Las semanas se van pasando, la amistad que Ilhan y Sylvie iniciaron se ha vuelto más fuerte cada día, lo que para uno es importante también lo es para el otro, cada cosa que le gusta a uno el otro se esfuerza por tener presente.Luego de la fiesta de cumpleaños de Ilhan, él se aseguró de saber cuándo sería el de Sylvie y hablar con sus padres cómo le gusta celebrarlo, pero ella es diferente y las grandes fiestas no son lo suyo, así allí está él preparando una sorpresa linda.De momento, Ilhan está sentado con una taza de café en la barra esperando que los rollos de jamón y queso salgan del horno. Es sábado, por la noche fue a trabajar y se arrepiente de haber salido de la oficina para mirar cómo van las cosas.—Sylvie me va a matar —susurra contra la taza.—¿Por qué te voy a matar? —Ilhan cierra los ojos y cuando los abre se enfrenta con los ojos de Sylvie—. Parece que te arrollaron, ¿a qué hora llegaste?—A las cuatro, pero no pude dormir, así que vine aquí a prepararte un desayuno q
Esa revelación de Ilhan deja a Sylvie por completo sorprendida.No era secreto que Ilhan era un mujeriego tremendo, más allá de los escándalos, Sylvie estuvo clara siempre con la vida sexual activa de su esposo y ella no se iba a oponer en que siguiera igual. Pero saber que no continuó y en parte por ella, por su acuerdo, la hace sentir de cierta manera halagada.Cuando logra reponerse, ella solo sonríe.—Supongo que en algún momento querrás… no te detengas, sé que antes de casarte conmigo tenías una vida y no quiero que cambies por mí.—No lo hice por ti, lo hice por mí. Si te das cuenta, ni siquiera Claude se ha metido en problemas porque le dejé claro que ya no me culparía por él.—Y sí sabe comportarse después de todo… creo que le debo una disculpa, no lo traté muy bien hoy.—Está bien, no es rencoroso.Claude entra al cuarto y se sienta del otro lado de Ilhan, Sylvie le suelta la mano y se excusa con ir a comer, pero la verdad es que necesita salir a tomar aire, la confesión de I
«Sylvie va caminando por el pasillo distraída con el teléfono y de pronto colisiona con el cuerpo fuerte de Ilhan, quien la toma por la cintura para que no caiga.—¿Estás bien, preciosa? —Sylvie frunce el ceño y le pregunta confundida.—¿Preciosa? ¿Por qué me dices así?—Así es como le digo a mi esposa, ¿no? —él baja sus labios para unirlos con los de ella en un beso que se vuelve exigente enseguida.En un solo movimiento, Sylvie queda atrapada entre la pared y el cuerpo de Ilhan, quien lleva sus manos al borde de su playera, en donde se pierden al recorrer su piel desnuda. Un gemido sale de su boca y él aprovecha eso para bajar por su cuello, haciendo que Sylvie se aferre de su cabello para que no se le escape.—Ilhan… no entiendo.—No hay nada que entender, me encantas mujer, me tienes loco y lo sabes.Los dedos hábiles de Ilhan le dan placer a esos dos botoncitos erectos, un jadeo fuerte y claro sale de la boca de Sylvie, haciendo que él pierda la razón. La levanta por las nalgas,
Cerca de las dos de la tarde Sylvie se espanta con el toque que le da Ilhan en el hombro, se gira asustada para comprobar que vaya vestido y se relaja cuando lo ve con el pijama, aunque en realidad sirve de poco porque ya ella sabe lo que hay debajo de el.—Llegaste temprano.—Sí, cancelaron todo por una jornada de reflexión, así que corrí a cambiarme —ella le muestra orgullosa su ropa de joven despreocupada e Ilhan sonríe.—¿Tú recogiste mi ropa? —le pregunta mientras saca agua de la nevera, sabe que hizo algo más que recogerla, pero quiere saber qué responde.—Sí… la verdad es que cuando llegué pensé que estabas con alguien, tu ropa era un caminito casi hasta tu cuarto.—Y me olvidé de cerrar la puerta —le dice bebiendo y mirándola con la diversión en los ojos.—Eh… sí, por eso tomo todo y lo metí en la cesta de la ropa sucia, luego me fui a mi cuarto —solo se encoge de hombros y no lo mira, pero él sabe que sí se acercó y vio—. Oye, hoy quería salir a dar un paseo, ¿tienes que ir a
