Ariana siempre había estado enamorada de Tadeo, era su primer amor, y ella deseaba que fuera el primero y único en su vida, él era el hombre más amable servicial y atento que conocía, tal vez ahorita estuviera confundido y no tuviera claro qué era lo que realmente necesitaba pero ella tendría paciencia para estar para él cuando lo entendiera y recibirlo con los brazos abiertos. Por lo pronto estaba feliz con lo que tenía, y le encantaba bailar con y para él, Tadeo la tomó de la mano y la llevó en dirección de una de las orillas de la pista. — ¿A dónde vamos?— gritó Ariana, pero continuaba siguiéndolo. — ¿Para qué quieres saber? ¿me dirás que no?— le contestó alzando la voz para hacerse oír, o sin dejarle una hermosa sonrisa como las que ella amaba. — Jamás. Tadeo la guio directamente a unas puertas que estaban cerradas pero sin llave, invitándola a entrar, realmente era incapaz de negarse a ese tipo de aventuras en las que eran los protagonistas. Instantes maravillosos arrancado
Después de la noche más extraña de su vida, Emilia estaba en una cafetería intentando dejar de lado todo lo que había soñado y esforzándose sobremanera en poner toda su atención en Danna, ella era quien necesitaba su atención en este momento no todas esas ideas raras en las que se había envuelto la noche anterior. — Entonces me comí un sapo— terminó Danna. Emilia parpadeó un par de veces para regresar al presente, lo del sapo sí que había funcionado. — Lo siento, ya volví – le dijo tallándose ligeramente los sentidos. —— Si me di cuenta que no estabas aquí, si no a kilómetros, dime de que se trata, — No Danna, dime tú ¿qué más pasó? — Pues en resumen fue eso— contestó mordiéndose el labio inferior desviando ligeramente la mirada hacia el lado derecho. Emi la conocía desde hacía años, así que ese tic era solo para ocultar lo que quería decir realmente, así que insistió un poco más. — Amiga— le tomó la mano suavemente— explícame que tienes— Danna era muy parecida
Emilia llegó corriendo seguida de Tadeo, aun no tenían información de qué había pasado, pero al llegar a la recepción del hospital solicito que la llevaran con su hermano, hacia menos de diez minutos que le habían llamado por teléfono de la escuela de Damián diciéndole que había tenido una pelea con un compañero y los habían tenido que llevar a urgencias.Unos minutos después, que para Emilia parecieron horas un doctor se presentó frente a ellos solicitando familiares de Damián Puentes, Emilia brinco de la silla en la que Tadeo la había sentado muy a fuerzas, para mantenerla en un solo lugar ya que no dejaba de caminar desesperada de un lado a otro.— ¡Yo doctor! ¡yo soy su hermana!— acercándose a él.— Acompáñeme por favor y no se preocupe ya le hicimos una revisión y además de una cortada pequeña en el brazo no hay nada más grave, lo demás son golpes superficiales— le explicaba mientras se dirigían a urgencias para que viera a su hermano.— Gracias a Dios— exclamo Emilia más tran
Dante tenia días revisando los movimientos de Damián, sin conseguir verlo solo para acercarse y poder hablar con él y ayudarlo con su relación con su hermana, ya estaba desesperado se suponía que hacía quince minutos que debió salir pero aún no lo veía aparecer por la calle.El seguía esperándolo, cuando de pronto lo miró despedirse de sus amiguitos, y por obra del destino se quedó solo.— Por fin – pensó Dante, era su oportunidad.Decidió acercarse sigilosamente para no variar su camino, después de todo solo necesitaba unos minutos para saber qué era lo que realmente le molestaba a Damián, lo veía pensativo y con la mirada baja.— Tal vez tiene mucha tarea— siguió respondiendo sus incógnitas con suposiciones.Se acercó un poco más, pero lo que comenzó a notar es que Damián no se detenía y el semáforo peatonal se encontraba ya sin tiempo, se había puesto en rojo para que todos quienes fueran caminando se detuvieran, cosa que todos hicieron menos Damián, Dante se quedó concentrado en
