El día siguiente de llegar a la casa de su madre, Ilhan permanece sentado en la sala revisando algunas cosas del trabajo para tratar de no volverse loco con la ausencia de Sylvie en su vida.De pronto, la mujer del servicio se acerca a él y le dice con la misma amabilidad de siempre que Christian ha llegado preguntando por él, le pide que lo haga pasar y se pone de pie.—Ilhan, buenas tardes —le dice el hombre quien va con ropa informal, haciéndolo ver más joven. Va con un iPad en las manos, haciendo sentir nervios a Ilhan.—Christian, ¿ya tienes novedades?—Claro que sí, te lo prometí —Ilhan lo invita a tomar asiento y le pide a la señora que les lleve café—. Sylvie no está en Francia.—¡¡¿Qué?!! ¡Dime que es una broma, por favor! —Christian niega, le extiende el aparato y le muestra unas fotografías.—Sylvie salió ese mismo día que te escuchó de la ciudad, con su antiguo vehículo. Se detuvo en un hostal en medio del camino y luego continuó la ruta hasta llegar a Luxemburgo. Allí se
Al entrar al despacho de Adrien, por alguna razón desconocida, Ilhan se siente a gusto de inmediato. Cualquiera podría pensar que por lo ocurrido los últimos días con Sylvie el hombre debería estar gritándole, pero lo cierto es que solo tomo asiento con una sonrisa amable tras el escritorio y le pide a Ilhan que haga lo mismo con un gesto de la mano.—Antes de cualquier cosa, muchacho, quiero que me digas lo que pasó, ¿por qué mi hija me llamó llorando para pedirme que la ayudara a escapar de ti?—Por ella misma —Ilhan suspira y niega con frustración, todo esto no tiene sentido—. No sé si se enteró que su esposa fue a nuestra casa para convencer a Sylvie de que se divorciara de mí, eso gracias a que Orson le dijo que el matrimonio fue un plan sin sentido que los dos orquestamos.«Sylvie no le creyó, o eso quiero pensar, pero le dejó claro que no lo haría, al menos no ahora. Nosotros teníamos un acuerdo de hacerlo en tres años, cuando ella termine su carrera y así poder irse por el mun
En cuanto se baja en Luxemburgo, Ilhan llama a Christian para saber si tiene noticias de Sylvie, pero este le dice que no sabe dónde se está hospedando aún. Sale del aeropuerto para tomar un taxi y le pide al chofer que lo lleve a un hotel que sea cómodo.Lo más curioso de todo esto es que el hombre lo lleva al mismo hotel donde se está quedando Sylvie con otro nombre, pero no llega a encontrarse con ella porque se topan con un atochamiento en el camino producto de un accidente de tránsito.Cuando Ilhan cruza la puerta del hotel Christian lo llama para decirle que no ha aparecido en ningún hotel, así que lo más probable es que esté usando un nombre falso.—No importa, ya pensaré en qué nombre puede estar usando y con eso comenzaré a buscarla por todos los hoteles. Tiene que aparecer.Se registra en el hotel, sube a su cuarto y allí decide que debe comprar algo de ropa, porque la búsqueda se puede tardar un poco más.Recorre el centro a pie, pensando en el nombre que pudo usar Sylvie.
