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Cuando Liliana abrió los ojos, lo primero que vio fue el techo blanco de esa habitación, no sabía en donde estaba, por un instante no supo nada de sì misma, hasta que, al cabo de un segundo, los recuerdos volvieron a ella como un torbellino. Abrió ojos enormes, cuando mirò frente a ella esa figura. El hombre sentado en una silla, con piernas abiertas, sus codos se apoyaban en cada pierna, y su barbilla estaba sobre sus manos, mientras la admiraba, con ojos grandes y atentos. Liliana sintió un miedo, un frío que la congeló, no era su Demian, si hubiese sido él, seguro de que no sentiría ese miedo que ahora sentía. —¿Azael? ¿Qué quieres? ¡Yo…! ¡Yo no le hice daño a tu madre, lo juro! ¡Lo juro, por favor, déjame ir! —exclamó El hombre esbozó una sonrisa, que de pronto le pareció sarcástica a la mujer. —Lo sé, ya sé que tú no lastimaste a mi madre, fue Brenda la culpable de todo, ella fue la causante de que tu sufrieras, pero ya nunca más volverá a dañarte… —Ella me dañó, pero tú ta
—¡¿Cómo que no saben donde está?! ¡búsquenla, ahora! Demian sintió mucho miedo, Norton le dijo que le ayudaría a buscarla, y llamó a sus hombres. Pero, Demian salió desbocado sin decir nada más. Él estaba convencido de que había un culpable en esto, y ese tenía por nombre Azael Salvador. Demian fue con sus hombres, al llegar, pidió a sus guardias que dispararan contra los guardias de Azael Salvador, por lo que dejaron abatidos a sus hombres, entró empujando la puerta, los empleados estaban muy asustados, y Azael, que estaba ahí, en la habitación de su madre, bajó la escalera a toda prisa, al escuchar tal escándalo. —¡Loco, maniático! ¿Qué crees que haces? Demian apuntó al hombre en la cabeza. —¿Dónde está mi esposa? No me digas que no lo sabes, sè que tú la tienes, y no por su voluntad, Liliana no quiere estar contigo, ya sabe la clase de basura que eres. Azael le mirò con furia, pero sintió que sus palabras eran ciertas, recordó la forma en que Liliana lo miraba, como si no lo
—¡Liliana! ¿Dónde estás? —No lo sé, él me secuestro. —¿Quién? —¡Azael! Espera, yo, te enviaré la dirección. Liliana le envió su ubicación, mientras la mujer estaba revisando por la mirilla de la puerta. Comprobó que era un vecino. La mujer salió y se encontró con el hombre. —¿Qué pasa, vecino? —Escuché unos gritos, y el sonido de la ambulancia que venía del faro, parece que algo malo está ocurriendo, pero quería saber si usted tenía conocimiento de algo. La mujer estaba nerviosa. —No sé nada —respondió y entró a casa. Mirò a la joven. Liliana estaba muy asustada. —Mi esposo ya viene en camino, juro que en cuánto llegue, èl le dará dinero, por favor, tenga piedad y déjeme estar aquí mientras llega. La mujer la mirò, tenía algunas manchas de sangre sobre la roa maltrecha. asintió más por compasión que por miedo. Liliana rezaba porque Demian apareciera. Azael logró salir del faro, y caminó sin un rumbo aparente, sentía tanto dolor, deambuló por la playa, hasta que cayó al
Demian llegó a ese hospital, uno de sus guardias le informó que ese hombre estaba ahí. Pronto supo en que habitación hallarlo, logró colarse, sobornó a varias enfermeras, hasta poder entrar. Entró despacio y mirò al hombre ahí, recostado, débil y con el ojo parchado, le dijeron que había perdido el ojo izquierdo. Demian no pudo evitar sentir que se lo merecía, se acercò muy despacio, casi sin respirar, ni siquiera quería hacer ruido, se puso delante de él. Lo apuntó con el arma. Azael Salvador abrió su ojo y lo mirò con temor. —¿Vas a matarme? Hazlo, hazlo rápido, ya, por favor. —Intentaste dañar a mi esposa. —Y también quería matar a tu hijo, sì, hice todo eso, ¿y qué? Vamos, mátame, porque si no lo haces, iré por ella, Liliana era mía, tú le endulzaste el oído, pero ella era mía, me la robaste. Demian sintió rabia, odio por ese hombre. La puerta se abrió y Norton lo detuvo. —Basta, sal, sal ahora mismo. Azael lo mirò de reojo, ese hombre le pareció familiar, pero no supo
