—Hola, ¿qué tal?—sonríe con tanta tranquilidad—¿puedo ayudarte en algo?
En ese momento siento que las palabras están totalmente atoradas en mi garganta. Estoy tan confundida que ni siquiera sé lo que está pasando a mi alrededor. Tantas ideas empiezan a darme vuelta dentro de mi cabeza, pero ninguna de ellas me sirven para aclarar todo lo que está pasando en este preciso momento. Cuando estoy apunto de abrir mi boca, la voz de James me detiene en seco.
—Mi amor, podrías decirme, ¿quién ha tocado la puerta?
¿Mi amor?
Mis manos empiezan a temblar cuando la realidad me golpea como una piedra en la cara y empieza a esclarecerse todo el confuso panorama. Puedo escuchar sus pasos en dirección a la nuestra hasta que por fin se detiene en seco detrás de la mujer. Cuando me ve, inmediatamente su cara palidece y el terror se instala por cada rincón de su cuerpo. Lo observo con tanto dolor, con el corazón apunto de estallar y salir por mi boca. Tenía unas inmensas ganas de vomitar, puedo sentir el frío dentro de mis venas, en ese mismo momento siento como mis piernas empiezan a temblar, me sentía totalmente inestable.
—¿Te encuentras bien?— pregunta la chica con tanta preocupación.
James simplemente permanece congelado y mudo.
—S…si—tartamudeo.
Mi respuesta no era tan convincente. Bajo la mirada e inmediatamente mi vista está sobre la mano izquierda de la mujer y puedo observar el brillo del anillo de matrimonio que lleva puesto en su dedo anular. Cada vez más siento que mi cuerpo se está descompensando, no me basta si no hasta que rápidamente veo hacia la mano de James y observó otro anillo exactamente igual. Extiendo mis manos en todas las direcciones para poder apoyarme antes de caer, afortunadamente me sostengo del marco de la puerta y mis lágrimas empiezan a derramarse una a una.
—En serio, ¿dígame cómo podemos ayudarla?— la voz de la chica empieza escucharse con más preocupación—. Si gusta puedo pedirle a mi esposo que la lleve en el coche para el hospital, su condición no es muy buena que digamos y no es conveniente que se vaya así.
Esas palabras… Esas malditas palabras estaban destrozando mi corazón y hacía que mi mundo estuviera de cabeza.
—No se preocupen por mi— respondo un tanto despreocupada aunque por dentro me estuviera muriendo— estoy bien, creo que se me había bajado la presión. Me equivoqué de apartamento. Mas bien, lamento haber ocasionado todo este espectáculo, yo puedo regresar por donde vine.
Giro sobre mis talones y empiezo a caminar completamente destrozada.
—Pero, señorita…
Sin dudar sigo caminando. Oprimo el botón del elevador. No me detengo hasta que las puertas se abren y con mucha dificultad entro. Una vez que las puertas se han cerrado y nadie me está observando empiezo a llorar desconsoladamente, jamás pensé que esto me pudiera pasar a mí.
Cuándo el ascensor llega a su límite, empiezo a respirar rápidamente y salgo corriendo de prisa, sólo quería abandonar este edificio. Estoy tan apenada y tan confundida, que al llegar a la carretera no sé qué rumbo tomar. Empiezo a caminar tambaleante sin dirección hasta que de pronto escucho un freno delante de mí. Mi corazón casi sale por la boca al ver las puertas del auto abrirse y un hombre baja de él.
—Oye, ¿está todo bien?— escucho aquella voz grave—¡no puedo creerlo!—exclama—, saliste muy asustada de ese edificio que si no fuera porque voy concentrado en el camino, estoy muy seguro que te hubiese atropellado, deberías de tener un poco más de cuidado.
No respondo en ese preciso momento porque mi cuerpo puede que esté presente, pero mi mente está en otro mundo.
—¿Con quien andas? ¿estás sola? ¿Necesitas que te lleve a algún lado?
—¿Puedes llevarme a la calle que está acá?— Saco inmediatamente mi celular y le señalo en el mapa.
—Por supuesto que sí, no tengo ningún problema en hacerlo— me dice con toda tranquilidad—. Igual voy sobre esa vía.
Inmediatamente rodea el coche para abrir la puerta del copiloto, ni siquiera me detengo a pensar si es conveniente o no entrar al vehículo de un completo desconocido. Estoy tan mal y tan alterada que lo único que quiero es llegar inmediatamente a casa y encerrarme en mi cuarto a llorar.
—¿Podrías darme con exactitud la dirección a la cual nos dirigimos?
