—Bueno, ya era hora de que despertaras.—
Habló otra persona o.. si así se le podía llamar pues parecía ser un muchacho más joven que el anterior visto, este parecía tocarle su mejilla sin ningún tipo de intención por respetar el espacio ajeno del contrario aunque cabia decir que también poseía las carácteristicas de las otras criaturas que había visto antes pero por otro lado este chico tenía pelo rojizo y dos grandes astas de color negro pareciendo menos intimidante que todos los anteriores.
Esta vez el muchacho de nombre Jasper no parecía encadenado, mucho menos en una jaula, estaba libre completamente sobre lo que parecía ser el suelo. Rápidamente echaría un vistazo a su alrededor notando que el cielo se encontraba de un color rojizo al igual que casi el entorno en general que parecía estar bastante deprimido.
—¿Que es esto ?—Preguntó al unisón que se levantaba algo distraído, mirando hacía sus lados disponiendose a caminar al lado del desconocido que parecia ser su única guía en esos momentos.
El demonio de su lado se encogio de hombros para así pensar en lo que diría. — ¿Acaso te lo esperabas mas horrible, lleno de gritos y con fuego en todos lados? Esto es el infierno, sí, aunque no lo creas. La mayoría de los nuevos siempre preguntan cosas de este estilo. —
—¿Estoy soñando? — Preguntó Jasper al no ver una una respuesta de su ajeno centrada a lo que había preguntado anteriormente.
— Oh, me temo que no, estas tan vivo aquí como lo estabas en la tierra. — Soltó una pequeña risa mientras caminaba sin hablar demasiado.
Le siguíó mientras observaba a sus lados, notando como parecía una extraña ciudad bajo tierra pero con la ligera diferencia de que estaba desierto por ahora y no había edificios. Todo era casi exactalmete igual como la tierra con la ligera diferencia de que tenía tonalidades mas grises y más tristes de lo que recordaba que antes mencionó. Los pisos estaban hechos de tierra, ahí a lo lejos se podían ver caminar algunas ciraturas en fila hacía donde el demonio que acababa de conocer lo guíaba pareciendo aceptar aquella situación algunos hablando entre ellos, era como una especie de dimensión alternativa.
No entedía exactamente a que se refería todo lo que el demonio había dicho, pero, suponía que era algo importante y tampoco se negaría a estar en el infierno , sabía perfectamente que había hecho.
—Hemos llegado. Cuando temines estaré aquí para acompañarte.—Habló mientras lo dejaba frente a un portón gigante de colores negros parecidos al carbón.
—A donde mier...
El chico simplemente lo empujó por una puerta haciendolo caer hacia otro escenario, donde parecía haber un piso de tonalidad roja parecido al rubí, bastante brillante. Él se levantó de inmediato, mirando hacía los lados cuando escuchó un horrible eco.
No pasaría mucho tiempo antes de escuchar una voz bastante extraña invadir los diversos rincones de silencio dándole la bienvenida. En ese lapso de tiempo, Jasper también se dio cuenta de que había perdido su forma "humana" y que incluso parecía tener una fisionomia parecida al chico que había visto antes. Lo había notado en el reflejo del suelo que más bien parecía un espejo.
— ¡Que tenemos aquí! Parece que ha llegado un nuevo muñquito al lugar.—La voz desconocida habló de nuevo, esta vez era más entendible y pudo articular palabras que él podía entender. Tenía tonos alegres, demasiado para aquel lugar tan fúnebre y lleno de tristeza que infundía miedo incluso podía apostar que de todo lo asquerosamente y repuslivo que se te podía ocurrir en esos momentos, eso era este lugar.
Pero lo peor no era eso sino el aspecto de aquel sujeto que salía desde una de las múltiples puertas que contenía pareciendo un laberinto, porque incluso cuando había pensando que ver un demonio con aspecto humanoide no había sido lo suficientemente sorprendente, aquel aspecto sí que lo dejaría asombrado.
Era una especie de hombre si así se le podia llamar pero con múltiples colores apagados ya que solo poseía y tenía tonalidades oscuras , algunas partes blancas parecidas a las de un payaso de las cajas de risa que se habían construido en épocas antiguas. Sus dientes eran afilados, pero del color más blanco y casi se atrevía a pensar que incluso estos demonios tenían más higiene que sus hermanos vivos. Era la segunda criatura que no tenía acorde a los demás que había visto.
