Tylor conocía a su jefe desde hace años. Su familia le había dado estudios y por ello, era un fiel seguidor de Alessandro y aunque no era parte de sus amigos, conocía sus secretos como su mano derecha. Por ello, podía conformar que, en esta ocasión, estaba desenfrenado. Estaba irreconocible y más, porque sólo vivía al pendiente y con una sola mujer. Cosa que no había pasado antes y ello, era un hecho sorprendente que le preocupaba. Porque, ambos actuaban como recién casados en su luna de miel y esta, no dura una eternidad. Mientras él hacía la fila para pedir todas las hamburguesas, Alessandro besaba con demanda a Kim en el asiento de atrás. Ambos estaban dando más de lo que habían pensado darse. Porque ya no era solo atracción sexual, sino, comodidad y confianza, algo que los había vuelto más íntimos. Sus manos tocaban sin temor, porque conocían de memoria el camino que debían recorrer de sus cuerpos. El vestido, comenzaba a estorbar y el espacio era tan estrecho que resultaba un p
Dulce colgó enojada por la respuesta de su hermana y se bajó del auto camino al edificio donde segundos antes, había entrado Alessandro con Kim.Dulce, no era la única molesta, a Yocelyn no le habían salido las cosas bien con su embarazo y ver que quien la miró y se la follo con desprecio era padre, Era un golpe contundente que la tenía agonizando. A Yocelyn realmente no le había importado Alessandro. Solo le había parecido un chico atractivo y como le gustaba a su hermana, quiso hacerlo suyo. Robarle la oportunidad de ser feliz, mientras ella era parte de la familia más adinerada del mundo, era su plan. Porque tener a Alessandro y sus padres como familia, era jugar en un arenero. La diversión real, era con sus abuelos. La pareja más adinerada y con conexiones hasta en lo más simple del mundo.Ese había sido su objetivo, uno que había caído en el cesto de la basura cuando Augustus Delacroix le ordenó que se embarazara en dos meses o se divorciara de su nieto. Por eso, más que todo,
Un mes despuésNarra KimLos juzgados habían salido a vacaciones y yo con ellos. Mi trabajo, había disminuido y todo lo poco que hacía, lo seguía haciendo virtualmente, así que, estaba aburrida. Aburrida al punto de dirigirme a la empresa de Alessandro. Lu, estaba de vacaciones en Brasil y la señora Gabriela había ido de compras a París, así que, al tener solo esos dos contactos para entretenerse, había quedado sin diversión. Por ello, iba rumbo a la empresa, donde todas me miraban con enojo y envidia.— Hay que traer a los fumigadores, las cucarachas están entrando a la empresa — dice la recepcionista mientras paso y yo la ignoro.— Además de eso son sordas. Vaya calamidad — se burla su compañera.— Es mejor ser sorda a ser envidiosa. La envidia es una enfermedad que no te deja vivir en paz ni tranquila. Pero a los sordos, los veo feliz, adaptándose al mundo y saliendo adelante sin envidiar el marido de nadie — digo pasando hacia el ascensor.— ¿Su marido?— Recuerden cuál es su luga
Estaba decepcionada y me sentía extraña. Me dolía el pecho y ese dolor me recordaba que nuevamente había sido herida. Pero está vez, si dolía. Quería decir que estaba tranquila o que fingir tranquilidad, era fácil.Pero, apenas llegue al ascensor, las lágrimas cayeron por mis mejillas sin que pudiera evitarlo.‘¿Por qué estoy llorando? ¿Por qué debo sentirme así si solo fue un trato?’ me pregunto mentalmente mientras intento secar mis lágrimas. El ascensor suena diciéndome que he llegado a mi destino y yo vuelvo a tomar mi aspecto inquebrantable. Saliendo como si nada, caminó hacia la salida donde las serpientes en la recepción, destilan su veneno.— Vaya visita tan fugaz, ¿será que la echaron como perra? — pregunta una de ellas y yo me detengo dispuesta a responderle. — ¡Están despedidas! — grita Alessandro corriendo hacia mí.Sabiendo que no quiero ser parte de un espectáculo, avanzó hacia la salida, pero su mano me toma antes de que pueda subir al auto.— Váyanse. — ordena a mi ch
