El viento gentil se sentía más cálido que en días anteriores, los jardines en la mansión Dupont se habían vestido con una ligera capa de nieve, estatuas de ángeles y arbustos que parecían formar un pequeño laberinto conformaban parte de estos, era un jardín muy romántico, diferente a los que había en el hogar Fortier, la mansión Dupont se erigía orgullosa justo al centro de su extensa propiedad, era una construcción renacentista bellísima, aquel lugar parecía sacado de un cuento, Ceres no podía evitar admirar aquel esplendor que la rodeaba, era como vivir en un hermoso castillo de hadas.
– Buenos días hermoso gorrión, veo que disfrutas mucho de la vista de mi mansión, no te culpo, es ciertamente un lugar muy bello – dijo un hombre mayor con apariencia de mayordomo sorprendiendo a Ceres.
Aquel hombre parecí
El sonido de la tiza sobre el pizarrón sonaba como un eco lejano que se perdía en medio de sus muchos pensamientos, ella escribía sin parar un sinfín de notas una y otra vez sin detenerse, los alumnos bostezaban al tiempo que intentaban copiar en sus cuadernos cada palabra escrita en la pizarra, Ceres, sin embargo, se hallaba completamente absorta en sus memorias de lo que había ocurrido entre ella y Auguste hacia solo una semana atrás, la nieve fuera de las ventanas de su salón de clases en el museo caía despacio, en un vaivén lento que se balanceaba a la par del helado viento, era el mes de diciembre, el museo y toda la ciudad se había vestido de los colores típicos de la temporada, un desfile de luces blancas y adornos en rojo, dorado y verde, resaltaban la belleza muerta en los jardines y los grandes pilares dentro del recinto, había un árbol navideño dentro del aula donde daba sus
El viento helado recorría los páramos desolados y oscuros de su vieja propiedad, trayendo consigo recuerdos memorables de su tierna infancia, Auguste se sentía melancólico por todo aquello que venia pasando, añoraba mas que nunca a la madre que había perdido hacia tantos años atrás, después de aquello, había vagado como un lobo solitario por los bosques nevado buscando la muerte, muerte que nunca encontró…en su forma de lobo, ahora, su vida había cambiado, la había marcado, Ceres Gultresa ahora era suya y nadie podía impedirlo.Belmont meditaba, en sus aposentos, podía olerlo, el aroma de Ceres y Auguste se había mezclado, aun cuando ninguno había dicho nada, era mas que evidente lo que estaba pasando, él la había marcado…como su hembra elegida.La noche llego de prisa y Ceres apoyaba sus brazos en el balc&oacu
El sol comenzaba a regalar sus primeros rayos de luz matutina, los sirvientes que habían llegado la gran mansión Dupont para complacer las necesidades de todos, murmuraban entre los amplios patios y pasillos del lugar, las sirvientas más atrevidas, se intercambiaban rumores sobre los afectos que su amo demostraba con gran entereza por la bella y amable rubia que había llegado como invitada a la gran mansión, Belmont mantenía el ceño fruncido, había pasado gran parte de la noche meditando en silencio sobre lo que estaba por venir...su amor por Ceres, el de Auguste…la obsesión de Eros Dagger por su propia hermana...una horrorosa tormenta estaba por desatarse y él debía de estar listo, meditando sus propias sospechas sobre el plan de Eros por obtener aliados que los despojasen a ellos de su liderazgo, pensó en adelantarse a su acérrimo enemigo, el mismo buscaría a esos hermanos perd
El tic tac del reloj en la habitación, resonaba en medio del absoluto silencio de la noche, lejanos ecos de voces pertenecientes a la servidumbre, llegaban desde las cocinas en aquel viejo departamento, la opulencia que se podía admiran aun en medio de las penumbras, dejaba al descubierto toda una vida de grandes placeres e ilícitos donde dejo que la sangre corriera y se derramara una y otra vez todo en nombre de mantener un estilo de vida de excesos y cuentas repletas de dólares que ni en diez vidas una persona normal podría terminar de gastarse…todo aquello en lo que siempre creyó, por lo que siempre peleo, se había convertido en nada…todo cuando realmente llego a aprender a amar, le había sido arrebatado como una consecuencia, tal vez aquel karma del que algunos jóvenes solían hablar…tal vez un castigo divino de un Dios en el que nunca creyó…se había queda
Los vientos gélidos saludaban a la rutinaria mañana, el viento fuera de los ventanales en su habitación con los Dupont mecía con fría gentileza las copas secas de los árboles, la nieve, caía con suavidad sobre el pasto amarillento en los jardines de la mansión, era la mañana del 24 de diciembre, noche buena y Ceres se sentía tan desolada por su medio hermano que no sabia que hacer para remediarlo.Los helados vientos de invierno mecían la naturaleza muerta en los jardines de aquella mansión que alguna vez represento el sueño de Adam Dagger…todo había cambiado…su padre se había ido sin lograr cumplir con aquel deseo…mirando aquella solemne y solitaria edificación, Eros sentía una furia infernal ardiendo en su interior…todo había cambiado…él no era el único Dagger…y Ceres era su media hermana.<
La noche fría de navidad se había tornado demasiado seria, solos, en los aposentos que habían comenzado a compartir, Ceres y Auguste se miraban el uno al otro sin animarse a hablar primero, era el momento de decirle la verdad, aunque aquella hermosa rubia ni siquiera le había cuestionado la razón de aquella mordida que le dio bajo la luz de la luna en su primer apareamiento, estaba marcada, era suya y le pertenecía, y tenia derecho a saber la verdad después de todo.– Se que lo sabes, no te he dicho la verdad sobre quien soy y que soy en realidad, mi familia, los Dupont, por más ridículo e increíble que sea, no somos igual que el resto, lo mismo pasa con Fortier…y yo…yo no sé cómo decirte esto – dijo Auguste con nerviosismo.Ceres sonrió con compresión, suponía que no era nada sencillo para su amado piel canela decir la verdad sobre su natu
El aroma a rosas en Le Rosey se había perdido, los hermosos jardines coloreados de rojo y blanco se habían cubierto de una fina capa de helada nieve, el vaivén de las personas, sin embargo, era el mismo de siempre, Ceres regresaba a la famosa y elegante cafetería después de semanas enteras sin asistir, sin embargo, lo hacía únicamente en compañía de su soledad…Auguste se había aislado, no deseaba hablar con nadie…ni siquiera con ella…algo había cambiado tan repentinamente de un día para otro que no lograba entenderlo.– Buenas noches, veo que ese idiota principito aún no ha salido de su habitación – saludaba Belmont Fortier, que llegaba días atrás con buenas noticias, pero en medio de terribles acontecimientos, aquello que había estaba temiendo, estaba ocurriendo ya, Auguste había comenzado a perder la razón como
El humo del cigarrillo se perdía en formas difusas en el viento gemido de esa mañana, los hermosos jardines de la mansión Fortier se hallaban cubiertos de nieve, un vaivén de poca servidumbre aún se movía de aquí para allá en los pasillos de su hogar, solo aquellos a los que André consideraba más capacitados se habían quedado…aun esperaba un ataque de parte del cruel heredero Dagger, y no podía bajar la guardia…su esposa se había marchado junto a su querida amiga Ekaterina…Ceres no las había seguido, y era de suponerse, su pequeño hermano aún estaba en manos del desalmado adonis pelinegro.El cielo estadounidense, poco o nada era parecido al de Brasil que tenía demasiados años sin poder admirar, sus recuerdos viajaron hasta las hermosas playas de Rio de Janeiro, Copacabana siempre fue su predilecta, lugar donde muchas de sus primer