Al llegar a su casa Damián se quedó serio sentado en la sala, Emilia estaba a un lado de él. - Mira Damián – empezó Emilia— ése día que miraste lo de la propuesta fue cuando lo conocí igual que tú, él le iba a proponer matrimonio a otra chica y ella no llego en cambio llegué yo, él lo hacía por una buena causa — no había tomado aire suficiente para para todo lo que había dicho, respiró profundo. - Y entonces te toco a ti, pero se supone que el matrimonio es para personas que se aman Emi. - Si y así es – ella tomó un respiro profundo aunque no pudo de repente estaba muy sofocada— pero aquí hay otro punto importante que no te he dicho. - ¿Cuál? Porque tú me tienes dicho que las mentiras nunca son buenas, y tu estas mintiendo Emi y a nosotros que somos tu familia, eso no se hace. Emilia bajó la mirada apenada. - Lo sé, pero todo esto es un favor para Dante el muchacho que miraste ahorita, su abuelo no puede tener sobresaltos y el decirle que el compromiso no es real lo podría poner
Había pasado toda una semana desde el encuentro con Dante y el abuelo, pero Emilia no veía que el enojo de Damián disminuyera, le hablaba solo lo indispensable y no quería jugar con ella, incluso había dejado de dormir en su habitación y ella se sentía sola y triste.Por otro lado los problemas agregados a su vida con apellido Villanueva se mantenían alejados, Dante estaba respetando el espacio que le había pedido y el abuelo también, solo le mandaba mensajes para saber cómo estaba y si necesitaba algo, aunque no lo aceptaba el tener esa atención de parte de Dante la hacía sentir tranquila.Ese día era la reunión de exalumnos, aunque no sabía si ir o no, Tadeo le seguía mandando mensajes para saber o confirmar su asistencia y pasar por ella, en ese momento le llegó uno que decía: “ya sabes puedes aceptar a cualquier hora y paso por ti, no te preocupes”. Emilia sonrió él siempre había sido igual de atento y amable, lo quería mucho desde el momento uno fue un excelente amigo.- Hace m
El sonido de una campana no dejaba que Emilia se mantuviera en su sueño profundo, era un ruido constante e insistente que le provocaba dolor de cabeza, abrió los ojos y tenía la vista nublada, la sala se encontraba a media luz y su amiga se había acomodado mejor en el sillón dejándola libre, de nuevo el sonido de timbre esta vez más largo. —¿Se le quedó pegado el dedo? ¿quién diablos será?— Emilia ya estaba molesta y no quería que despertaran a su amiga como lo acababan de hacer con ella— Voy —dijo susurrando y levantándose a como le permitía su cuerpo adormecido por estar tanto tiempo en la misma posición.Antes de abrir preguntó: — ¿Quién es? – podría ser el tarado de Pablo y si era él ya la iba a escuchar el descarado, no dejó que le contestaran cuando ella abrió la puerta y lo que se encontró en el marco la dejó impactada. — ¿Qué haces aquí?— preguntó Emilia nerviosa. — Tú me lo pediste— le respondió Dante acercándose
Tadeo se encontraba en la otra acera de la calle en dirección a la casa de Emilia, le acababa de mandar un mensaje para recordarle sutilmente que había un compromiso implícito en la invitación de acompañarla a la reunión, estaba seguro que esta vez si aceptaría, y a pesar de haber batallado para elegir la ropa que se pondría porque estaba nervioso por poderla llevar como su pareja, cosa que esperaba conseguir pronto, estaba seguro que ella notaria que era una camisa que le había regalado ella en su último cumpleaños.Estaba eufórico por fin saldrían como pareja, le encantaba verla desde ese ángulo podía notar que iba y venía, bueno no a ella directamente sino a su sombra, la figura de su cuerpo se contrastaba con la cortina porque estaba a contra luz, desde hacía un tiempo lo había encontrado y cada vez que tenía oportunidad iba a verla y disfrutar de estar de incognito viéndola sin que se supiera observada. Y a como veía que disminuía su prisa ya casi terminaba de arreglarse, en