Sabía que no iba a irse fácilmente. Si había llegado hasta aquí, era porque no se iba a marchar hasta que hablara. El problema es que no quería escucharlo. No deseaba seguir escuchando mentiras de alguien experto.— ¿Por qué estamos aquí? — pregunto molesta.— Kim, sabes que necesitamos hablar. — ¿De qué? Firmamos un acuerdo donde dejamos claro que debíamos hacer si esto se iba a terminar. Tú violaste el acuerdo de exclusividad y esto ya termina. — No es así de sencillo. Aunque hayamos decidido cortar nuestra relación después de un error, debemos hablar.— ¿Qué vamos a hablar? — Kim, muchas cosas.— Alessandro, te había pedido que no termináramos como lo hacías con tus conquistas. Pero viendo que sigues dando vueltas. Prefiero que seas como siempre, cortante y frío. Así, nos evitamos hablar de algo que ya está claro. — pido.— No puedo hacerlo. Yo no puedo ser frío contigo porque si siento algo por ti. Algo que no había sentido por ellas — asegura.— Bien, ¿qué sientes por mí, Aless
¿Alguien puede saber cuándo las emociones se profundizan o cambian? ¿Alguien podría decirme el antes y después de todo esto? Porque, ¿por qué ahora nada me resulta claro con él y por eso, es que ahora lloro como una magdalena?No sabía cuando había empezado, pero aquí estaba, mirando al hombre que me había hecho llorar y aún sentía como removía cada fibra de mi cuerpo. Tenía razón, me había enamorado de él, solo eso podía explicar porque su traición me dolía tanto. — Tienes razón. Me enamoré de ti, Alessandro. Por eso, me sentía segura a tu lado y caminaba cómoda. No sé cuándo pasó al punto de desconocer si ciertos momentos de mi vida, fueron causados porque ya te quería o no.— Me pasa igual. — coincide Alessandro — No sé en qué momento sucedió. Pero no temo por quererte, Kim. Sé que no soy la persona que ama sin medidas y está con una sola persona. Pero, me estuve esforzando, Kim. En todo el tiempo que llevamos juntos, no te había fallado.— Entiendo. Pero, aunque me insistas, ya no
Un mes después ¿Quién puede dormir cuando tiene la mente nublada por recuerdos que sólo aumentan tu malestar? Desde que Alessandro se fue, no sentí paz. No quería comer y aunque me esforzaba en alimentarme por mi hijo, la misma, me sabía desagradable. Era como si todo interés por seguir mi vida, se fuera con Alessandro. ¿Tanto poder le había dado en mí? ¿Tan profundo había cavado en mi ser para causar este efecto en mí? No sabía porque lo había permitido, pero, ya no importaba, lo que me importaba, era acabarlo. Necesitaba dejar de sentirme así. Decepcionada, por cómo me ha dolido está ruptura cuando no éramos algo en concreto, salgo de la casa de Lu en busca de algo por hacer. Por ello, me marcho en busca de algún trabajo que hacer. Pero en la firma de abogados, no hay más que fórmulas que llenar para mí. ‘¿Qué debo hacer mantener mi mente ocupada?’ me pregunto mentalmente. Sabiendo que con mi abdomen que evidencia mi embarazo, solicitar un nuevo trabajo se complica, no camino mu
Narrador OmnipresenteAlessandro estaba desesperado y ver a Kim así de mal llorando por el dolor, le angustiaba. Ambos tenían temor, no saber controlar sus emociones, lo habían traído a este momento y por ello, los dos se sentían arrepentidos. — Tengo miedo — murmura Kim sudando del dolor mientras todos corrían con ella empujando su camilla y diciendo el procedimiento a hacer. — Todo estará bien. No te preocupes, los tres estaremos bien. — asegura Alessandro con sus ojos nublados por las lágrimas.De repente, un enfermero, le impide el paso y por ello, Kim y él sueltan sus manos.— Señor, hasta aquí nos puede acompañar — dice él deteniéndolo en la entrada de un área restringida. — Pero, ella me necesita. — dice Alessandro mortificado.— Nosotros la atenderemos y pronto podrá verla. Mientras, llene el formato de ingreso. — pide el enfermero para después marcharse. — M*****a sea. — murmura Alessandro frustrado.— ¡Alessandro! — grita Greg, llamando su atención — ¿Qué pasó?— No sé. A