Emilia se encontraba en la plaza, aun no sabía cómo había llegado Damián ahí, pero le pidió que fuera con él y era lo único importante, le hacía sentir que podía llegar a perdonarla y que regresaban a la normalidad, cosa que ella necesitaba desesperadamente.Era una plaza grande pero en el fondo se encontraba el cine, al llegar miró a su hermanito en la entrada de la sala con todo lo que podía sostener con sus manitas para comer.— ¿Qué es todo esto?— preguntó ella emocionada con todo lo que hacía su hermano.—Es una sorpresa para disculparme, Emi, te quiero.— Yo también déjame ayudarte. — le dijo al mismo tiempo que ella tomaba la bandeja para continuar hacia la sala.Damián entregó los boletos al muchacho encargado y entraron a la sala, buscaron los asientos y al dar con ellos, Emilia se encontró con que a un lado de ella se estaba Dante ¿Qué hacía el aquí?— se preguntó al sentarse.—Dante va a acompañarnos Emi— susurró Damián.Ella se abstuvo de decir nada, en toda la p
Dante llegó a la casa de su abuelo, no sabía cómo hacerlo cambiar de parecer pero era necesario, una parte importante para que Emilia accediera a ser parte de todo eso, era que se mantuviera en secreto, sabía perfectamente que su abuelo no sabía ese detalle y que por ende no entendía el afán de quererlo mantener privado, pero algo se le tendría que ocurrir.Al llegar a la entrada se sorprendió al ver salir a Noel Duarte, el abogado familiar, a lo que tenía entendido el licenciado Duarte solo llevaba los casos familiares personalmente y todos los demás eran atendidos por su agencia.—Buenas noches, señor Villanueva. — como siempre era un hombre recto, formal que nunca perdía la propiedad, un hombre de unos cincuenta años, delgado y de un metro sesenta con unos lentes en la punta de su nariz.—Buenas noches, señor Duarte, ¿que lo trae por aquí?— preguntó Dante sabiendo de antemano cuál sería su respuesta.—Asuntos confidenciales de su abuelo señor, si me disculpa debo irme.Y sin dar
Emilia pasa toda la noche feliz a lado de su hermanito, tenía días que lo extrañaba muchísimo y el poderlo abrazar y acurrucarlo con ella la reconfortaba, se despertó más temprano de lo normal, esperaba poder ver a su mamá, tenía días por no decir que semanas sin verla más que unos minutos cuando se cruzaban en la puerta de salida de la casa y cada vez se veía más agotada, al llegar a la cocina la miró haciéndose un café.— Buenos días mamá— la saludo contenta.— Buenos días mi niña, ¿Cómo dormiste?— Muy bien— su mamá no sabía del conflicto que habían tenido Damián y ella de hecho no sabía ni de los puntos que le habían dado a su hermano, no quería preocuparla más de lo necesario.— Qué bueno hija, yo me tengo que ir temprano me hablaron de una de las agencias y tengo que presentarme en una hora y queda lejos.— Mamá pero ayer llegaste muy muy tarde, ¿estas segura que puedes con eso?— Emilia se acercó para prepararle un lunch rápido, para que alcanzara a llevárselo, había veces que n
Después de ver la fotografía entre las noticias principales del país, Dante decidió llamar a Emilia para ver cómo se estaba tomando las cosas, lo bueno de todo era que no se le veía el rostro y aparte de Tadeo, su amigo, nadie la había reconocido, eso lo tranquilizó.Ese mismo día pero en la tarde Dante ya tenía a la persona encargada de haber tomado las fotos y lo tenía en una habitación de hotel quería hablar directamente con el cara a cara. “Y ahí estaba un hombre más bien delgado, ojeroso, pequeño, insignificante, mirándome con cara de miedo, aunque no lo creo si fuera así no se atrevería a mirarme siquiera menos a tomarme fotografías” pensó furioso.— Lo haremos sencillo— le dijo Dante amenazador parándose frente a el – tú me dices ¿por qué demonios me hiciste las fotos? y yo te dejo ir.El hombre tragó saliva. Al continuar en silencio él le dijo.— Sabes que puedo demandar ¿verdad? Y no solo eso pedir compensación económica.— Estaba en un lugar público— aun con nervios el hom