Aiden__ No tengo nada que hacer aquí. Todo lo que digan es mentira. - se quejó la mujer que lucía de alguna manera más desafiante. Se tuvo que sentar en la silla que pusieron atrás suyo, en lo que observé desde atrás del cristal. - ¿No sabe quién es mi padre? Cuando se entere de esto...__ No está en condiciones de amenazar, mucho menos a un elemento de la ley, señorita Betancourt. - la centró Roquefort. - Con un cargo de intento de homicidio debería bastarle. Le recomiendo mantener la boca cerrada y no tirar de la soga en su cuello.__ Soy inocente de todo lo que se me acusa. No he intentado nada, ni voy a decir nada. - se mantuvo en su negativa.__ ¿Espera a su abogado?__ No tengo abogado. - no me sorprendió su respuesta. - No quiero uno de oficio, sería una humillación para mí, son gente que no tienen ni...__ Le aconsejo no decir nada sobre ellos. Cada uno aceptarían defenderla sin recibir un pago de su parte y un insulto no lo permito. - sentenció el detective. - ¿Quiere o no e
Isabella.Lo vi cenar en el comedor con Lucía contando sus anécdotas recientes. Era lo que escuchaba y me mantenía ocupada todo el tiempo que había permanecido en Vancouver, Incluso a Aiden con su ocupada vida y mente lo había logrado distraer. La alegría de la chica era la suficiente para apañar las preocupaciones de ambos, no solo se relajaba aún con saber la razón por enviarnos aquí, si no que vivía al día. No parecía asustarle nada.__ Solo espero que a todos esos lugares que sales, no sea sin seguridad. - advirtió Aiden, siguiendo con la cena.__ Claro que no. Además, el tío Edmond vino hace dos días y al igual que tú no quiso salir sin esos orangutanes de afuera. __ Lucía. - riñó él.__ No se los digo como insulto, si no por lo grandes que son. El otro día que fui a una feria, uno de ellos me sostuvo para subir a una de las atracciones y era muy chiquita a su lado. - le contó y me reí al ver el gesto descontento de mi esposo.__ No estás descuidando la universidad ¿verdad? - c
AidenAún no asimilaba lo que me fue avisado, Tej estaba igual de atónito que yo por tal situación. No creímos siquiera que fuera real, hasta que llegamos a la morgue, en donde Lexi iba saliendo del lugar con la cara roja, asustada y hasta diría incrédula. Era normal, siendo su padre el que estaba en la habitación a la cual nos dirigieron. __ Debo advertirle que si no ha visto algo como esto, la impresión puede ser muy fuerte. - me dijo el detective. - Sabemos que es para usted porque son sus iniciales las que tiene marcadas en el pecho. Asentí. Solo quería acabar de una vez por todas con la curiosidad por saber que era lo que había escrito para mí.El detective levantó la tela azul para mostrar al hombre de mediana edad con un corte en el cuello. Tuvo que ser algo de sorpresa para que no pudieran darse cuenta. No tenía señales de lucha, pero lo que más captó mi interés fue la inscripción del pecho y estómago del Noah."Volveremos a encontrarnos, falta poco" Eso era lo que había es
Aiden.__ ¿Como que no aparece? - dijo Gaspar con un tono mordaz. - ¿De qué demonios me estás hablando, Aiden? Estaba en Vancouver, ¿Como es que ahora no la encuentras? __ No está. - respondí con lo único que tenía claro. - La busqué, pero no la encontré en ningún lado. Isabella viene para acá, si logró saber dónde estaban, no están seguras allá y no pienso tenerla donde puede ponerle las manos encima. Se llevó las manos a la cabeza. Frustrado al igual que yo, no podía estar pasando una situación como esa en tan solo un descuido. ¿Como lo logró? __ ¿Piensas que fue...__ Nadie más tendría interés en dañarla o llevarla consigo de los que conozco. Además estaba en ese mural de...Me quedé en silencio recordando lo que había visto días atrás en el ático de esa casa. __ ¿Mural de qué? - cuestionó al verme callado. Mientras mi cabeza evocó ese instante, ahí estaba la fotografía de Lucía, estaban todos, pero ¿Porqué exactamente? - Aiden, responde. ¿Mural de qué? __ Tengo que llamar a
