Este era el momento que bien quería experimentar. Este donde las mujeres afectadas por su buena posición y belleza, se sienten amenazadas por mí al igual que sus conquistas.Por eso, no quería divulgar nuestro vínculo. Pero ya no podía retroceder en esto. Ya hoy se ha confirmado mi unión a él y la exclusiva protección de los Delacroix, me hacen ser doblemente el centro de atención. Ello, aunque resulta agradable por estar acompañados, hace que el odio hacia mí aumente. Más cuando Bill Delacroix, dueño de todo el edificio, me cede su asiento. Sorprendiendo nuevamente a los presentes. Ahora, estaba en un punto donde todo lo que hiciera, iba a ser mal visto por los presentes y era por ello, que debía actuar sin tomar importancia si era aprobado o no mí actitud. Después de todo, ya me veían como una usurpadora y nada iba a cambiar ello. — No necesita cederme su asiento. — digo interviniendo — si alguien llamó haciéndose pasar por mí, la secretaria de Alessandro, quiere decir que trabaja
Narrador OmnipresenteMientras Kim se marchaba al baño, varias mujeres se levantaban detrás de ella para ponerla en su sitio, como ellas lo creían. Por ello, entraron al baño y comenzaron a golpear cada cubículo, como lo hacían en las películas, mientras se burlaban por ‘cazar a la trepadora’.Mientras Kim se concentraba en que la vejiga se descargara, después de poco tiempo de haber ido al baño, por culpa de su embarazo y como el peso oprimía con fuerza la vejiga que a cada rato exige ser descargada.Ellas se burlaban creyendo que el ruido de los cubículos siendo abiertos con brusquedad, la asustaba. Querían causar ese impacto en ella.Finalmente, Kim deja de orinar cuando golpean el cubículo donde se encuentra como si fueran unas matonas o pertenecieran a una banda inmadura o delictiva. Incluso, se carcajeaban por sus acciones delictivas.— Sal ahora, Morgan. Necesitamos hablar — dice una de las mujeres. — Espera un momento. Hay personas que usamos el baño para lo que fue creado — d
El ambiente se había tornado tenso. La hostilidad, de las presentes, comenzó a disiparse, por temor a ser despedidas. Ya que, si Alessandro Delacroix, había tratado con frialdad a Dulce, que proviene de una familia adinerada, con ellos, sería peor. Sin ver que todo se había calmado un poco, Kim se sentó al lado de Alessandro, mientras los padres de Alessandro miraban a la pareja con alegría. Ellos, quienes dudaban de esa relación que surgió de la nada, había generado sospechas en ambos. Creyendo que era una mentira para calmar a la prensa. Pero. viéndolos ahora, estaban felices. Se habían protegido entre sí. — ¿Estas bien? — pregunta Alessandro a Kim— Lo estoy, ¿y tú? ¿Cómo estás?— Increíblemente feliz. — responde Alessandro colocando su mano sobre el vientre de Kim.El gesto conmovió a sus padres y enojo a los demás presentes. Pero, no podían hacer algo, él era el jefe y estaba respaldado por sus padres quienes aprobaban su relación con su exsecretaria. La velada, terminó sin al
Tylor conocía a su jefe desde hace años. Su familia le había dado estudios y por ello, era un fiel seguidor de Alessandro y aunque no era parte de sus amigos, conocía sus secretos como su mano derecha. Por ello, podía conformar que, en esta ocasión, estaba desenfrenado. Estaba irreconocible y más, porque sólo vivía al pendiente y con una sola mujer. Cosa que no había pasado antes y ello, era un hecho sorprendente que le preocupaba. Porque, ambos actuaban como recién casados en su luna de miel y esta, no dura una eternidad. Mientras él hacía la fila para pedir todas las hamburguesas, Alessandro besaba con demanda a Kim en el asiento de atrás. Ambos estaban dando más de lo que habían pensado darse. Porque ya no era solo atracción sexual, sino, comodidad y confianza, algo que los había vuelto más íntimos. Sus manos tocaban sin temor, porque conocían de memoria el camino que debían recorrer de sus cuerpos. El vestido, comenzaba a estorbar y el espacio era tan estrecho que resultaba un p
