Cerca de las dos de la tarde Sylvie se espanta con el toque que le da Ilhan en el hombro, se gira asustada para comprobar que vaya vestido y se relaja cuando lo ve con el pijama, aunque en realidad sirve de poco porque ya ella sabe lo que hay debajo de el.—Llegaste temprano.—Sí, cancelaron todo por una jornada de reflexión, así que corrí a cambiarme —ella le muestra orgullosa su ropa de joven despreocupada e Ilhan sonríe.—¿Tú recogiste mi ropa? —le pregunta mientras saca agua de la nevera, sabe que hizo algo más que recogerla, pero quiere saber qué responde.—Sí… la verdad es que cuando llegué pensé que estabas con alguien, tu ropa era un caminito casi hasta tu cuarto.—Y me olvidé de cerrar la puerta —le dice bebiendo y mirándola con la diversión en los ojos.—Eh… sí, por eso tomo todo y lo metí en la cesta de la ropa sucia, luego me fui a mi cuarto —solo se encoge de hombros y no lo mira, pero él sabe que sí se acercó y vio—. Oye, hoy quería salir a dar un paseo, ¿tienes que ir a
Por supuesto que el saludo con los padres de Sylvie fue de lo más natural, se excusaron de estar cansados por el viaje, el que se hizo un poco más largo porque pasaron a comer por allí. Nada más cerrar la puerta, Sylvie nota que Nanny dejó una manta extra y que hay un bello sofá cama nuevo en el cuarto. —¡Pido el sofá! —gritan los dos como si fueran niños pequeños y se lanzan a él, Sylvie llega primero y queda perfectamente en él—. Lo siento, es mío. —Vamos, Sylvie… no te traje para que duermas en un sofá. —Y yo no dejaré que duermas aquí, es muy pequeño. —Pero… —Pero nada, yo dormiré aquí y es todo, no se discute más. Ilhan la deja de momento, pero él no es de los que se rinda fácilmente, así que se mete al baño para lavarse los dientes y colocarse el pijama, aunque es temprano para dormir, él tiene mucho sueño, además de estar cansado. Es el turno de Sylvie, hace exactamente lo mismo, sonríe al espejo por ganarle esa batalla a Ilhan, pero lo que no sabe es lo que está pasand
Sylvie sabe que eso se puede salir de control, pero quiere hacerlo. Se ha cohibido en tantas cosas en su vida, por no decir que lo más cercano a un novio que ha tenido y que sabe tendrá es precisamente ese hombre que la espera a que se decida de una vez.—No lo haré, te lo aseguro.—Bien… lo primero, recuéstate mejor —ella se acomoda más, mientras que él se acerca un poco para susurrarle con voz grave—. Ahora, quítate el pantalón —ella lo mira y él niega—, es para que estés más cómoda, en algún momento querrás abrir más tus piernas y si lo tienes puesto, te molestará.Sylvie lo hace, cuidando de que no se mueva la cobija y quede descubierta, Ilhan no mueve ni un músculo, así que se queda más tranquila. Están locos los dos, pero ninguno se atreve a ir más allá, porque las consecuencias serían terribles… según ellos.—Bien, lleva una mano a tu centro, sin temor —se acerca un poco más, el aliento le llega cálido en el cuello a Sylvie y ella solo cierra los ojos cuando sus dedos tocan ese
Para el mediodía Sylvie abre los ojos, se encuentra en su habitación sola, dormida bajo las cobijas y no tiene idea de cómo llegó allí. Se sienta buscando a Ilhan, pero de él no hay rastro. Se queda así, pensando en lo que pasó en la noche y no entiende cómo es que llegaron a ese punto, se siente tonta, estúpida, imbécil.Quedó como una de esas mujeres que se hace la santa, pero que resulta ser la más fácil de todas.Se baja de la cama y decide que es mejor irse a la ducha. Al salir, Ilhan está allí perfectamente vestido, pero su actitud es la que la mata por completo. Ella va solo con la toalla, pero Ilhan no le dedica ni una sola mirada, aunque su voz es la misma de siempre, agradable y suave.—Te espero abajo, solo quería saber si habías despertado, porque ya tengo una de tus sorpresas lista.—¿Dormiste algo?—Eso ahora no importa —se voltea y solo la mira a los ojos con esa sonrisa tan dulce—. Apresúrate.Sale de allí con algo entre las manos, cierra la puerta y Sylvie se queda co
