos estaba en sus plenas facultades emocionales.― ¿Y que si lo es? ―le respondió Logan con un fervor inesperado mientras le atravesaba con una mirada retado
Consumación― ¿Y si son celos cuál es el maldito problema? ―Logan respondió, dejando que su ímpetu despuntase sin ningún tipo de vergüenza.El alfa había despertado de golpe al desenfreno mismo de sus instintos más primarios, él estaba conociendo lo que sus ancestros habían anhelado en secreto, ocultándose detrás del odio irrefrenable; él, habiendo desdeñado de ese odio, ahora podía beber de la fuente del placer.―Creo que es algo que me gusta ―respondió Eva sintiendo que sus entrañas ardían de fervor al escuchar como Logan le decía aquello con ese brillo de fuego encendido en su mirada―… solo que usted no tiene nada que temer: La anciana lo dejó bien en claro, yo soy su Luna y usted es mi alfa.Logan sonrió de manera soberbia. Escuchar aquella frase de boca de esa chica de pómulos altos y tez lozana, le hacía sentirse en la cima del mundo, pero para remarcar su territorio, tomó el libro de la mano de Eva, ese que versaba sobre el tema de los betas, y le dijo:―Entonces esto no lo ne
A la luz de la lunaEn el centro de la habitación se encontraba un tragaluz que permitía que los rayos de esa luna nueva que aún resplandecía en lo alto del cielo, inundase con su luz prístina el centro de aquella habitación.Logan había llevado a Eva hasta el borde de ese escritorio donde estaba sentada siendo bañada por la luz de esa luna.Eva estaba extasiada por ese sentimiento de voluptuosidad y de entrega, que, sin ser capaz de comprender, se estaba adueñando de sus sentidos.―Tomaré lo que me pertenece ―le había dicho Logan sin que esto significase algún tipo de atenuante para la furiosa pasión que a ella le colmaba; por el contrario, le excitaba entenderse como una pluma siendo llevada por la furia de ese huracán que era Logan.―Tómeme ―le dijo ella cerrando sus ojos y colocando su mano en la nuca de él cuando el «Lobo» comenzó a besar su pezón izquierdo.Logan se sentía como su cuerpo se adaptaba cada vez más presuroso a ese hervor que le hacía entregarse sin ningún comedimie
Toda la noche.—Eva —le dijo Logan llamándole por su nombre.Eva se dejó caer sobre la mesa.El momento había sido demasiado para contenerse pro nada del mundo. Ella ya le pertenecía a su alfa y él le pertenecía a ella. Un beso, había sido más que suficiente para comprobar esto―No pares ―le suplicó ella cuando vio que Logan había tenido cuidado por aquella expresión de dolor que se le había marcado en el rostro a ella.―No quiero dañarte ―le dijo él con ternura.―Sé que no lo harás ―le dijo ella sin poder mirarle. Sus ojos estaban cerrados, pues el embate del placer que sentía era explosivo.La primera incursión de Logan había arrancado un grito de su garganta, ya luego el cuerpo de Eva se había ido adaptando para acoplarse al tamaño de él.Logan le había susurrado al oído aquella peculiaridad: Los de su especie se diferenciaban de los humanos ordinarios por varios detalles y el tamaño de su falo era uno de esos. Eva no alcanzó a entender las implicaciones de esto hasta que tuvo la o
Colisión― ¿Estas personas son como tú? ―Eva realizó la pregunta en medio de la estupefacción que se llevó, apenas bajó del coche con la ayuda de Logan, quien no manifestaba en su rostro buenas sensaciones.―Si ―respondió el alfa, quien ahora no rehuía a mostrarse atento y cercano con Eva, pero aquella situación estaba complicándose más de lo esperado―… esta es mi manada.Eva quedó boquiabierta cuando escuchó a Logan confesarle esto.Ella había escuchado con atención mientras Logan aprovechó el viaje para ponerle al tanto de detalles específicos sobre su manada; ahora tenía la oportunidad de conocerla.―Yo soy el alfa y eso hace que sobre mí recaiga el dominio y la autoridad de todo asunto que competa a nuestra raza y organización… pero también me hace responsable de velar por muchas cosas.― ¿Qué cosas?… ¿Odiarme a mí, por ejemplo? ―le preguntó Eva mirándole de soslayo, a lo que Logan respondió con una explicación que no le hacía mucha gracia después de haberse entregado por completo
Descontrol― ¡Es una traición! ―Gritó uno desde atrás.― ¡No podemos permitirlo! ―susurró uno de los jóvenes.― ¡El alfa puede hacer lo que le dé la gana! ―exclamó uno a su lado.― ¡Es una deshonra! ―bufó otro.― Ustedes están locos ―concluyó otro joven.Los ánimos estaban tan caldeados que poco importó para ellos el asunto de la enfermedad de Nina, a Logan, en cambio, era una cuestión que le importaba y mucho, pues Eva había tenido aquella premonición que no presagiaba nada positivo.Un par de sujetos rodearon a Frank y le ayudaron a levantarse, otros, por el contrario, se había puesto del lado de Logan. Por primera vez en mucho tiempo la estabilidad de la manada se había visto comprometida y Logan no tenía cabeza para calmar los ánimos.Alan se apresuró y se colocó del lado de su jefe y asumiendo el derecho de palabra, les dijo:― ¡Imbéciles! ¿A caso no se dan cuenta? ¡Nuestra madre está allí adentro sufriendo algo que no comprendemos! ¡¿Y ustedes pretenden pelear por una nimiedad
Conversaciones complicadas― ¿Qué sucede? ¿No se supone que eres inmortal?Logan se quedó impresionado por ver el estado realmente crítico en el que se encontraba Nina. La anciana estaba recostada sobre su camastro, con los ojos entrecerrados y un pañuelo blanco y húmedo sobre su frente. La piel de Nina en ese momento era más blanca que el pañuelo que tenía encima.―La inmortalidad la inventamos cuando no me morí en los últimos mil años… pero nadie sabe en realidad si es que solo muero un poco más lento.Logan disimuló el impacto que estas palabras tuvieron en su ánimo.El alfa no había conocido a su madre humana. Desde hacía unas cuatro generaciones incluso se había instaurado eso como una regla no escrita dentro de la manda. Las humanas le daban un hijo varón al alfa y ellos se los llevaban para que fuese Nina quien les criara.Nina, aunque Logan se negaba en reconocerlo por su inútil orgullo, era una persona importantísima en su vida.―No digas estupideces ―bufó Logan con desgano c
Tensión en el paraíso.―Sabes que no es correcto.―No me importa lo que sea correcto, señorita… solo quiero saber una cosa ―Alan comenzó a destrabar su alma, dejando que las preguntas fluyesen de lo más hondo de su angustia con un tono descontrolado.Eva no se sentía segura. Ella estaba en un trance donde sus pies descalzos parecían caminar sobre un terreno inestable.―Alan… no sé.―Solo respóndame lo que necesito saber… solo esto le pido.Eva había desviado la mirada, pero Alan se había deshecho de todo miedo y limitante; él ahora solo era un hombre, por esos escasos segundos dejó de ser el segundo lobo de la manda, por un segundo de eternidad inusitada dejó de ser el beta que daría la vida por su señor y se atrevió a ser y a actuar por sus propios intereses.Alan le tomó el rostro de Eva, colocando con delicadeza sus dedos debajo de la quijada de ella haciendo que sus ojos volvieran a cruzarse. Entonces, sin esperar a que ninguno de los dos dijese algo más que pudiese destronar esa