Ariana siempre había estado enamorada de Tadeo, era su primer amor, y ella deseaba que fuera el primero y único en su vida, él era el hombre más amable servicial y atento que conocía, tal vez ahorita estuviera confundido y no tuviera claro qué era lo que realmente necesitaba pero ella tendría paciencia para estar para él cuando lo entendiera y recibirlo con los brazos abiertos. Por lo pronto estaba feliz con lo que tenía, y le encantaba bailar con y para él, Tadeo la tomó de la mano y la llevó en dirección de una de las orillas de la pista. — ¿A dónde vamos?— gritó Ariana, pero continuaba siguiéndolo. — ¿Para qué quieres saber? ¿me dirás que no?— le contestó alzando la voz para hacerse oír, o sin dejarle una hermosa sonrisa como las que ella amaba. — Jamás. Tadeo la guio directamente a unas puertas que estaban cerradas pero sin llave, invitándola a entrar, realmente era incapaz de negarse a ese tipo de aventuras en las que eran los protagonistas. Instantes maravillosos arrancado
Después de la noche más extraña de su vida, Emilia estaba en una cafetería intentando dejar de lado todo lo que había soñado y esforzándose sobremanera en poner toda su atención en Danna, ella era quien necesitaba su atención en este momento no todas esas ideas raras en las que se había envuelto la noche anterior. — Entonces me comí un sapo— terminó Danna. Emilia parpadeó un par de veces para regresar al presente, lo del sapo sí que había funcionado. — Lo siento, ya volví – le dijo tallándose ligeramente los sentidos. —— Si me di cuenta que no estabas aquí, si no a kilómetros, dime de que se trata, — No Danna, dime tú ¿qué más pasó? — Pues en resumen fue eso— contestó mordiéndose el labio inferior desviando ligeramente la mirada hacia el lado derecho. Emi la conocía desde hacía años, así que ese tic era solo para ocultar lo que quería decir realmente, así que insistió un poco más. — Amiga— le tomó la mano suavemente— explícame que tienes— Danna era muy parecida
Emilia llegó corriendo seguida de Tadeo, aun no tenían información de qué había pasado, pero al llegar a la recepción del hospital solicito que la llevaran con su hermano, hacia menos de diez minutos que le habían llamado por teléfono de la escuela de Damián diciéndole que había tenido una pelea con un compañero y los habían tenido que llevar a urgencias.Unos minutos después, que para Emilia parecieron horas un doctor se presentó frente a ellos solicitando familiares de Damián Puentes, Emilia brinco de la silla en la que Tadeo la había sentado muy a fuerzas, para mantenerla en un solo lugar ya que no dejaba de caminar desesperada de un lado a otro.— ¡Yo doctor! ¡yo soy su hermana!— acercándose a él.— Acompáñeme por favor y no se preocupe ya le hicimos una revisión y además de una cortada pequeña en el brazo no hay nada más grave, lo demás son golpes superficiales— le explicaba mientras se dirigían a urgencias para que viera a su hermano.— Gracias a Dios— exclamo Emilia más tran
Dante tenia días revisando los movimientos de Damián, sin conseguir verlo solo para acercarse y poder hablar con él y ayudarlo con su relación con su hermana, ya estaba desesperado se suponía que hacía quince minutos que debió salir pero aún no lo veía aparecer por la calle.El seguía esperándolo, cuando de pronto lo miró despedirse de sus amiguitos, y por obra del destino se quedó solo.— Por fin – pensó Dante, era su oportunidad.Decidió acercarse sigilosamente para no variar su camino, después de todo solo necesitaba unos minutos para saber qué era lo que realmente le molestaba a Damián, lo veía pensativo y con la mirada baja.— Tal vez tiene mucha tarea— siguió respondiendo sus incógnitas con suposiciones.Se acercó un poco más, pero lo que comenzó a notar es que Damián no se detenía y el semáforo peatonal se encontraba ya sin tiempo, se había puesto en rojo para que todos quienes fueran caminando se detuvieran, cosa que todos hicieron menos Damián, Dante se quedó concentrado en