Dulce colgó enojada por la respuesta de su hermana y se bajó del auto camino al edificio donde segundos antes, había entrado Alessandro con Kim.Dulce, no era la única molesta, a Yocelyn no le habían salido las cosas bien con su embarazo y ver que quien la miró y se la follo con desprecio era padre, Era un golpe contundente que la tenía agonizando. A Yocelyn realmente no le había importado Alessandro. Solo le había parecido un chico atractivo y como le gustaba a su hermana, quiso hacerlo suyo. Robarle la oportunidad de ser feliz, mientras ella era parte de la familia más adinerada del mundo, era su plan. Porque tener a Alessandro y sus padres como familia, era jugar en un arenero. La diversión real, era con sus abuelos. La pareja más adinerada y con conexiones hasta en lo más simple del mundo.Ese había sido su objetivo, uno que había caído en el cesto de la basura cuando Augustus Delacroix le ordenó que se embarazara en dos meses o se divorciara de su nieto. Por eso, más que todo,
Un mes despuésNarra KimLos juzgados habían salido a vacaciones y yo con ellos. Mi trabajo, había disminuido y todo lo poco que hacía, lo seguía haciendo virtualmente, así que, estaba aburrida. Aburrida al punto de dirigirme a la empresa de Alessandro. Lu, estaba de vacaciones en Brasil y la señora Gabriela había ido de compras a París, así que, al tener solo esos dos contactos para entretenerse, había quedado sin diversión. Por ello, iba rumbo a la empresa, donde todas me miraban con enojo y envidia.— Hay que traer a los fumigadores, las cucarachas están entrando a la empresa — dice la recepcionista mientras paso y yo la ignoro.— Además de eso son sordas. Vaya calamidad — se burla su compañera.— Es mejor ser sorda a ser envidiosa. La envidia es una enfermedad que no te deja vivir en paz ni tranquila. Pero a los sordos, los veo feliz, adaptándose al mundo y saliendo adelante sin envidiar el marido de nadie — digo pasando hacia el ascensor.— ¿Su marido?— Recuerden cuál es su luga
Estaba decepcionada y me sentía extraña. Me dolía el pecho y ese dolor me recordaba que nuevamente había sido herida. Pero está vez, si dolía. Quería decir que estaba tranquila o que fingir tranquilidad, era fácil.Pero, apenas llegue al ascensor, las lágrimas cayeron por mis mejillas sin que pudiera evitarlo.‘¿Por qué estoy llorando? ¿Por qué debo sentirme así si solo fue un trato?’ me pregunto mentalmente mientras intento secar mis lágrimas. El ascensor suena diciéndome que he llegado a mi destino y yo vuelvo a tomar mi aspecto inquebrantable. Saliendo como si nada, caminó hacia la salida donde las serpientes en la recepción, destilan su veneno.— Vaya visita tan fugaz, ¿será que la echaron como perra? — pregunta una de ellas y yo me detengo dispuesta a responderle. — ¡Están despedidas! — grita Alessandro corriendo hacia mí.Sabiendo que no quiero ser parte de un espectáculo, avanzó hacia la salida, pero su mano me toma antes de que pueda subir al auto.— Váyanse. — ordena a mi ch
Sabía que no iba a irse fácilmente. Si había llegado hasta aquí, era porque no se iba a marchar hasta que hablara. El problema es que no quería escucharlo. No deseaba seguir escuchando mentiras de alguien experto.— ¿Por qué estamos aquí? — pregunto molesta.— Kim, sabes que necesitamos hablar. — ¿De qué? Firmamos un acuerdo donde dejamos claro que debíamos hacer si esto se iba a terminar. Tú violaste el acuerdo de exclusividad y esto ya termina. — No es así de sencillo. Aunque hayamos decidido cortar nuestra relación después de un error, debemos hablar.— ¿Qué vamos a hablar? — Kim, muchas cosas.— Alessandro, te había pedido que no termináramos como lo hacías con tus conquistas. Pero viendo que sigues dando vueltas. Prefiero que seas como siempre, cortante y frío. Así, nos evitamos hablar de algo que ya está claro. — pido.— No puedo hacerlo. Yo no puedo ser frío contigo porque si siento algo por ti. Algo que no había sentido por ellas — asegura.— Bien, ¿qué sientes por mí, Aless