Al día siguienteEsto va a ser emocionante. Emocionante y bastante aterrador. Porque, aunque si hemos salido de casa, podría decir que tengo el ejército más grande del mundo, cuidándonos. Sabía que en el país había muchas personas, pero, jamás creí que más de la mitad de un país, estuviera a cargo de nuestra seguridad.— Alessandro — digo llamándolo — ¿No crees que es demasiado?— Solo son trescientos hombres los que nos acompañan, el resto, están en el centro comercial y en la oficina de cámaras de vigilancia del estado. Ni siquiera tengo a la mitad de nuestros hombres. Así que, no es mucho, es lo suficiente. Medianamente lo suficienteOh, rayos. Esto es tan molesto. Pero, no debo presionarlo tanto o regresaríamos a casa solo porque no tenemos la seguridad que él considera suficiente. Por lo que, sólo por hoy acepto este momento incómodo.Nosotros, llegamos al centro comercial, con Gabriela y Asher, apenas bajamos del auto, noto que no fue suficiente para él lo de la vigilancia, sino
Alessandro no espera que yo responda, sino que, coloca la prenda en la canasta que tengo y con ella, escoge varias prendas más, tan eróticas, que solo verlas escoger resulta excitante.La verdad, es que ver a un hombre musculoso como él, tomando ropa interior femenina, es emocionante. Porque al escogerlas me ve con ella puesta y excitar a alguien tan increíble como Alessandro, es realmente un logro. Alessandro toma varias cosas que con mirada ardiente me entrega. Cada vez que se acerca, la temperatura en el lugar sube y no sé si los ventiladores no funcionan o el aire no es competencia para el fuego que emitimos desde nuestra mirada, porque realmente tengo mucha calor.— Ve a probarte ello. — ordena él entregándome los conjuntos.— ¿Y tú no vas a comprar cosas para ti?— ¿Para que si cada vez que me lo pidas, puedo estar desnudo? — pregunta Alessandro sonriente, como si lo que dijera, no le afectará en lo absoluto.— Entiendo. — murmuro.— El vestidor está al fondo. Avísame si quieres
Sabía que era el hombre que quería en mi vida y la de Asher. Me gustaba lo que habíamos formado sin planearlo. Pero, una cosa es disfrutar lo que tienes ahora y otra, comprometerse que será así para siempre. Si algo había aprendido de lo que he vivido, es que, debo ser sabia ante cualquier decisión que vaya a tomar. Más cuando está un Delacroix involucrado. Por lo que, debía ser cuidadosa.Para Alessandro podría ser molesto y frustrante, pero, por mi salud mental y emocional, necesito pensarlo. Aceptar ser su novia públicamente, me podría en un riesgo que realmente me resulta innecesario. — Quiero trabajar, Alessandro. Pero, no creo que sea buena idea que digamos al mundo que somos novios. Sería mucha presión para mí. Ya sabes cómo se vuelven los periodistas por una noticia así de grande y la verdad, no quiero que nuestra intimidad, impacte en nuestro ámbito profesional.Alessandro suspira profundo. Es como si yo fuera el negocio más difícil al que se enfrenta y quizás, por ser un re
Me visto y salgo de la tienda donde Alessandro me espera. Apenas salgo, levanta su mirada del teléfono, para después, volver a él y comenzar a caminar. Yo, caminó a su lado intentando entretenerme en las tiendas que pasamos, aunque, eso es lo que menos me interesa ahora, después de una conversación tan fuerte.— ¡Alessandro! — llaman y yo busco la fuente del ruido Es allí, cuando veo a la mujer que jamás creí que se atrevería a acercarse a Alessandro o siquiera llamarlo. Alessandro la mira y vuelve a su teléfono, ignorando a la mujer que no dejan entrar los guardias.— ¡Oye, déjame pasar, fuimos esposos! — grita ella molesta y yo camino rápido hacia Gabriela y Asher.Cuando creo que Alessandro va a responderle o ir a su encuentro, siento su mano sobre mi espalda baja, mientras yo tomo a mi pequeño. — Estaba llamándote. Creo que ir de compras no le agrada como a mí — murmura Gabriela y yo miro todas las bolsas que los guardias tienen consigo.— ¿Compraste todo eso? — En estas dos tie
