La emoción de poder salir a terminar mis estudios, me hace sonreír toda la mañana y toda emoción se duplica, cuando tocan a mi puerta, trayendo a mi pequeño. Llevaba menos de veinticuatro horas sin verlo, pero sentía que había pasado un siglo sin él. Por lo que, emocionada, me siento en la cama para darle pecho. Mirando al pequeño, la copia de su padre, me ruborizo al recordar cómo horas antes, se atrevió a pegarse a mis pezones como ahora lo hace su hijo. ‘Sin duda, Alessandro no tiene límites en el sexo y eso, es peligroso. Demasiado, diría yo.’ digo mentalmente. Comienzo a acariciar a mi pequeño y un ruido que proviene del baño, me hace levantarme asustada. Aun dándole pecho a mi pequeño, que no desea apartarse de mí, avanzó hacia la puerta abierta del baño y es allí cuando lo veo. Un hombre que sale de una de las paredes del baño. Cuando estoy a punto de gritar, el perfil de su rostro aparece y yo sonrió al ver de quien se trata. Sin duda, Alessandro es bastante ingenioso para
La emociona que sentía, era indescriptible. No sabía cuánto tiempo había pasado desde que me había sentido así de feliz. Se sentía como si llevara años sin ver a Lucía y era esa felicidad extraña y agradable, que solo con verla sentía.Pero ahora, lo estaba experimentando, porque por fin era libre y estaba a su lado. Justamente, lo que durante todos estos meses secuestrada, había vivido.— Kimmi— dice Lucía en medio del llanto y de inmediato, Alessandro la regaña.— Recuerda que no hemos salido del peligro. Podrás llorar y hacer lo que deseen, después que hayamos salido de aquí. — dice Alessandro y Lucía se limpia sus mejillas de inmediato — Lucía, ya sabes dónde está la ropa, viste a Asher.>> Mientras Kim se viste, nosotros, podremos el plan en marcha. Tenemos menos de diez minutos para que podamos irnos. Así que, muévanse todos — ordena Alessandro y de inmediato, Lucía toma mi mano arrastrándome a la segunda habitación del apartamento. — Dame a mi sobrino y concéntrate en vestirte.
Narrador Omnipresente El tiempo corría en contra de todos, Lucía, había corrido a colocarse el chaleco antibalas y un overol que le hiciera creer que era de mantenimiento.Ese era el plan inicial, uno que no podía hacer Kim porque podría ser fácilmente descubierta por su estatura o rasgos característicos que al parecer a Augustus y Alessandro, le era fácil diferenciar. — El siguiente grupo puede irse. Recuerde que deben buscar la manera de no llamar la atención — dice Alessandro y Lucía junto con varios de supuesto mantenimiento, salen de la habitación, cuando el caos está por explotar en la habitación que está a su lado.Augustus, quién había entrado a la habitación y había encontrado a su hombre limpiando los juguetes de Asher, causo que el hombre se levantara rápidamente al ver a su jefe.— ¿Dónde está Kim y Asher? — pregunta Augustus.— En el baño. Le estaba dando el pecho al joven señor y tuvo que entrar al baño porque estaba sucio.Augustus lo observa confundido y de inmediato,
Por más que se encontrarán listos para el enfrentamiento, Alessandro y su gente, intentaban salir de allí lo más pronto posible y sin llamar demasiado la atención.Pero, ya no era posible. Todos los hombres de Augustus, se movieron para buscar a la mujer que había desaparecido con alguien importante y eso, ya estaba alertando al resto del personal.Lucía alcanza a llegar al camión, cuando todo se vuelve un caos. Por mucho que los vigilantes teman ser asesinados por tener tanta desventaja, todo comienza a cambiar, cuando, los cocineros que subían sus instrumentos, comienzan a disparar.— Reporta James, en el parqueadero, el grupo sospechoso intentan escapar — dice un hombre cuando toma uno de los autos, mientras dispara.Los vigilantes, corren a ocultarse mientras desenfundan sus armas y todo comienza a verse más difícil cuando las llantas de uno de los autos, recibe el impacto de bala. Kim, estando aún en la maleta, coloca los dos dedos índices en la pequeña abertura de la corredera, y