Empiezo a darle todos los detalles y simplemente me mantengo en silencio una vez que lo hago. Ninguno de los dos se atreve abrir la boca durante todo el trayecto.
una hora después, nos detenemos frente al edificio donde vivo, busco la cartera y accidentalmente mi celular cae al lado del asiento, cuando me volteo a tomarlo, veo un regalo hermoso con un mensaje que decía: Sé que las cosas no han sido fáciles últimamente, pero acá están las llaves de nuestra nueva casa.
En ese momento sentí una gran nostalgia al imaginarme que este hombre sería James, que me acaba de dar la casa que siempre soñamos, donde viviríamos felices como la familia que siempre hablamos, al lado de todos nuestros hijos.
—Muchas gracias por haberte tomado de tu tiempo y traerme a casa— le digo al sujeto que ni siquiera en todo el trayecto he visto su rostro.
—No te preocupes, creo que cualquier hombre en mi lugar lo hubiera hecho con mucho gusto. Mi nombre es Maxwell Miller.
Inmediatamente bajé del coche y sólo pude observar el humo a través de las llantas.
MES Y MEDIO DESPUÉS Observa el calendario y veo que es la última fecha en la cual vino mi menstruación fue hace mes y medio. ¡No puede ser posible!— inmediatamente mi corazón empieza palpitar rápidamente con aquella intensidad la cual podía sentir mi pecho oprimido— tengo demasiado tiempo de retraso, esto no me puede estar pasando a mí y menos en estos momentos.Empiezo a dar vueltas dentro de mi habitación, preocupada por el simple hecho que puede estar embarazada de James. Me niego rotundamente a creer que después de todo el engaño que me ha causado en mi vida, ahora estoy pasando por esta situación tan desesperada. Llevo mis manos a la cabeza tomando de mis cabellos, tengo tantos nervios que empiezo a comerme las uñas. Estoy tratando de pensar en las diversas soluciones a este problema, pero estoy tan confundida que mi cerebro se niega a recibir órdenes bastante lógicas.Cierro la puerta de mi apartamento y me dirijo al apartamento de Grethel. Últimamente no soy el ser más intelig
Grethel, es la primera que decide entrar al baño, la sigo, pero con pasos lentos e inseguros. Toma las pruebas, antes de qué pueda darle alcance y confirme los resultados. Al final, es ella la que se atreve mientras yo sólo llevo mis manos a la boca. Empiezo escuchar gritos por todo el apartamento de mi amiga, mientras la observo estoy totalmente paralizada por el susto, cuando mi amiga corre con las pruebas en la mano como si se tratara de una bomba a punto de explotar.—¡Las tres han salido negativas!Creo que a lo largo de la vida que he llevado es la única palabra mágica y tan reconfortante que he podido escuchar. —Si quieres puedes comprobarlo tú misma, hay una sola raya en cada uno de las tres. Esto sin duda hay que celebrarlo. Al parecer no van haber engendros del mal en tu vientre. Es hora de vestirnos e irnos de rumba. Con toda curiosidad observo los tres palitos en cada una de las pruebas, reacciono emocionada por el resultado. Mi amiga tira las pruebas al aire y me da u
Enseguida estoy tentada a voltear y ver a quien le pertenece esa hermosa voz que hizo que mis pelos se erizaran como hace mucho no lo hacía. Sin embargo, mantengo mí porte, pero atenta a cada palabra que el desconocido chico pronuncia mientras se encuentra detrás de mí. —Como usted desee, Jack. Por cierto que bueno verlo de nuevo por acá. Bienvenido.—Gracias, Jared. Te aseguro que de ahora en adelante me vas a ver con más frecuencia por este lugar. Sigo escuchando su voz y no me lo creo, me tomo el trago de una sola vez y así tener la excusa para voltear y terminar con la inmensa intriga que me produce el querer saber a quién le pertenece esa excitante voz.—Jared, Sírveme otro trago por favor— pronunció con mi voz un poco temblorosa al igual que mi cuerpo mientras espero, puedo sentir la mirada de ese chico sobre mí. Me olvido de mi tonta timidez y al igual que lo hizo mi amiga, saco mis armas de seducción y saco toda la artillería pesada posible. —¿Perdiste a alguien igual que