—Adelante, acercate, no seas tímido.—
Aquella extraña criatura estiró su brazo tomándolo del hombro sin ningún tipo de problema a la par que dejaba sus filadas garras de color negro reposar sobre este mismo ,arrastrandolo prácticamente hacía él. Y fue con él, no tenía mucha opción en ese momento.
—¿Que tenemos aquí? ¿Otro drogadicto? —Soltó una carcajada.
—Me...llamo Jasper. — Ciertamente él odiaba que lo describiran con esas palabras, estaba harto en vida y también lo estaría en su muerte, estaba estático, sin acercarse a él.
— Oh, el chico esta molesto. Entonces te llamaremos J-a-s-p-e-r— Deletreó cada letra con su horrible voz a la par que lo seguía a su lado. De un chasquido, notó como se abrían multiples hilos de humo a sus costados, cada pequeña nube de humo negro mostraba diversas imágenes que al principio no lograba concordar hasta que estas comenzaron a tomar singificado.. imagenes y personas, personas que conocía dándose cuenta que eran las replicas exactas de diversos momentos de lo que fue su vida.
Él se detuvo unos momentos para apreciar las burbujas de humo que le mostraban su vida, algo atónito, sorprendido y con una ligera sensación de rompimiento dentro de sí. En ese momento se sentía tan terriblemente patético.
— ¿Porque tienes todo esto? — Preguntó mirando hacia un lado sin hacer contacto con el extraño ser. Sintiendo sus piernas temblar.
— Oh,es bastante sencillo. Verás mi pátetico amigo, me llaman el relojero. Desde que tengo memoria me enncantan las cosas que tienen que ver con el tiempo, por ello me encargo de visualizar los momentos de mis clientes y enfrascarlos en pequeñas urnas de tiempo para mostrarles lo pátetico que fueron en vida. ¿Porque? Porque me encanta recordarles el porque estan aquí. Tengo cada pequeño momento de tu vida hasta el último y de todos los que conociste y conocerás. ¡Como el de tu madre!
Su madre, ni siquiera quería recordarla, la había abandonado en vida sabiendo que tenía una enfermedad. Y lo peor es que aún estaba con vida. Realmente parecía que ese sujeto si que sabía sus puntos débiles.
— Tengo cada pedazo de polvo que te marcó tu existencia, eres como un libro para todos nosotros. Toda tu vida la tenemos plasmada en nuestra memoria, no puedes escaparte, no puedes mentir, tan solo observar. —
Jasper había nacido en un pequeño pueblo en el año de 1991 junto a sus dos hermanos cuyos nombres había olvidado porque había tenido una pésima relación con ellos que había jurado, los matería en vida. Su padre había sido un alcoholico de turno que le había dejado secuelas de por vida a él y a su madre. Ante la falta de valor de ella por dejarlo fue por ello que le había tomado demasiado odio a ambos padres, por la falta de insuficiencia y valor para darle una vida digna. No había demasiada adrenalina en su vida, pues había abandonado a todos los que alguna vez habían creído en él encontrando una chica a pocos meses de verse forzado por uno de sus hermanos a entrar en rehabilitación antes de morir en el intento de continuar con su adicción, eso sin mencionar algunas cosas que no quería recordar.
En una de las burbujas pudo observar a él y su madre en el auto.
Por un momento pudo recordar aquellas canciones que llevaba su madre en el auto cuando salían juntos, eran de esos pocos momentos que podía sentir paz. Extrañaba su vida por alguna razón y también se reprimía el hecho de saber que no había vivido lo suficiente.
Agachó su cabeza un poco cuando miraba cada nube de humo que le recordaba cada momento que había vivido en vida, parecía que su humor se esfumaba con cada cosa que veía, hasta que llegó al último, donde parecía haber un hospital y a sí mismo ahí acostado en la camilla. Cuando quizó acercarse más aquella garra que conocía del ajeno disipó el humo convirtiendolo en nada y se agachó para verlo.
— Creo que ha sido suficiente melancolismo por hoy ¿No crees?— Carcajeo tranquilamente mientras caminaba a su lado. — Al parecer no hay ningun reclamo de estar aquí, puedo definir que estas perfectamente consciente de todo lo que hiciste allá arriba ¿No es así? — Él asintió sin poder decir nada más.