Los vigilantes que habían cerrado la puerta principal por orden de sus compañeros, debido al ataque, vieron como un camión pasaba a toda velocidad por la entrada. Mientras ellos huían del lugar, Augustus gritaba molesto, al ver que nadie sabía que habitación habían usado para esconderse.— ¡Llamen a la habitación de vigilancia. Allí, están las grabaciones del lugar! — ordena Augustus y uno de ellos, empieza a llamar, pero, nadie puede responder al llamado, porque están todos muertos.La toma de la parte indispensable del edificio, había ocurrido horas atrás, mientras Augustus, ajeno a lo que sucedía, hacía justamente lo que Alessandro había anticipado de él. Por eso, las cosas no le resultaban y ello, lo llevaba a vivir frustración tras frustración. — No nos contestan — susurra el hombre con temor.— ¡Busquen en todas partes! ¡No toquen a la puerta, rompan la misma y entren! — grita Augustus mientras su mano y costado de su abdomen, sangra.Como lo ordena, todos sus hombres se dividen
Los conductores, al ver que se acercaban a ellos con tanta rapidez, aceleraron para alejarlos lo más que pudieran. Augustus Delacroix, al ver el intento de huida, ordenaba a sus contactos que custodiaran las rutas de escape que podría tomar, para tener todo controlado.Mientras él estaba en la persecución, Augustus, su nieto, iba camino a la sala de vigilancia de París, para ver con sus propios ojos, la persecución que debía terminar pronto y a su favor o estaría en graves problemas.— M*****a mujer, se atrevió a burlarse de mí — dice Augustus golpeando la puerta del auto con el puño que puede mover sin sentir dolor.A su lado, estaban sus hombres que revisaban su herida para enviar una enfermera a su destino con la intención de que fuera revisado. A Augustus, poco le importaba sus heridas y que su sangre saliera de su cuerpo, con más rapidez ante cada movimiento que hiciera. Ahora su prioridad, era arreglar el problema que había causado la mujer que creyó podría manejar sin ninguna d
La bomba de humo, le había ayudado a ganar tiempo, pero, eso no iba a ayudarlos a escapar. No, cuando ya la policía estaba esperándolos del otro lado. Estaban entre la policía y el auto de Augustus Delacroix con el helicóptero recuperándose del ataque. Así que, se encontraban sin salida. El doctor frena al encontrarse sin salida y mira a la mujer a su lado, quien observa la situación con preocupación. Se habían quedado sin opciones. Por lo que, sólo podían arriesgarse e intentar que ello fuera suficiente para salir con vida de allí. — ¿Qué vamos a hacer, señor?— Pisa el acelerador a todo lo que da. Si logramos destruir el obstáculo que formaron con sus autos, podremos huir al punto donde podríamos cambiar de vehículos. — dice el hombre y todos asienten angustiados.— ¿Esa es nuestra única salida? — pregunta la mujer — Sí, es la única salida. Resistan, podemos hacerlo — dice el hombre y de inmediato, todos avanzan mientras el helicóptero comienza a tener visibilidad. El camión y lo
Dos horas antesKim lloraba abrazando a su hijo, mientras conducían a gran velocidad. Lo único que a ella le aliviaba, era que no había más detonaciones de disparos que pudieran alterar a ella y su pequeño bebé que se quejaba en sus brazos.Los autos, se movían rápidamente, camino a una parte específica de París, donde no hay cámaras de seguridad, allí, se detuvieron, haciendo que Kim temiera por su vida al pensar que los habían descubierto y encontrado. De inmediato, abren las puertas del camión y es Alessandro quien agitado, mira a la mujer que abraza a su hijo intentando protegerlo del caos que había causado con su huida.Alessandro, la llamó, pero ella ni siquiera se atrevía a abrir los ojos. Por lo que, él fue quien se subió al camión y la tomó en sus brazos mientras ella lloraba.— No me hagas daño, por favor. Prometo portarme bien — suplica Kim una y otra vez. — Kim, soy yo. Alessandro. Abre los ojos e intenta caminar, no tenemos mucho tiempo — dice Alessandro mientras camina