Una semana después La tristeza que inundaba la casa, había sido disfrazada de los balbuceos de Asher y Gabriela encargándose de él completamente. Al parecer, mi bebé era la única persona que le ayudara a soportar la soledad y por ello, Asher dormía con su abuela. Sabía que no era muy bueno, pero, las veces que la encontraba sola, la veía llorando o se encerraba sin deseos de abrirle a alguien a menos que escuche a Asher balbucear o llorar. Ya no le agradaba ir de compras, ni es la mujer demasiado sonriente del pasado y no es para menos, había perdido su alma gemela. Desde mi lugar, veo a Gabriela jugar con Asher que ya la llama como Lela y eso, resultó tan emocionante como cuando llamó a su abuelo. Pero, sigue sin decir papá. Algo que tiene de mal genio a Alessandro, quien se esfuerza en que lo llame. Tomando una gran taza de café, veo jugar a ambos mientras Alessandro se acerca a mí vestido completamente de negro, antes de llegar a mi lugar, saluda a su madre y su hijo, para despu
Sabía lo que estaba haciendo. Pero, no podía ayudarlo. Ya era momento de retomar nuestras vidas y eso no lo haría siendo una ama de casa a tiempo completo. Moriría estando encerrada, cuando me acostumbre a estar trabajando. Simplemente, no puedo. — Kim, quiero que comprendas que yo te admiro.— Eso no es suficiente — le digo de inmediato.— También te admira: mi madre, Asher y Lucía. Eso es bastante, ¿no crees?— No voy a estar encerrada aquí, Alessandro. Antes de embarazarme, tenía una vida que tenía pensado seguir, aun siendo madre y tú, no me vas a hacer cambiar de opinión.>> Si quieres una mujer que quiera estar en casa o de compras, debiste fijarte en Lucía o alguien como ella. Lu, sin duda, se derretiría si le propones eso. — ¿Qué me van a proponer que me va a derretir en este invierno? — pregunta Lu entrando a la casa.— La oportunidad de tener tarjetas ilimitadas y estar en casa o donde quieras relajada. — Vaya, esa sí que es la vida que quiero. ¿Qué hombre quiere darme tod
Al día siguienteEsto va a ser emocionante. Emocionante y bastante aterrador. Porque, aunque si hemos salido de casa, podría decir que tengo el ejército más grande del mundo, cuidándonos. Sabía que en el país había muchas personas, pero, jamás creí que más de la mitad de un país, estuviera a cargo de nuestra seguridad.— Alessandro — digo llamándolo — ¿No crees que es demasiado?— Solo son trescientos hombres los que nos acompañan, el resto, están en el centro comercial y en la oficina de cámaras de vigilancia del estado. Ni siquiera tengo a la mitad de nuestros hombres. Así que, no es mucho, es lo suficiente. Medianamente lo suficienteOh, rayos. Esto es tan molesto. Pero, no debo presionarlo tanto o regresaríamos a casa solo porque no tenemos la seguridad que él considera suficiente. Por lo que, sólo por hoy acepto este momento incómodo.Nosotros, llegamos al centro comercial, con Gabriela y Asher, apenas bajamos del auto, noto que no fue suficiente para él lo de la vigilancia, sino
Alessandro no espera que yo responda, sino que, coloca la prenda en la canasta que tengo y con ella, escoge varias prendas más, tan eróticas, que solo verlas escoger resulta excitante.La verdad, es que ver a un hombre musculoso como él, tomando ropa interior femenina, es emocionante. Porque al escogerlas me ve con ella puesta y excitar a alguien tan increíble como Alessandro, es realmente un logro. Alessandro toma varias cosas que con mirada ardiente me entrega. Cada vez que se acerca, la temperatura en el lugar sube y no sé si los ventiladores no funcionan o el aire no es competencia para el fuego que emitimos desde nuestra mirada, porque realmente tengo mucha calor.— Ve a probarte ello. — ordena él entregándome los conjuntos.— ¿Y tú no vas a comprar cosas para ti?— ¿Para que si cada vez que me lo pidas, puedo estar desnudo? — pregunta Alessandro sonriente, como si lo que dijera, no le afectará en lo absoluto.— Entiendo. — murmuro.— El vestidor está al fondo. Avísame si quieres