Por supuesto que el saludo con los padres de Sylvie fue de lo más natural, se excusaron de estar cansados por el viaje, el que se hizo un poco más largo porque pasaron a comer por allí. Nada más cerrar la puerta, Sylvie nota que Nanny dejó una manta extra y que hay un bello sofá cama nuevo en el cuarto. —¡Pido el sofá! —gritan los dos como si fueran niños pequeños y se lanzan a él, Sylvie llega primero y queda perfectamente en él—. Lo siento, es mío. —Vamos, Sylvie… no te traje para que duermas en un sofá. —Y yo no dejaré que duermas aquí, es muy pequeño. —Pero… —Pero nada, yo dormiré aquí y es todo, no se discute más. Ilhan la deja de momento, pero él no es de los que se rinda fácilmente, así que se mete al baño para lavarse los dientes y colocarse el pijama, aunque es temprano para dormir, él tiene mucho sueño, además de estar cansado. Es el turno de Sylvie, hace exactamente lo mismo, sonríe al espejo por ganarle esa batalla a Ilhan, pero lo que no sabe es lo que está pasand
Sylvie sabe que eso se puede salir de control, pero quiere hacerlo. Se ha cohibido en tantas cosas en su vida, por no decir que lo más cercano a un novio que ha tenido y que sabe tendrá es precisamente ese hombre que la espera a que se decida de una vez.—No lo haré, te lo aseguro.—Bien… lo primero, recuéstate mejor —ella se acomoda más, mientras que él se acerca un poco para susurrarle con voz grave—. Ahora, quítate el pantalón —ella lo mira y él niega—, es para que estés más cómoda, en algún momento querrás abrir más tus piernas y si lo tienes puesto, te molestará.Sylvie lo hace, cuidando de que no se mueva la cobija y quede descubierta, Ilhan no mueve ni un músculo, así que se queda más tranquila. Están locos los dos, pero ninguno se atreve a ir más allá, porque las consecuencias serían terribles… según ellos.—Bien, lleva una mano a tu centro, sin temor —se acerca un poco más, el aliento le llega cálido en el cuello a Sylvie y ella solo cierra los ojos cuando sus dedos tocan ese
Para el mediodía Sylvie abre los ojos, se encuentra en su habitación sola, dormida bajo las cobijas y no tiene idea de cómo llegó allí. Se sienta buscando a Ilhan, pero de él no hay rastro. Se queda así, pensando en lo que pasó en la noche y no entiende cómo es que llegaron a ese punto, se siente tonta, estúpida, imbécil.Quedó como una de esas mujeres que se hace la santa, pero que resulta ser la más fácil de todas.Se baja de la cama y decide que es mejor irse a la ducha. Al salir, Ilhan está allí perfectamente vestido, pero su actitud es la que la mata por completo. Ella va solo con la toalla, pero Ilhan no le dedica ni una sola mirada, aunque su voz es la misma de siempre, agradable y suave.—Te espero abajo, solo quería saber si habías despertado, porque ya tengo una de tus sorpresas lista.—¿Dormiste algo?—Eso ahora no importa —se voltea y solo la mira a los ojos con esa sonrisa tan dulce—. Apresúrate.Sale de allí con algo entre las manos, cierra la puerta y Sylvie se queda co
Luego del almuerzo tan interesante gracias al intercambio de palabras entre Sylvie y su estúpid0 suegro, la chica se engancha del brazo de Renée y la invita a conocer la viña.—Me encantaría, por supuesto que sí.—Bien, vamos a su cuarto para que pueda descansar un rato, porque luego de eso le sacaré el jugo, vamos a conocer toda la viña hoy mismo, aunque esta vez no será caminando, sé que lo disfrutará.Renée asiente y las dos suben la escalera hablando de las semillas que le ha traído, detrás de ellas van Coraline e Ilhan, también enganchados del brazo.—Oye, cierra la boca, se te está cayendo la baba —Ilhan solo sonríe y baja la mirada—. ¿Pasó algo entre ustedes? Porque esa manera de defenderte en la mesa fue…—Casi, pero no quiero hablar de eso, porque en definitiva no se repetirá, ella no quiere.—No te preocupes, lo de ustedes es… intenso, por decir lo menos. En algún momento ella cederá.—Lo dudo, es una mujer de palabra, mucho más de lo que yo puedo sostener la mía. Aunque som