Al día siguiente. Azael se levantó de su cama, caminó hasta el cuarto de baño, se mirò en el espejo, tenía el ojo parchado. Pero, cuando lo quitó y vio eso, lanzó un grito. Sintió rabia. Las enfermeras se apuraron a socorrerlo, pero Azael estaba demasiado agresivo, tuvieron que sedarlo, llamando a enfermeros para que socorrieran. Finalmente, el hombre fue recostado, y se quedó inmovilizado, las enfermeras salieron. «¿Qué me hiciste, Liliana? Mira lo que me hiciste, no vas a irte, y olvidarte de mí, te aseguro que te acordaras de mí, estaré grabado en ti, te aseguro que algún día pagaras por todo esto, te encontraré», pensó Cuando Liliana despertó, observó a Demian haciendo su valija, él la mirò, sonrió. —¿Lista para irnos? Ella asintió, sonrió. —Sì, ¿de verdad tu familia me querrá a mí y a Carlitos? Él asintió. —Te amarán, porque tú eres mi alegría. Liliana sonrió, se levantó y fue a darse un baño, soñaba con desesperación sobre cómo sería la familia de Demian, pensó en su
Alana miraba a la chica de arriba abajo con desdén y antipatía. Liliana sintió un peso en su corazón, bajó la mirada. —¡¿Qué has dicho?! ¡Ella no es ninguna criada! Es mi esposa, Liliana Vicent, mi esposa. Demian le dio la mano a su mujer y la puso ante su madre. Alana retrocedió, cuando escucharon que un vaso se hacia añicos en el suelo. La joven que lo traía estaba perpleja con ojos enormes, al borde de las lágrimas. —¡¿Tu… esposa?! ¿Qué clase de broma burda es esta, Demian? ¿Te casaste sin informar siquiera a tu familia? Liliana temblaba, tuvo mucho miedo de ser rechazada, tanto que Carlitos al escucharlo se abrazò a sus piernas temerosa. —Mami, ¿Por qué hablan como si gritaran? Mami, ¿papito está enojado? Tengo miedo, mamita. Liliana cargó al niño en sus brazos. Alana que escuchó todo levantó las cejas con estupor —¿Y este niño? ¿Quién es? Ah, ¿escogiste a una mujer con hijos ajenos? Demian la mirò con ojos pequeños, mientras Demetrius no daba crédito a lo que su mad
Demetrius y Demian estaban en el despacho. —¿Y qué tal Firuze? Demian negó. —Mejor no hablemos de eso. —¿Te has retirado de lo otro? —exclamó su hermano con intriga —Claro que sì, nunca volveré a ser lo que era antes, quiero ser un buen hombre para mis hijos. Demetrius sonrió, se levantó y tocò su hombro. —Eso pasa cuando eres padre, piensas mejor que antes, es como si tuvieses un sentido arácnido, quiero decir, comienzas a ver los peligros que antes te parecían burdos. Demian asintió. —¿Y cómo va la empresa? Demetrius lanzó un suspiro cansado. —Sabes que hemos tenido problemas, claro que sì, con la pandemia, las reestructuras, todas las empresas han tenido sus problemas, pero estamos recuperándonos, Marina me ayuda en el departamento de recursos humanos, somos un buen equipo. Tendremos un socio pronto, hermano, Albert decidió vender su parte de acciones de Vicent Company. Demetrius estaba estupefacto. —¿Y eso? —Bueno, ya ves que en un principio quería unir la empresa, pe
Al día siguiente. Alana estuvo enojada todo el día anterior, pero de vez en cuando, escuchaba las risas de la familia, vio a todos en el jardín, sus hijos, sus esposas y sus nietos, jugando felices, incluso Liv estuvo con ellos. Cuando la joven fue a su habitación recibió una fuerte reprimenda. —¿Por qué tenias que hacerte amiga de la pueblerina esa Liliana Mars? ¿Y por que tienes que estar tan cerca de Marina? ¿acaso no viste lo grosera que ha sido conmigo? Liv agachó la cabeza. —Lo siento, señora. Alana aceptó sus disculpas, en el fondo tenía aprecio y apego con Liv, le recordaba a su mejor amiga Eunice, cuando eran jóvenes, Eunice era como su hermana menor, pero con el tiempo se distanciaron, luego de que Eunice murió hace meses Alana acogió a Liv porque necesitaba ayuda, aunque Alana adoraba Eunice, también era cierto que esa mujer le robó a su gran amor, un hombre tan pobre que ella adoraba cuando era sirviente, pero Alana al volverse amante del señor Vicent, tuvo que abando