El sol comenzaba a regalar sus primeros rayos de luz matutina, los sirvientes que habían llegado la gran mansión Dupont para complacer las necesidades de todos, murmuraban entre los amplios patios y pasillos del lugar, las sirvientas más atrevidas, se intercambiaban rumores sobre los afectos que su amo demostraba con gran entereza por la bella y amable rubia que había llegado como invitada a la gran mansión, Belmont mantenía el ceño fruncido, había pasado gran parte de la noche meditando en silencio sobre lo que estaba por venir...su amor por Ceres, el de Auguste…la obsesión de Eros Dagger por su propia hermana...una horrorosa tormenta estaba por desatarse y él debía de estar listo, meditando sus propias sospechas sobre el plan de Eros por obtener aliados que los despojasen a ellos de su liderazgo, pensó en adelantarse a su acérrimo enemigo, el mismo buscaría a esos hermanos perd
El tic tac del reloj en la habitación, resonaba en medio del absoluto silencio de la noche, lejanos ecos de voces pertenecientes a la servidumbre, llegaban desde las cocinas en aquel viejo departamento, la opulencia que se podía admiran aun en medio de las penumbras, dejaba al descubierto toda una vida de grandes placeres e ilícitos donde dejo que la sangre corriera y se derramara una y otra vez todo en nombre de mantener un estilo de vida de excesos y cuentas repletas de dólares que ni en diez vidas una persona normal podría terminar de gastarse…todo aquello en lo que siempre creyó, por lo que siempre peleo, se había convertido en nada…todo cuando realmente llego a aprender a amar, le había sido arrebatado como una consecuencia, tal vez aquel karma del que algunos jóvenes solían hablar…tal vez un castigo divino de un Dios en el que nunca creyó…se había queda
Los vientos gélidos saludaban a la rutinaria mañana, el viento fuera de los ventanales en su habitación con los Dupont mecía con fría gentileza las copas secas de los árboles, la nieve, caía con suavidad sobre el pasto amarillento en los jardines de la mansión, era la mañana del 24 de diciembre, noche buena y Ceres se sentía tan desolada por su medio hermano que no sabia que hacer para remediarlo.Los helados vientos de invierno mecían la naturaleza muerta en los jardines de aquella mansión que alguna vez represento el sueño de Adam Dagger…todo había cambiado…su padre se había ido sin lograr cumplir con aquel deseo…mirando aquella solemne y solitaria edificación, Eros sentía una furia infernal ardiendo en su interior…todo había cambiado…él no era el único Dagger…y Ceres era su media hermana.<
La noche fría de navidad se había tornado demasiado seria, solos, en los aposentos que habían comenzado a compartir, Ceres y Auguste se miraban el uno al otro sin animarse a hablar primero, era el momento de decirle la verdad, aunque aquella hermosa rubia ni siquiera le había cuestionado la razón de aquella mordida que le dio bajo la luz de la luna en su primer apareamiento, estaba marcada, era suya y le pertenecía, y tenia derecho a saber la verdad después de todo.– Se que lo sabes, no te he dicho la verdad sobre quien soy y que soy en realidad, mi familia, los Dupont, por más ridículo e increíble que sea, no somos igual que el resto, lo mismo pasa con Fortier…y yo…yo no sé cómo decirte esto – dijo Auguste con nerviosismo.Ceres sonrió con compresión, suponía que no era nada sencillo para su amado piel canela decir la verdad sobre su natu