Sabía que era el hombre que quería en mi vida y la de Asher. Me gustaba lo que habíamos formado sin planearlo. Pero, una cosa es disfrutar lo que tienes ahora y otra, comprometerse que será así para siempre. Si algo había aprendido de lo que he vivido, es que, debo ser sabia ante cualquier decisión que vaya a tomar. Más cuando está un Delacroix involucrado. Por lo que, debía ser cuidadosa.Para Alessandro podría ser molesto y frustrante, pero, por mi salud mental y emocional, necesito pensarlo. Aceptar ser su novia públicamente, me podría en un riesgo que realmente me resulta innecesario. — Quiero trabajar, Alessandro. Pero, no creo que sea buena idea que digamos al mundo que somos novios. Sería mucha presión para mí. Ya sabes cómo se vuelven los periodistas por una noticia así de grande y la verdad, no quiero que nuestra intimidad, impacte en nuestro ámbito profesional.Alessandro suspira profundo. Es como si yo fuera el negocio más difícil al que se enfrenta y quizás, por ser un re
Me visto y salgo de la tienda donde Alessandro me espera. Apenas salgo, levanta su mirada del teléfono, para después, volver a él y comenzar a caminar. Yo, caminó a su lado intentando entretenerme en las tiendas que pasamos, aunque, eso es lo que menos me interesa ahora, después de una conversación tan fuerte.— ¡Alessandro! — llaman y yo busco la fuente del ruido Es allí, cuando veo a la mujer que jamás creí que se atrevería a acercarse a Alessandro o siquiera llamarlo. Alessandro la mira y vuelve a su teléfono, ignorando a la mujer que no dejan entrar los guardias.— ¡Oye, déjame pasar, fuimos esposos! — grita ella molesta y yo camino rápido hacia Gabriela y Asher.Cuando creo que Alessandro va a responderle o ir a su encuentro, siento su mano sobre mi espalda baja, mientras yo tomo a mi pequeño. — Estaba llamándote. Creo que ir de compras no le agrada como a mí — murmura Gabriela y yo miro todas las bolsas que los guardias tienen consigo.— ¿Compraste todo eso? — En estas dos tie
Narrador OmnipresenteDías despuésNo había cosa más difícil que soltar y ver que la persona que has soltado, le están saliendo las cosas bien. Eso sucedía con Dante, Dulce, Yocelyn e incluso, Alessandro, quien había cedido tanto por amor y ahora, se sentía mal por como ella era feliz trabajando en una firma en la que trabaja más que en la empresa. Alessandro salió lo más tarde que pudo de la empresa, a veces, llegaba a casa y Kim, no estaba. Pero, no podía molestarle por ello, cuando la veía tan feliz volviendo a ser ella. Agotado, subió a su auto y condujo hasta su casa, ignorando que un auto lo seguía. Detrás del volante, una mujer herida, lo seguía sin importar el riesgo que ello consistía. Porque, no le importaba lo que pudiera pasarle. Dulce estaba molesta, no había logrado pocas cosas en su vida y todas ellas, se relacionaban al hombre que se detenía fuera del edificio donde vive, porque Kim sale del mismo apresurada. — Kim — llama Alessandro a la mujer que de inmediato, gira
Dulce, estaba dispuesta a todo y por eso, empezó con lo que ella estaba seguro de que sería la mejor venganza; matarlos. Para ella, Kim merecía la muerte desde que se fijó en quién le gustaba y Alessandro, merecía morir por buscarla tanto, al punto de tener que vivir como una indigente que suplica por comida.— Esta canción es buena — dice Kim subiendo el volumen a la misma. Es allí cuando la loca mujer, los golpea por primera vez.— ¿Qué idiota no sabe manejar? — pregunta Alessandro arreglando el espejo retrovisor para saber quién es la persona. Kim gira su cuerpo para ver quien ha causado el golpe y el asombro la invade al ver cuán mal se encuentra Dulce. Realmente parece una loca. Tan loca que es capaz de todo. Kim lo sabía, esa mirada la había visto en aquella mujer que quiso matarla en la prisión del anciano Delacroix y por ello, temía. — Tus seguidoras no dejan de aparecer y dudo que quiera hablar con nosotros — dice Kim cuando los golpea por segunda vez.— Esto debe ser una m*