Un mes después ¿Quién puede dormir cuando tiene la mente nublada por recuerdos que sólo aumentan tu malestar? Desde que Alessandro se fue, no sentí paz. No quería comer y aunque me esforzaba en alimentarme por mi hijo, la misma, me sabía desagradable. Era como si todo interés por seguir mi vida, se fuera con Alessandro. ¿Tanto poder le había dado en mí? ¿Tan profundo había cavado en mi ser para causar este efecto en mí? No sabía porque lo había permitido, pero, ya no importaba, lo que me importaba, era acabarlo. Necesitaba dejar de sentirme así. Decepcionada, por cómo me ha dolido está ruptura cuando no éramos algo en concreto, salgo de la casa de Lu en busca de algo por hacer. Por ello, me marcho en busca de algún trabajo que hacer. Pero en la firma de abogados, no hay más que fórmulas que llenar para mí. ‘¿Qué debo hacer mantener mi mente ocupada?’ me pregunto mentalmente. Sabiendo que con mi abdomen que evidencia mi embarazo, solicitar un nuevo trabajo se complica, no camino mu
Narrador OmnipresenteAlessandro estaba desesperado y ver a Kim así de mal llorando por el dolor, le angustiaba. Ambos tenían temor, no saber controlar sus emociones, lo habían traído a este momento y por ello, los dos se sentían arrepentidos. — Tengo miedo — murmura Kim sudando del dolor mientras todos corrían con ella empujando su camilla y diciendo el procedimiento a hacer. — Todo estará bien. No te preocupes, los tres estaremos bien. — asegura Alessandro con sus ojos nublados por las lágrimas.De repente, un enfermero, le impide el paso y por ello, Kim y él sueltan sus manos.— Señor, hasta aquí nos puede acompañar — dice él deteniéndolo en la entrada de un área restringida. — Pero, ella me necesita. — dice Alessandro mortificado.— Nosotros la atenderemos y pronto podrá verla. Mientras, llene el formato de ingreso. — pide el enfermero para después marcharse. — M*****a sea. — murmura Alessandro frustrado.— ¡Alessandro! — grita Greg, llamando su atención — ¿Qué pasó?— No sé. A
La tensión aún no se había disipado mientras la leyenda se marchaba. La guerra, había sido de palabras, pero había causado tanto impacto que casi se revisan para conformar que estaban bien.El enfrentamiento que hoy empezaba, había dejado en los presentes, un peso mental que se mostraba en la preocupación de todos.Bill, se acerca a su hijo y toca su hombro palpando el mismo en señal de apoyo.— Hiciste bien en ponerle un alto. — murmura Bill Delacroix — Debía hacerlo. Yo no puedo dejar que se lleven a mi hijo. — dice Alessandro en un susurro— Creo que cerraré la firma antes que la hagan cerrar, ¿no creen? — pregunta Greg con nerviosismo.— Ahora, debemos anticiparnos a sus movimientos y lo más importante, Alessandro, deja de complicar las cosas con Kim. Dudo que ella vaya a confiar en ti cuando no sabes mantener tu miembro en tus pantalones, pero debemos mantener la esperanza de que confíe en nosotros y aceptar que se vayan del país. — dice Bill.— No, ninguno puede irse con Kim. Él
Dos días después Narra KimMi mente intenta procesar toda la información, sin que ello me altere. Y aunque, logró no alterarme, sigo sin entender en qué momento, se ha complicado tanto mi vida, al punto de tener que marcharme.— No me iré. — digo decidida mientras los tres intentan convencerme de ello.— Kim, sé que es complicado entenderlo, pero, necesito que lo comprendas. Las cosas no están bien y debemos apresurarnos. — Es su familia, no debe imponerse sobre sus deseos y menos, si alguien que no es de su familia, está implicada. — digo molesta. — Mi padre no es así, Kim — comenta el señor Bill — Aunque quisiera decir que nos va a escuchar, no lo hará y no puedo ir en su contra. No por mucho tiempo.>> Así que, debemos movernos, cada minuto que pasa, hace que disminuya la oportunidad de que veas a tu hijo. Si él no ha hecho sus movimientos, es porque aún estás delicada de salud. Pero, apenas pases todo riesgo, no habrá nadie que impida llevarte. Ni siquiera nosotros. ‘Rayos, de
