El sonido de una campana no dejaba que Emilia se mantuviera en su sueño profundo, era un ruido constante e insistente que le provocaba dolor de cabeza, abrió los ojos y tenía la vista nublada, la sala se encontraba a media luz y su amiga se había acomodado mejor en el sillón dejándola libre, de nuevo el sonido de timbre esta vez más largo. —¿Se le quedó pegado el dedo? ¿quién diablos será?— Emilia ya estaba molesta y no quería que despertaran a su amiga como lo acababan de hacer con ella— Voy —dijo susurrando y levantándose a como le permitía su cuerpo adormecido por estar tanto tiempo en la misma posición.Antes de abrir preguntó: — ¿Quién es? – podría ser el tarado de Pablo y si era él ya la iba a escuchar el descarado, no dejó que le contestaran cuando ella abrió la puerta y lo que se encontró en el marco la dejó impactada. — ¿Qué haces aquí?— preguntó Emilia nerviosa. — Tú me lo pediste— le respondió Dante acercándose
Tadeo se encontraba en la otra acera de la calle en dirección a la casa de Emilia, le acababa de mandar un mensaje para recordarle sutilmente que había un compromiso implícito en la invitación de acompañarla a la reunión, estaba seguro que esta vez si aceptaría, y a pesar de haber batallado para elegir la ropa que se pondría porque estaba nervioso por poderla llevar como su pareja, cosa que esperaba conseguir pronto, estaba seguro que ella notaria que era una camisa que le había regalado ella en su último cumpleaños.Estaba eufórico por fin saldrían como pareja, le encantaba verla desde ese ángulo podía notar que iba y venía, bueno no a ella directamente sino a su sombra, la figura de su cuerpo se contrastaba con la cortina porque estaba a contra luz, desde hacía un tiempo lo había encontrado y cada vez que tenía oportunidad iba a verla y disfrutar de estar de incognito viéndola sin que se supiera observada. Y a como veía que disminuía su prisa ya casi terminaba de arreglarse, en
Ariana siempre había estado enamorada de Tadeo, era su primer amor, y ella deseaba que fuera el primero y único en su vida, él era el hombre más amable servicial y atento que conocía, tal vez ahorita estuviera confundido y no tuviera claro qué era lo que realmente necesitaba pero ella tendría paciencia para estar para él cuando lo entendiera y recibirlo con los brazos abiertos. Por lo pronto estaba feliz con lo que tenía, y le encantaba bailar con y para él, Tadeo la tomó de la mano y la llevó en dirección de una de las orillas de la pista. — ¿A dónde vamos?— gritó Ariana, pero continuaba siguiéndolo. — ¿Para qué quieres saber? ¿me dirás que no?— le contestó alzando la voz para hacerse oír, o sin dejarle una hermosa sonrisa como las que ella amaba. — Jamás. Tadeo la guio directamente a unas puertas que estaban cerradas pero sin llave, invitándola a entrar, realmente era incapaz de negarse a ese tipo de aventuras en las que eran los protagonistas. Instantes maravillosos arrancado
Después de la noche más extraña de su vida, Emilia estaba en una cafetería intentando dejar de lado todo lo que había soñado y esforzándose sobremanera en poner toda su atención en Danna, ella era quien necesitaba su atención en este momento no todas esas ideas raras en las que se había envuelto la noche anterior. — Entonces me comí un sapo— terminó Danna. Emilia parpadeó un par de veces para regresar al presente, lo del sapo sí que había funcionado. — Lo siento, ya volví – le dijo tallándose ligeramente los sentidos. —— Si me di cuenta que no estabas aquí, si no a kilómetros, dime de que se trata, — No Danna, dime tú ¿qué más pasó? — Pues en resumen fue eso— contestó mordiéndose el labio inferior desviando ligeramente la mirada hacia el lado derecho. Emi la conocía desde hacía años, así que ese tic era solo para ocultar lo que quería decir realmente, así que insistió un poco más. — Amiga— le tomó la mano suavemente— explícame que tienes— Danna era muy parecida