Narrador OmnipresenteDías despuésNo había cosa más difícil que soltar y ver que la persona que has soltado, le están saliendo las cosas bien. Eso sucedía con Dante, Dulce, Yocelyn e incluso, Alessandro, quien había cedido tanto por amor y ahora, se sentía mal por como ella era feliz trabajando en una firma en la que trabaja más que en la empresa. Alessandro salió lo más tarde que pudo de la empresa, a veces, llegaba a casa y Kim, no estaba. Pero, no podía molestarle por ello, cuando la veía tan feliz volviendo a ser ella. Agotado, subió a su auto y condujo hasta su casa, ignorando que un auto lo seguía. Detrás del volante, una mujer herida, lo seguía sin importar el riesgo que ello consistía. Porque, no le importaba lo que pudiera pasarle. Dulce estaba molesta, no había logrado pocas cosas en su vida y todas ellas, se relacionaban al hombre que se detenía fuera del edificio donde vive, porque Kim sale del mismo apresurada. — Kim — llama Alessandro a la mujer que de inmediato, gira
Dulce, estaba dispuesta a todo y por eso, empezó con lo que ella estaba seguro de que sería la mejor venganza; matarlos. Para ella, Kim merecía la muerte desde que se fijó en quién le gustaba y Alessandro, merecía morir por buscarla tanto, al punto de tener que vivir como una indigente que suplica por comida.— Esta canción es buena — dice Kim subiendo el volumen a la misma. Es allí cuando la loca mujer, los golpea por primera vez.— ¿Qué idiota no sabe manejar? — pregunta Alessandro arreglando el espejo retrovisor para saber quién es la persona. Kim gira su cuerpo para ver quien ha causado el golpe y el asombro la invade al ver cuán mal se encuentra Dulce. Realmente parece una loca. Tan loca que es capaz de todo. Kim lo sabía, esa mirada la había visto en aquella mujer que quiso matarla en la prisión del anciano Delacroix y por ello, temía. — Tus seguidoras no dejan de aparecer y dudo que quiera hablar con nosotros — dice Kim cuando los golpea por segunda vez.— Esto debe ser una m*
Alessandro estaba agotado. Había estado tanto tiempo buscando a la mujer que puso en peligro la vida de ambos, que no objeto más cuando Kim lo llevó a su habitación. Allí, ella se acostó en la cama y él hizo lo mismo sin tocarla. Él había prometido algo y, aunque ella lo abrazaba con fuerzas, Alessandro, no habló al respecto, porque era demasiado tarde y había varios problemas que resolver. Kim, quien tenía su cabeza sobre el pecho de Alessandro, podía sentir cuan agitado estaba su corazón.— No necesitas esforzarte tanto, Aless. La encontrarán y no volverá a intentar hacernos daño — asegura Kim y él suspira profundo.— Sé que la encontraremos. Pero, no quiero que cuando lo haga, sea tarde. No quiero fallar en protegerlos. Moriría si eso vuelve a suceder. — confiesa Alessandro, su más grande temor. Kim, se levanta de su pecho y lo observa. Su mirada, estaba perdida en el techo, pero, podía verse la preocupación en esta. Estaba asustado y nervioso. Dulce, no había causado muchos daños
Narra KimGabriela tenía razón. No era posible huir siempre. Pero, enfrentarse a uno mismo, a los miedos que uno ha creado y todas las barreras construidas, es difícil. Tanto, que saber que lo amo, no me da la fuerza que necesito para enfrentar mis miedos.— Yo…— Sé que se aman, Kim. Pero, además de eso, necesitan ser valientes. Cada día, a Alessandro se le van a complicar más las cosas y necesitará una compañera en su vida. Una que haga el papel de esposa, siéndola. Así que, no dejes ir tu oportunidad de ser feliz. — Hay muchas cosas que arreglar. Muchos miedo y heridas que sanar.— Eso no va a pasar ahora, Kim. Pasaste por mucho que necesitarás de mucho tiempo y amor, para eso. Todos lo necesitamos, pero, escondiéndonos no será posible.— ¿Qué me aconseja hacer ahora para dar el primer paso?— Tú lo sabes. Sólo tú sabrás cómo y qué tanto debes hacer para empezar. Una idea cruzó por mi mente. Por lo que, sonrió al tener todo para hacerlo posible. — Necesito su ayuda, Gabriela. Qui