— ¡Perfecto, es justo lo que quería escuchar! Y aunque tuvieras una objeción me importa una mierda, ya estas aquí. Ahora ven aquí, llegó tu momento. — Se alarmó retrocediendo, pero sus garras ya estaban aprisionandolo con firmeza acércandolo a él, sintiendo la cercanía helada del demonio, casi como un bloque de hielo.
Cuando quizó reaccionar el demonio lo tiró al suelo y así mismo lo puso boca abajo, cuando intentó defenderse, sintió como de la tierra salían unas especies de tentáculos aprisionando sus extremidades. Jasper intentaba defenderse pero no había mucho que hacer. Incréiblemente sintió dolor, caliente, pues cuando pudo voltear, notó como una gran pedazo de metal parecido a unos con los que marcaban animales, estaba impactando su ahora rojiza piel provocandole dolor.
Cuando terminó lo estrujo dejandolo contra la pared algo desorientado mientras el demonio carcajeo.
— ¡Seras 1292! Ese es tu marca de esclavitud en este mundo. ¡Ahora largate! Que empiece el show — Le mostro sus garras y de un chasquido, lo botó fuera de aquel lugar.
Se quedó unos momentos algo atónito cuando notó que estaba afuera de aquel lugar tan extraño. ¿Quien demonios era ese sujeto y porque tenía todos sus recuerdos ahí? ¿Porque demonios tenía que hacerle recordar algo así?— ¿Estás desconcertado, no es así?Volteó a ver al chico que estaba detrás suyo, el único que había conocido y que parecía no estar loco como el resto que había estado aquí.— El es el encargado de guardar todas las memorias de los que estamos aquí aunque probablemente ya te lo dijo. A veces los demonios que vienen aquí no estan del todo convencidos de que deban estar aquí. Él se encarga de repasar sus vidas como si fueran algún tipo de libro. Aunque eso no tiene sentido porque acepten o no los marca para poder tener un control aunque... los números a
Después de seguir al chico de ahora nombre Alexander unos cuantos metros hasta el centro de la ciudad pudo ver incluso con más claridad las diversas criaturas que ahí estaban. La mayoría (Por no decir todos) lucían como él en todo aspecto.Parecía una ciudad cualquiera. Podías ver criaturas andando aunque se podía percibir una extraña sensación de miedo e inseguridad a saber porqué. Jasper observaba con total tranquilidad hasta que pudo percibir como había un montón de criaturas acumuladas en un mismo sitio, parecía que veían o le prestaban atención a algo.— ¿Que es eso de allá?— ¡Espera! ¡No te he mostrado nada! ¡Nunca confíes en nadie y no toques nada! — Le intentó detener su ajeno pero no escuchó por supuesto.— ¡Pasen, pasen! Sean todos bienvenidos mi
—¿A donde piensas llevarlo? —— A un mejor lugar que tú, seguro.Alexander y Jack estaban discutiendo con actitudes pasivo agresivas la mayoría del tiempo. Parecían odiarse pero a la vez no poder dejar de hablarse entre ellos para molestarse con algún tipo de comentario y es por esa razón que Jasper no solía hablar u opinar en casi absolutamente nada de lo que se discutía en ese sitio.— Dejame entender entonces tú eres...¿Un comerciante?—Es un inútil.— Soltó Alexander metiendo las manos en sus bolsillos del pantalón.— No le hagas caso a ese bobo, claro que soy un negociante. Mi trabajo es vender y cobrar algunas cosas que consigo.— Le respondió.—Entonces me imagino que debes tener muchos contactos para poder recibir lo que tienes para vender.— Le miró de reo
Una sensación de vació tan puro que casi dudaba de estar vivo invadió todo su ser, por un momento las emociones lograron apagarse por completo y su respiración, se cortó. El dolor que en su momento había sido tan insoportable y desgarrador provocandole quejarse tan alto que hasta que sus pulmones se quedaran sin aire ahora era nada más que la misma nada. El olfato, el tacto y sus sentidos en general parecían haberse quedado dormidos. Aunque tenía miedo no era que pudiese hacer mucho, casi juraría que estaba atrapado en su propio cuerpo, convirtiéndolo en su jaula.Escuchaba pero no sabía donde estaba pues el ruido se intensificaba. Lentamente logró divisar algunos individuos entre la vaga visión y escuchar múltiples voces en un bullcio que hacía estática en su cabeza, fu