UNOS MESES DESPUESAbro uno de los cajones de mi ropero y me alegra encontrar uno de los porta retratos donde Salimos Juana y yo, abrazándonos. Había olvidado que lo había dejado escondido allí. Recuerdo a la perfección que dos semanas más tarde y obligado por mis responsabilidades, tuve que volver a la oficina para finalizar los planes de un nuevo centro comercial que nuestra empresa estaba a punto de empezar a construir en el corazón de la ciudad.Mi sufrimiento en ese momento era evidente. Las terribles ojeras alrededor de mis ojos, la barba descuidada y mi mal genio, fueron una prueba más que evidente del terrible momento por el que estaba pasando. Aun así, estaba llena de coraje, uno que realmente no tenía y me obligué a continuar con mi vida normalmente... si esta forma de vida se puede llamar normal.Cuando llegué a la oficina, lo primero que vi fue la maldita foto en mi escritorio. En un impulso de furia, aniqué todo lo que había allí. Afortunadamente, soy el socio mayoritario
ROSESalimos y con su mano incluso en la parte inferior de mi espalda, fuimos al aparcamiento. Me sorprende cuando nos detenemos frente a una motocicleta increíble y no puedo evitar dejar de sorprenderme imaginando cómo me subiré a ella con mi vestido corto, mis enormes tacones altos y rematar sin usar ropa interior. Me siento abandonada cuando me quita la mano de la cintura y el intenso frío golpea la zona donde hasta hace unos segundos sentía un calor intenso.—¿Es ahí donde iremos?Pregunto asombrada mientras señalo con el dedo a su motocicleta. Nunca imaginé que mi primer enganche sería con un vehículo motorizado. ¡Maldita sea! Qué sorpresa.—Obviamente, hermoso.Responde con un tono burlón, mientras lucho entre la idea de rechazar la propuesta y volver al club de nuevo.—¿Te has dado cuenta de la forma en que estoy vestida?Le pregunto con indignación y completamente molesta con su actitud despreocupada.—Por supuesto que lo he notado—, me desnuda con su mirada sin ninguna vergüe
MaxwellYa he dado el primer paso para sacar a Juana de mi cabeza. Enganchar a una chica esta noche ha sido muy fácil. Nunca pensé que después de haber perdido la práctica, una vez que decidí hacerlo, no tuviera problemas para conseguirlo. Y juro por Dios que me he llevado a la mujer más hermosa del lugar.Hay algo en ello que me resulta familiar. Aun así, no puedo entender por qué siento que la conozco en algún lugar. Aunque lo pienso muy bien, ¿cómo podría olvidar un monumento así si lo hubiera conocido antes?Entramos en el aparcamiento del hotel. Puedo sentir su temblor mientras está pegada a mi espalda. Apago la motocicleta y antes de poder ayudarla a bajar, lo hace sola, con un poco de inestabilidad.Me quito el casco y lo guardo en el compartimento. Voy a ella para quitarle el suyo y luego lo guardo al lado del mío. No puedo evitar mirarla una y otra vez, es una mujer extraordinariamente hermosa. Sus ojos contrastan con su pelo y las pequeñas pecas regadas por su cara. Sus lab
—Por favor, entra.Da un soplo de sorpresa y se aleja apresuradamente de mí.—Gracias.Apenas puede hablar. Puedo notar la emoción en el tono de su voz. No sé por qué, pero algo me dice que esta experiencia es tan nueva para ella como para mí. ¿Es posible que ambos nos atreviéramos a dar un paso como este la misma noche y esa oportunidad nos haya hecho encontrarnos de esta manera? Sonrío ante ese pensamiento loco. ¿Cómo se me ocurre una idea así?Entro y voy tras ella. Sin apartar los ojos de su trasero redondo y boca arriba.—¿Quieres algo de beber?Me atengo a su espalda y le susurro muy cerca de su oreja.—Sí, por favor.Le beso el cuello, porque quiero sentir cómo le afecta mi tacto y, como lo asumí, la hago temblar.Me alejo de ella y camino al bar para ir a tomar unas copas. No me gusta lo que me está haciendo sentir, así que estoy buscando distancia, para calmar esta extraña ola de sensaciones que me está poniendo bastante nervioso.—¿Qué quieres beber?— Hay whisky, cerveza, vi
Se instala entre mis piernas y sube a una de ellas sobre sus caderas, mientras me besa de nuevo con tanto deseo que todos los pelos de mi cuerpo inevitablemente se levantan. Le devuelvo el beso con la misma pasión con la que lo está haciendo. Sus besos son cálidos y profundos. Alterna besos con chupar la lengua y termina mordiéndome suavemente el labio inferior.—Déjame quitarme la ropa e ir a buscar un condón nuevo.Me lo dice con una voz profundamente ronca. Y me da un beso antes de levantarme de la cama.Lo veo alejarse para recoger algo del suelo. Puedo ver lo que cayó al suelo mientras me empujaba contra la pared. Era su cartera, en la que guarda los preservativos que lleva consigo.—Solo me quedan un par más—, me dice mientras los levanta en la mano y vuelve a mí, —y planeo hacer muy buen uso de ellos.Pronuncia con confianza en si mismo.Empieza a desnudarse lentamente sin apartar la mirada de la mía. Doy pequeños soplos de aire, cuando poco a poco se descubre tu piel y puedo v