El aroma a rosas en Le Rosey se había perdido, los hermosos jardines coloreados de rojo y blanco se habían cubierto de una fina capa de helada nieve, el vaivén de las personas, sin embargo, era el mismo de siempre, Ceres regresaba a la famosa y elegante cafetería después de semanas enteras sin asistir, sin embargo, lo hacía únicamente en compañía de su soledad…Auguste se había aislado, no deseaba hablar con nadie…ni siquiera con ella…algo había cambiado tan repentinamente de un día para otro que no lograba entenderlo.– Buenas noches, veo que ese idiota principito aún no ha salido de su habitación – saludaba Belmont Fortier, que llegaba días atrás con buenas noticias, pero en medio de terribles acontecimientos, aquello que había estaba temiendo, estaba ocurriendo ya, Auguste había comenzado a perder la razón como
El humo del cigarrillo se perdía en formas difusas en el viento gemido de esa mañana, los hermosos jardines de la mansión Fortier se hallaban cubiertos de nieve, un vaivén de poca servidumbre aún se movía de aquí para allá en los pasillos de su hogar, solo aquellos a los que André consideraba más capacitados se habían quedado…aun esperaba un ataque de parte del cruel heredero Dagger, y no podía bajar la guardia…su esposa se había marchado junto a su querida amiga Ekaterina…Ceres no las había seguido, y era de suponerse, su pequeño hermano aún estaba en manos del desalmado adonis pelinegro.El cielo estadounidense, poco o nada era parecido al de Brasil que tenía demasiados años sin poder admirar, sus recuerdos viajaron hasta las hermosas playas de Rio de Janeiro, Copacabana siempre fue su predilecta, lugar donde muchas de sus primer
El viento gélido rugía con ferocidad, azotando sin piedad los cristales de los ventanales, una anticipada tormenta invernal se había desatado dejando carreteras y paramos cubiertos de nieve, era la décima vuelta que daba alrededor de su estudio por esa tarde, no existía nada que pudiese calmar su creciente ansiedad,su padre había desaparecido, se habían encontrado rastros de muy hábiles intrusos que se colaron hasta los aposentos de André Fortier y señales de forcejeo.– ¡Maldición! – Belmont golpeaba el fino escritorio de madera de roble.– Debes tranquilizarte, no ganaras nada rompiendo el mobiliario – decía una morena y poderosa mujer.– Basta, tú no sabes cómo me siento ni tampoco creo que te importe, Tormenta Rusa, lamento decepcionarte, pero no me casare con tu hija, y justo ahora no tengo tiempo de una pelea contigo &
El filete frente a él lucia apetitoso, la opulencia que lo rodeaba era tal como sentía merecerla, desde su temprana niñez lo había tenido todo, nunca nada había hecho falta, sabía que si arrojaba aquel filete al suelo un sirviente acudiría de inmediato a limpiar su desastre sin siquiera mirarle a los ojos, sometido a su voluntad como todos los que lo rodeaban, si lo culpase, el infortunado criado no tendría más opción de aceptar una culpa que no le correspondía, si le ordenaba recoger con los dientes su desastre y limpiar con su lengua lo derramado él tendría que hacerlo, denigrarse a sí mismo por capricho suyo…aquella sensación, el poder que tenía sobre otros, saberse con el destino de aquellos inútiles e infames en sus manos lo había llegado a complacer…siempre había encontrado divertido humillar a otros y reafirmar su poder sobre ellos
El largo trayecto hacia el territorio enemigo se volvía cada vez más lento…los prados cubiertos de nieve lucían desolados, marchitos…no ayudaban a calmar su creciente ansiedad…no sabía que esperar a pesar de conocer lo suficiente los sucios trucos de Eros Dagger, ¿Su padre seguiría con vida? Estaba casi seguro de que era de esa manera, Eros no disfrutaba en sí mismo de un asesinato, era el dolor que desataba con ello donde aquel maniático enfermo encontraba placer…el rostro candado de Thomas, el protegido de Adam, reflejaba aun en el los estragos de su noche con Eros, el dolor y sufrimiento que le había hecho atravesar aún se notaba plasmado en su cara…lo había forzado a ver como su única y amada hermana era masacrada y abusada en todas las maneras posibles…según su relato, lo forzó a rogarle piedad para su hermana en el frio abrazo de la muerte