El ginecólogo se marchó después de darme la buena noticia de mi posible salida y los hombres se marcharon con él para hablar al respecto. Por lo que, Gabriela Delacroix fue quien se acercó a mí para acompañarme como mi madre debió hacerlo ahora. — Que bueno que ya tengamos claro qué será. Así podremos adecuar su habitación. Aunque, tenía la sospecha que era niño, necesitaba confirmarlo. — ¿Tenía la sospecha?— Los Delacroix llevan más de cinco generaciones siendo sólo hombres. Esta, sería la octava generación donde las mujeres, no desean ser parte de está loca familia y vaya que es bueno.— ¿Por qué?— ¿Has visto lo loco que son ellos? Un hombre no entraría a esta familia, por muy adinerada que sea. En cambio, para las mujeres es distinto. Las familias adineradas vuelven sumisas a las mujeres y por ello, aceptan toda locura que se les ocurra. — comenta Gabriela decepcionada. — ¿Usted tuvo que aceptar condiciones de ese señor? — pregunto y Gabriela asiente.— Lamentablemente, sí. Aun
Narrador Omnipresente Dos hombres fueron enviados para buscar a Kim, mientras más de veinte, estaban al pendiente de cualquier novedad que podría entorpecer el secuestro. Augustus Delacroix, no se había dado por vencido y por ello, había estado al tanto de la recuperación de Kim. Esta, que estaba tan bien, que podían darle hoy el alta. Pero, como debía tomarla sin levantar sospechas, había dado la orden que la supuesta salida, fuera dada un día después. Alessandro y sus padres habían tomado precauciones y estaban seguros de que él actuaría, pero no sabían cuándo ni cómo.El hospital que no era de él, fue comprado sin que nadie lo supiera, para poder disponer a su antojo el personal del lugar. Augustus no era de crear espectáculos. Todo lo tomaba sin tanto escándalo como lo hacía justo ahora.A Augustus, su nieto a cargo de la operación, le gustaba tener detalle de todo y por eso, tenía en su casa en Ámsterdam, las grabaciones de todo el hospital, donde veía como llevaban a su objetiv
Mientras Augustus, veía como todos los enfermeros y doctores, revisaban el estado de Kim, Alessandro manejaba a toda velocidad rumbo a la pista más cercana del hospital. Sabía que su abuelo no era tonto y como debía moverse sin afectar al bebé, no iba a complicar tanto las cosas, cuando podía llevarla lejos gracias a una pista cercana.La velocidad de su auto superaba los noventa kilómetros por hora, pero, poco le importaba si eso aumentaba la probabilidad de accidente, al saber que disminuir su velocidad, disminuía la probabilidad de encontrar a Kim.Su cuerpo estaba tenso mientras su corazón latía frenéticamente. Sabía que podía pasar y ello, era lo que le asustaba. Él no era el único, sus padres, llamaban desesperados mientras corrían a sus respectivos autos para ir personalmente a las pistas que un hombre de renombre como Augustus, podría usar. Lo que temían, estaba sucediendo y ya era poco lo que podían hacer si aún era posible hacer algo. Alessandro, pasaba los pocos autos que t
Augustus Delacroix observa cómo sin problemas, llega a Irlanda. Lejos de todo el drama de su nieto y también, notó la incompetencia del nieto que llevaba su nombre. Si de algo estaba seguro Augustus Delacroix era que sus hijos habían criado a hombres incompetentes. Su nieto mayor, Alessandro, había sido un criminal que, de milagro, no había sido asesinado cuando solo pensaba en matar por dinero que gastaba disfrutando de muchas mujeres. El segundo nieto, al que le había puesto su nombre esperanzado en que fuera tan inteligente como él, era un idiota adicto a la metanfetamina, las mujeres y hombres, como también, a las carreras ilegales. Era un caos en lo absoluto y Augustus, se había pasado su vida, arreglando sus desastres. A Alessandro le gustaba mantener el control y por eso, se había concentrado en perfeccionar su entorno. Había dejado su pasado criminal y loco, por tener el control del negocio de su familia y el control de las mujeres. Pero Augustus seguía en malos caminos y s