Maximiliano se quedó observando a Madison mientras ella comenzaba a moverse en la cama. Su respiración se volvía más profunda y sus pestañas temblaban levemente. Despertaría en cualquier momento.Sin perder la calma, se apresuró a arreglar la parte del vestuario que había desabrochado antes de tomar las fotos. No podía dejar rastro de nada sospechoso. Se levantó de la cama con tranquilidad y salió de la habitación, cerrando la puerta con suavidad tras de sí.Bajó las escaleras y encontró a su abuela en la sala.—Abuela, ¿podrías quedarte con Madison un rato? Creo que está algo débil por el trabajo.—Por supuesto, hijo —respondió la anciana con ternura—. La pobre niña necesita descansar.Maximiliano le dedicó una sonrisa antes de alejarse. Todo estaba saliendo como lo había planeado.Cuando Madison abrió los ojos, una sensación de mareo la envolvió por unos segundos. Parpadeó, tratando de ubicarse. Estaba en la casa de la abuela de Maximiliano. ¿Cómo había terminado dormida en una habi
Madison, atrapada en el cuerpo de Ethan, salió de la oficina con los puños apretados y el rostro ardiendo de furia. No entendía el repentino cambio de actitud de Ethan. Hasta hacía unas horas, su relación, aunque extraña, parecía estar en un frágil equilibrio, pero ahora él la despreciaba sin razón aparente.Cuando llegó a la calle, su celular vibró con un nuevo mensaje.Maximiliano: Espero que hayas disfrutado las fotos.Madison frunció el ceño, sintiendo un escalofrío recorrerle la espalda. ¿Qué fotos?Abrió la conversación, pero no encontró nada más. El mensaje estaba solo, sin contexto. Buscó entre el historial, pero el chat estaba vacío. Ethan lo había borrado.Un mal presentimiento la invadió. Se dirigió rápidamente a la papelera del celular y comenzó a revisar los archivos eliminados. Cuando encontró las imágenes, sus manos temblaron.Allí estaba ella, en la cama de Maximiliano, con su ropa ligeramente desordenada, los hombros expuestos, y Maximiliano acostado a su lado, sin ca
Madison en el cuerpo de Ethan salió y decidió ir al apartamento, se sentía muy vulnerable. Mientras Ethan la vio salir, tomó aire profundamente y marcó el número de Maximiliano desde el teléfono de Madison. No tardó en responder.—No esperaba que llamaras tan pronto —dijo Maximiliano con un deje de satisfacción en la voz.Ethan apretó los dientes, conteniendo su rabia. Tenía que actuar bien.—Creo que es hora de hablar —dijo, imitando el tono más dulce y seductor que había visto en Madison—. Me hiciste un gran favor.Maximiliano pareció confundido.—¿Un favor?—Sí… Gracias a esas fotos, Ethan me odia. Ya no me persigue, no intenta saber nada de mí. Y ahora que todo está así… puedo estar contigo sin preocuparme por nada.Hubo un breve silencio. Luego, Maximiliano soltó una pequeña carcajada.—Sabía que te darías cuenta de lo que realmente te conviene, Madison.Ethan sintió asco al escuchar su voz, pero se obligó a seguir.—Solo me quedó una duda… ¿Cómo lograste que las fotos salieran t
Madison y Ethan estaban en la terraza del apartamento, disfrutando de una copa de vino bajo el cielo estrellado. Había sido una noche intensa, pero ahora que todo estaba expuesto, por fin podían respirar con un poco más de tranquilidad.—Quedan solo dos días —dijo Madison, rompiendo el silencio.Ethan exhaló, observando la ciudad iluminada.—Sí… y no tenemos idea de si logramos nuestro objetivo o no.—Yo creo que sí —Madison lo miró con una leve sonrisa—. Antes de todo esto, tenía un vacío enorme dentro de mí. Desde que mi padre me abandonó, me sentía incompleta, como si siempre estuviera esperando algo que nunca llegaría. Pero ahora… ya no lo siento.Ethan giró el rostro hacia ella, interesado en sus palabras.—¿Cómo lo lograste?Madison tomó un sorbo de su vino antes de responder.—Aprendí que no lo necesito para sentirme completa. Que tengo personas que realmente me valoran y que yo misma soy suficiente.Ethan asintió lentamente.—Eso es bueno.—¿Y tú? —preguntó ella, observándolo