Emilia llegó corriendo seguida de Tadeo, aun no tenían información de qué había pasado, pero al llegar a la recepción del hospital solicito que la llevaran con su hermano, hacia menos de diez minutos que le habían llamado por teléfono de la escuela de Damián diciéndole que había tenido una pelea con un compañero y los habían tenido que llevar a urgencias.Unos minutos después, que para Emilia parecieron horas un doctor se presentó frente a ellos solicitando familiares de Damián Puentes, Emilia brinco de la silla en la que Tadeo la había sentado muy a fuerzas, para mantenerla en un solo lugar ya que no dejaba de caminar desesperada de un lado a otro.— ¡Yo doctor! ¡yo soy su hermana!— acercándose a él.— Acompáñeme por favor y no se preocupe ya le hicimos una revisión y además de una cortada pequeña en el brazo no hay nada más grave, lo demás son golpes superficiales— le explicaba mientras se dirigían a urgencias para que viera a su hermano.— Gracias a Dios— exclamo Emilia más tran
Dante tenia días revisando los movimientos de Damián, sin conseguir verlo solo para acercarse y poder hablar con él y ayudarlo con su relación con su hermana, ya estaba desesperado se suponía que hacía quince minutos que debió salir pero aún no lo veía aparecer por la calle.El seguía esperándolo, cuando de pronto lo miró despedirse de sus amiguitos, y por obra del destino se quedó solo.— Por fin – pensó Dante, era su oportunidad.Decidió acercarse sigilosamente para no variar su camino, después de todo solo necesitaba unos minutos para saber qué era lo que realmente le molestaba a Damián, lo veía pensativo y con la mirada baja.— Tal vez tiene mucha tarea— siguió respondiendo sus incógnitas con suposiciones.Se acercó un poco más, pero lo que comenzó a notar es que Damián no se detenía y el semáforo peatonal se encontraba ya sin tiempo, se había puesto en rojo para que todos quienes fueran caminando se detuvieran, cosa que todos hicieron menos Damián, Dante se quedó concentrado en
Emilia se encontraba en la plaza, aun no sabía cómo había llegado Damián ahí, pero le pidió que fuera con él y era lo único importante, le hacía sentir que podía llegar a perdonarla y que regresaban a la normalidad, cosa que ella necesitaba desesperadamente.Era una plaza grande pero en el fondo se encontraba el cine, al llegar miró a su hermanito en la entrada de la sala con todo lo que podía sostener con sus manitas para comer.— ¿Qué es todo esto?— preguntó ella emocionada con todo lo que hacía su hermano.—Es una sorpresa para disculparme, Emi, te quiero.— Yo también déjame ayudarte. — le dijo al mismo tiempo que ella tomaba la bandeja para continuar hacia la sala.Damián entregó los boletos al muchacho encargado y entraron a la sala, buscaron los asientos y al dar con ellos, Emilia se encontró con que a un lado de ella se estaba Dante ¿Qué hacía el aquí?— se preguntó al sentarse.—Dante va a acompañarnos Emi— susurró Damián.Ella se abstuvo de decir nada, en toda la p
Dante llegó a la casa de su abuelo, no sabía cómo hacerlo cambiar de parecer pero era necesario, una parte importante para que Emilia accediera a ser parte de todo eso, era que se mantuviera en secreto, sabía perfectamente que su abuelo no sabía ese detalle y que por ende no entendía el afán de quererlo mantener privado, pero algo se le tendría que ocurrir.Al llegar a la entrada se sorprendió al ver salir a Noel Duarte, el abogado familiar, a lo que tenía entendido el licenciado Duarte solo llevaba los casos familiares personalmente y todos los demás eran atendidos por su agencia.—Buenas noches, señor Villanueva. — como siempre era un hombre recto, formal que nunca perdía la propiedad, un hombre de unos cincuenta años, delgado y de un metro sesenta con unos lentes en la punta de su nariz.—Buenas noches, señor Duarte, ¿que lo trae por aquí?— preguntó Dante sabiendo de antemano cuál sería su respuesta.—Asuntos confidenciales de su abuelo señor, si me disculpa debo irme.Y sin dar