Luego del almuerzo tan interesante gracias al intercambio de palabras entre Sylvie y su estúpid0 suegro, la chica se engancha del brazo de Renée y la invita a conocer la viña.—Me encantaría, por supuesto que sí.—Bien, vamos a su cuarto para que pueda descansar un rato, porque luego de eso le sacaré el jugo, vamos a conocer toda la viña hoy mismo, aunque esta vez no será caminando, sé que lo disfrutará.Renée asiente y las dos suben la escalera hablando de las semillas que le ha traído, detrás de ellas van Coraline e Ilhan, también enganchados del brazo.—Oye, cierra la boca, se te está cayendo la baba —Ilhan solo sonríe y baja la mirada—. ¿Pasó algo entre ustedes? Porque esa manera de defenderte en la mesa fue…—Casi, pero no quiero hablar de eso, porque en definitiva no se repetirá, ella no quiere.—No te preocupes, lo de ustedes es… intenso, por decir lo menos. En algún momento ella cederá.—Lo dudo, es una mujer de palabra, mucho más de lo que yo puedo sostener la mía. Aunque som
En sus sueños Sylvie ve un delicioso desayuno de huevos con tocino, tostadas con mermelada, leche de Jacinta con cacao y menta, ensalada de fruta y jugo de naranja. Siente que un hoyo se le hace en el estómago y decide abrir los ojos, cuando lo hace, Ilhan está parado a su lado con una bandeja, se sienta rápidamente y él le deja lo que precisamente soñó, excepto que la leche no tiene ni cacao ni menta. —Me dirás que estoy loca, pero es lo que estaba soñando precisamente, solo que la leche tenía cacao y menta. —Puedo ir a cambiarla —dice tomando la taza, pero ella lo detiene. —Claro que no… ¿por qué la atención? —él levanta la ceja y se ríe. —Feliz cumpleaños, Sylvie —le da un abrazo como puede y ella siente un calorcito en el corazón por ese detalle—. Espero que este sea el primero de muchos cumpleaños en libertad. —Gracias, esto es muy lindo. Comienza a comer como si le quedara una hora de vida, Ilhan se ríe porque nunca conoció una mujer que coma tanto. Ahora entiende que de p
Los meses se van pasando rápido, Sylvie se refugió dos meses en la viña, a donde Ilhan la siguió un par de fines de semana, pero cada uno en su propio cuarto. Pasaron su primer año de matrimonio encerrados viendo películas, otra vez cada uno en su cuarto, porque no querían que algo más pasara.Pero sobre todo porque Sylvie había puesto una barrera cargada de silencio, miradas evasivas y sonrisas forzadas que a Ilhan no le pasan desapercibidas.La tensión entre esos dos se ha vuelto tan dura, que casi no pasan en el departamento para no tener que coincidir luego de las vacaciones, Sylvie ha asumido de que Ilhan no está mucho allí porque está con su nuevo amor y eso la pone más triste.Mientras que Ilhan piensa que tal vez se siente aún avergonzada de lo que pasó en la viña. Aunque se muere por abrazarla, entiende que para ella ya no es una opción ese nivel de cercanía y la respeta por sobre toda esa necesidad, así que se aguanta.Sí, son un par de ya saben.Pero, al menos para ella tod
La luz que se cuela por la ventana le daña los ojos, no recuerda que su cuarto se viera así de iluminado. Abre poco a poco los párpados que le pesan, por el sueño y el dolor de cabeza tan horrible que tiene, pero la sequedad que siente en la boca la obliga a hacerlo.Cuando al fin enfoca, se da cuenta que no está en su cama, se sienta con brusquedad y se arrepiente enseguida, siente que todo le da vueltas, corre al baño y allí expulsa solo aire, porque ya no le queda nada.Busca su cepillo de dientes, pero no lo encuentra, así que toma el de Ilhan, espurrea la espuma, se lava el rostro con agua fría y siente una sensación de frescura que la hace sonreír un poco. Sale de allí, está sola, confundida y con resaca… la peor de las combinaciones.Sale de allí con dirección a su cuarto, pero se detiene cuando se cruza con Ilhan saliendo del cuarto de lavado.—Buenos días —la saluda él con una sonrisa—¿Cómo te sientes?—Fatal… me iré a mi cuarto, no quiero molestarte.—Me temo que tu cuarto n