Cuando terminó la reunión, los empleados aplaudieron y celebraron la noticia, y Ethan se retiró junto a Madison. Sin embargo, una duda seguía rondando su mente.—Han pasado dos horas —dijo de repente, deteniéndose en el pasillo—.Madison lo miró sin entender.—¿Y?—No hemos vuelto a intercambiar cuerpos —respondió él con seriedad.Los ojos de Madison se abrieron con sorpresa.—Tienes razón…Se miraron por un momento, sintiendo una mezcla de alivio y desconcierto.—Debemos ir a la oficina a revisar el dispositivo —propuso ella.Ambos se dirigieron rápidamente a la sala donde lo habían guardado. Ethan abrió el cajón del escritorio donde lo habían escondido, pero cuando sus ojos recorrieron el interior, su expresión cambió drásticamente.Estaba vacío.El dispositivo había desaparecido.El silencio en la oficina se volvió ensordecedor. Madison y Ethan aún sentían la extraña sensación de tener recuerdos ajenos en su mente, como si sus almas hubieran quedado entrelazadas de una forma que ib
Minutos más tarde, Ethan y Madison se encontraron en la sala al mismo tiempo, respirando agitadamente, como si hubieran corrido hasta allí, como si una fuerza invisible los hubiera empujado a encontrarse.Sus miradas se cruzaron, y en ese instante, el mundo pareció detenerse. No había ruido, no había dudas, solo ellos dos, de pie en medio de la habitación, sintiendo cómo el latido de sus corazones se desbocaba en un ritmo compartido.—Tuve un sueño… —susurró Madison, su voz apenas un eco en el silencio.Ethan sintió un escalofrío recorrer su espalda.—Yo también —admitió, dando un paso más cerca—. Y me di cuenta de algo.Madison tragó saliva, sintiendo su piel erizarse.—Yo también…Se quedaron en silencio, respirando en el mismo compás, compartiendo un pensamiento que no necesitaba ser dicho en voz alta. Algo había cambiado en ellos. Algo se había revelado en esos sueños que los habían llevado hasta aquí, cara a cara, sin barreras ni excusas.Ethan inspiró profundamente y, con una de
El amanecer trajo consigo un aire de emoción y nerviosismo. Madison despertó con una sensación indescriptible en el pecho. Hoy era su boda.Ethan, por su parte, ya estaba despierto, ajustando su corbata frente al espejo. No había nervios, solo certeza.El jardín donde se llevaría a cabo la ceremonia estaba decorado con luces suaves y flores blancas. Era sencillo, pero perfecto para ellos. No necesitaban una gran multitud, solo estar juntos.Cuando Madison apareció, vestida con un hermoso vestido blanco, Ethan sintió que su respiración se detenía. Nunca había visto algo tan hermoso.Entre los asistentes, una figura familiar captó su atención: su madre. Su mirada reflejaba orgullo y felicidad, lo que hizo que Madison se sintiera aún más segura de dar este paso.Se detuvo frente a Ethan, mirándolo con amor.—¿Lista? —susurró él.—Lista —respondió ella con una sonrisa.El oficiante comenzó la ceremonia, pero ellos solo podían verse el uno al otro. Cuando llegó el momento de los votos, Eth
La sede principal de Sterling Enterprises era un edificio majestuoso en el corazón de Nueva York, un lugar donde todo funcionaba como un reloj suizo: preciso, elegante y sin margen de error. Al menos, eso pensaba Ethan Sterling, el CEO más respetado y temido de Wall Street.Ethan estaba sentado en su enorme despacho de vidrio y acero, ajustándose los gemelos con movimientos meticulosos. Su reloj marcaba las 8:00 AM. Alzó la vista hacia la puerta, esperando ver a su asistente entrar con los informes de la junta programada para las 8:15. Pero la puerta permanecía cerrada.—Típico —murmuró, apretando los labios en una fina línea.Mientras tanto, Madison Lane, su asistente, estaba al otro lado de la ciudad, corriendo por las calles mientras intentaba equilibrar un café derramándose, una bolsa de desayuno y su cartera que había decidido abrirse de repente.—¡Dios mío! ¿Por qué siempre me pasa esto a mí? —gritó mientras esquivaba a un hombre en bicicleta.Llegó a la entrada del edificio jad