Isabella.El auto se detuvo y me quise bajar, pero el arma del hombre que seguía apuntandome me detuvo. Ni siquiera sabía quién era, no obstante fue quien me esperó cuando la llamada sobre matar a Lucía si no venía con ellos, llegó.Quise avisarle a Aiden, pero me dijeron justo donde estaba él y a unos metros yo, apuntandonos con él rifle que el hombre llevaba colgado en su cuello. El pánico porque asesinaran a mi cuñada y le disparen a mi esposo me abarcó. Cada parte de mi cuerpo solo pensó en obedecer y hacer que se fueran de ese lugar, alcancé a poner en silencio mi propio teléfono por si podía servir de algún modo. No sabía ni que estaba haciendo, solo era mi intención de no perder al amor de mi vida y ser la causante de la muerte de mi cuñada la que actuó de tal forma que apenas pude evitar no ser vista al salir por la cocina. __ ¡Al fin! - dijo el mismo que vi en las noticias días antes. Jerónimo Burckhardt, él padre de Aiden, de pie, comiendo una manzana con una gran sonrisa
Aiden.Con mi mujer y mi hermana desaparecidas, todo me había rebasado. El agua no solo cubrió mi cuello si no que tenía la sensación de estar en lo profundo del océano y sin ningún salvavidas cerca.Mi hijo dormía en la habitación junto a mí madre, en lo que yo no me cansaba de buscar opciones. Necesitaba dar con ellas, pero sabía que primero debía ver el dichoso mural que tenía el fiscal Zaid, solo que al infeliz se le daba el ser una molesta piedra en el camino.__ ¿Que otros datos puede brindarnos sobre la desaparición de su esposa y su hermana? - preguntó el detective Roquefort con su atención puesta en mí. - Incluso los datos que crea inútil, pueden servirnos. __ Todo lo que sé se lo dije. No hay más. - aseguré con la poca paciencia que me quedaba __ Bien, iniciaré con la búsqueda. Me comunicaré con usted si encuentro algo. - manifestó, antes de salir de la casa. Se consideraba setenta y dos horas sin noticias de alguien como desaparecido, pero ante la situación de Jerónimo es
Aiden.__ Investigando la salida de la cárcel de Burckhardt, me di cuenta de algo. - me dijo el detective, en tanto lo seguí en el pasillo directo a su oficina. - Hay una persona más que lo visitó semanas antes de su fuga. Se registró como un amigo de la infancia del hombre, por ello no le pusieron peros a la hora de dejarlo entrar. Pasó desapercibido entre los guardias, pero al ver los vídeos de seguridad me di cuenta de quién se trataba, porque lo vi en casa de los Betancourt cuando fui a interrogar a la hija Noah. Tecleó en su computador para luego indicar que me acercara.__ Este hombre. - señaló al tipo que reconocí de inmediato. Mateo, el imbécil buscando salidas. - No tarda más que cinco minutos su visita, no se mira que hablen, solo le entrega algo, recibe una respuesta y se va. __ Porque solo es un intermediario. - deduje al ver la imagen en la pantalla. - Alguien más lo enviaba todas esas veces. __ Exacto.- confirmó pasando a otras grabaciones similares. - Fue dos veces p
Isabella.__ Por fin la tendré conmigo de nuevo. Por fin estará con nosotros. Por fin sabrá que solo la quise para mí todo el tiempo. - Jerónimo habló solo una vez más, en lo que limaba una soga que puso en mis pies, sobre estos. - Yo nunca la dañaría, solo cometió un error. Sara no debía irse. ¡No vas a irte!. Vi a Lucía con las mejillas mojadas debido a las lagrimas cuando le gritó. __ Jerónimo, escuchame. - quise mediar. - Todo lo que crees no es verdad. Sara murió, no volverá. Lucía no es ella, Sara...__ No le prestes atención a sus palabras. - le dijo Lexi. - Ella te miente.__ ¡La que miente eres tú! - la rabia me hizo sacudirme, queriendo cobrar lo que estaba haciendo. Tan vil de creer que todo lo tiene justificado y controlado. - Todo lo que te diga no es verdad. Solo manipula lo que haces para que te culpen a tí. __ Sara va a regresar. - volvió a decir y supe que negociar con él no era una opción. No sabría distinguir la verdad de la fantasía, por ello necesitaba algo con