Cuando el avión aterriza en Chile, Ilhan hace exactamente lo que hizo Sylvie hace unas semanas atrás, ir a informaciones para saber cómo moverse al aeropuerto Desierto Florido. Lo mandan a comprar el boleto con rumbo a Atacama, encuentra un vuelo que sale por la noche, así que no le queda más que deambular por allí, comer algo y luego sentarse a esperar.Le escribe a su madre para decirle que está bien, aborda el avión, para llegar a su destino luego de una hora y media de viaje. Como ya es de noche, Ilhan no tiene la oportunidad de maravillarse como Sylvie con el trayecto a la capital de la región, solo piensa en que quiere encontrarla.Se hospeda en un hotel en pleno centro de la ciudad, por supuesto que pregunta por ella, pero no está allí ni como Sylvie ni como Elizabeth.Al día siguiente comienza a investigar acerca de las viñas del sector, pero le cuesta bastante lograr encontrar a alguien que le ayude, hasta que tras una semana, conoce a un traductor que lo lleva por todas las
El viaje a Italia se le hace eterno, pero cuando pisa Florencia se anima más al ver que hay un auto que lo espera y a su lado está Coraline.—¡Primo! —corre hacia él para abrazarlo y luego se aparta un poco, algo sorprendida—. ¿Ese es el estilo que te copiaste de América?—Lo último que quería hacer era preocuparme de mi apariencia, la ducha basta —Coraline se ríe y camina con él al auto—. ¿Te ha llamado?—Sí, hace dos días me llamó.—¡Dime qué te dijo, por favor! —se gira Ilhan ansioso y ella se ríe.—Solo que está bien, que me extraña y que cuando regrese a Francia me llevará muchos recuerdos lindos. Se oía melancólica, pero bien.—Coraline… no tienes idea de cuánto quiero abrazarla, decirle que la amo, que quiero estar con ella por el resto de mi vida y acariciar su vientre —su prima lo mira como si estuviera loco y él sonríe—. Estoy seguro de que está embarazada.—No j0das…En el trayecto van hablando de los lugares que visitó, en varios de ellos pudieron compartir con ella y en c
Ilhan abre los ojos, se pone de pie y se alista para regresar a la ciudad, al salir se encuentra con Coraline y Chiara hablando animadas de una pintura que está en el pasillo.—¿En serio ella es tu tatarabuela? Más pareciera que fuera tu Propio retrato como si alguien te hubiese sacado una foto y lo hubiese puesto en este óleo.—Si te das cuenta en la fecha. La pintura tiene más de 150 años —Ilhan se acerca a ellas Y coraline se Ríe de su primo por la cara que trae.—Parece que alguien durmió bastante bien anoche. Se nota que estás más descansado.—Sí —reconoce Ilhan parándose junto a ellas con las manos en los bolsillos—. Me pasó algo extraño. La almohada todavía olía a ella y eso me ayudó a dormir toda la noche, mucho mejor de lo que había logrado hacerlo durante todas estas semanas. ¿Te parece si ya nos vamos? Quiero viajar hoy mismo a Alemania.—Por mi parte, claro que sí —le dice Coraline sonriendo—, yo ya quiero ver a mi amiga otra vez.—Podrías ordenar que preparen el avión mie
Al despertar, se sienta en la cama con una leve sonrisa y se queda mirando por la cortina que se abre de vez en cuando con el fresco aire que el mediterráneo trae. Hace ya varios días que llegó a Ibiza, lugar que ha encontrado como refugio en el escape de su esposo.Desistió de la idea de ir a Alemania pensando en que tal vez sería mejor venir a un lugar más tranquilo a terminar de pasar su embarazo. Y también porque tiene la leve sospecha de que su padre lo está ayudando a encontrarla.Baja de la cama y camina hacia el balcón, se impregna con la brisa que llega desde el mar y luego vuelve a entrar para esperar el desayuno. El hotel que ha elegido es sencillo, pero al menos le brinda ese servicio, el resto de comidas las come por fuera, así aprovecha de conocer el lugar.Para Sylvie no ha sido nada fácil el tener que escapar una y otra vez. Se siente acorralada, agotada, pero sobre todo, se siente abrumada con todo lo que ha llegado a su mente. Las palabras de su padre siguen resonand
Sylvie deja de reírse con cada una de las anécdotas que Gianfranco le cuenta. No puede creer que un hombre tan joven y serio haya tenido situaciones tan divertidas, casi como la de ella con la cabra en el riachuelo.—No puedo creer que te hayan pasado todas esas cosas, no pareces del tipo de hombre que le sucedan.—Te sorprendería —se ríe él—, la verdad es que me considero un hombre con muy mala suerte.—¿Y eso sería en todos los ámbitos de tu vida?—No… —responde algo pensativo—, no podría decir eso, creo que en el trabajo me ha ido bastante bien, no me puedo quejar.—Creo que tú y yo nos parecemos un poco en eso —le responde ella riéndose—. Aunque yo no he trabajado porque no he terminado mi carrera, pero en eso me iba bastante bien. En todo lo demás soy un completo desastre.—No puedo creerlo. ¿Cómo es posible que una chica tan bonita e inteligente como tú no haya tenido suerte en el amor?—Bueno, no tan mala… —se mira las manos y sabe de que, ya que él ha sido tan abierto con ella