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Capítulo Tres: No es verdad.

“Los errores son los regalos que día con 

Día la vida te da, para mejorar”

Despierto con unas inmensas ganas de ir al baño, bostezo un poco y cuando quiero moverme me doy cuenta que algo me tiene sujeta de la cintura, más bien alguien. En ese instante todo lo que paso la noche anterior llega directamente a mis memorias.

¡No! M****a no, ¡me acosté con mi mejor amigo!

Trago saliva y giro para encontrarme con Leo plenamente dormido. Parece un ángel, sus labios ligeramente abiertos, su cabello está, horriblemente desalineado. Es como si una vaca lo hubiera lambido.

« ¡Espero que esa vaca no haya sido yo¡»

Mi cabeza duele demasiado, estúpida resaca pero aún así lo sigo observando. 

Sonrío con gracia pero esa sonrisa se esfuma cuando caigo en la realidad de las cosas. 

Estoy en su casa. 

En su casa.

— ¡Mamá!— Grito haciendo que este se levante de golpe asustado.

— ¿Pero qué?— me mira confundido.

—Mi mamá, no le dije que me quedaría contigo— ahora sí que la he cagado.

Pues yo creí que ya la habías cagado.

Conciencia no me ayudes, a veces pienso que eres mi enemiga.

No soy tu conciencia soy tu subconsciente, y este dice que realmente, la has cagado

—Tranquila, le mandé un mensaje en la madrugada diciendo que te quedarías conmigo porque estaba lloviendo y los parabrisas de mi auto no funcionaban.

—Ah, menos mal— suspiro aliviada, pero, frunzo el ceño al pensar que...

— ¡Por una m****a Leónidas anoche no llovió!

—Joder Fanny, odio que me llamen por mi nombre completo, sobre eso... 

Su mirada se contrae y palidece.

— ¡Diablos tengo que irme!— tomo apresuradamente mis cosas, mi madre debe estar muerta de la preocupación, si no es que ya llamó a la policía.

—Perdón estaba muy ebrio para pensar—Y como un meteorito de mala suerte, un foco se prende en mi cabeza.

— ¿Leo qué hora es?

—Las diez de la mañana —dice tranquilamente mientras ve el reloj de su mano. 

Nos miramos asustados y pegamos un brinco.

—¡El instituto!— me pongo de pie rápidamente, pero me siento de golpe al sentir un fuerte ardor en mi parte íntima, sin quererlo observo la cama, y si, hay una pequeña mancha de sangre.

¡Adiós virginidad!

Eres un grano en el culo subconsciente.

—Creo que no iremos al colegio hoy, resolveremos lo de tu mamá, igual ella sabía que estarías conmigo, y, ¿por qué no te das un baño?. Yo haré lo mismo en la habitación de mis padres— Leo se pone de pie.

— ¡Estas desnudo! —grito mientras me tapo con las sábanas la cara, este masculla una maldición y supongo que busca su ropa para salir de la habitación, cuando escucho la puerta cerrarse respiro profundamente.

— ¡Ave maría purísima, soy una jodida pecadora!— Empiezo a reír como una loca, no lo puedo creer. Resoplo y busco la ropa que traía ayer para darme una ducha, está se encuentra regada por toda la habitación. Ya en la ducha trato de pensar en lo que sucedió ayer. Lo último que recuerdo fue...

¿A quién engaño? No recuerdo ni m****a.

¡Fantástico Estefanía, tu primera noche de sexo y no la recuerdas! 

Bufo fastidiada y continuo con mi baño.

[...]

—Mamá ya te dije que el tiempo se me fue de las manos.

—Estaba muy preocupada por ti Estefanía, y cuando Leo me mandó ese mensaje— Hace una mueca algo divertida.

—¿Qué fue eso eh?— agrega cruzándose de brazos. 

Piensa rápido, oh ya se.

—El quiso decir que estaba lloviendo, pero en realidad eran sus lágrimas, es decir, estaba llorando es que a él, le fue mal con una relación. 

¡Voy arder en el infierno por mentirosa!

—Ah, en ese caso está bien que lo hayas consolado, pero lo que no estuvo bien es que faltasen al colegio. Mejor iré a servirte el desayuno.

«No puedo creer que me haya creído»

Subo las escaleras y me cambio de ropa por algo cómodo, busco una pastilla para el dolor y la resaca, aún me duele un poco la cabeza.

No sé como sentirme en estos momentos, me pregunto, ¿cómo se sentiría alguien más si perdiera la virginidad con su mejor amigo gay? 

Pongo música en el estéreo y me debato en mandarle o no un mensaje a Leo.

En el camino a casa no hablamos absolutamente nada. 

¿Le habrá gustado? ¡Dios debo dejar de pensar en eso!

El sonidito de mi celular me saca de mis tontos pensamientos. Es un mensaje de texto de Leo. 

Inicio de conversación por mensaje de texto.

Para Fanny : Enana solo quería decirte que, no te sientas rara, créeme que para mi fue, ¿extraño?, igual, olvidemos que esto pasó, ¿vale? Te quiere Leo (agrega emoji de besito).

Mis dedos me tiemblan un poco, pero consigo escribir su respuesta. Fue como si me hubiera leído la mente.

Para Leo: Esto jamás pasó, y no afectará en nuestra amistad. Yo también te quiero. 

Fin de la conversación. 

Espero que realmente no afecte en mi relación con él.

[...]

—Hola Fanny.

— ¿Cómo estas Pam?

—Muy bien, te sorprenderá saber que, ¡hoy hice mi tarea! 

Lo dice tan emocionada que me causa gracia.

—Eso es genial— le regreso una sonrisa y ambas entramos a nuestra clase de Historia. Pamela es una chica seria y a la vez divertida, pero hay algo raro en ella, o quién sabe, quizá sea mi imaginación.

Estoy de muy buen humor este día, inclusive ayer por la tarde le compré un pastel de vainilla a Leo y fuimos al jardín de rosas, para comerlo juntos. 

Dejo de pensar en él y me concentro en la clase.

—Recuerden que los exámenes empiezan la semana entrante, les deseo suerte. 

El profesor Royals termina su explicación y sale del aula, recojo mis cosas, Pamela y yo vamos hacia la cafetería, ella suele ensayar teatro en los recesos, así que solo la veo en clases.

—Me saludas a Leo— Menciona la pelirroja alejándose de mí. 

Voy por mi almuerzo y visualizo a mi mejor amigo en la misma mesa de siempre.

— ¿Qué tal grandullón?

—Hola enana, mira— me dice mostrándome una motocicleta en su celular.

— ¿y eso?

—Me gustó, estoy pensando en comprarla—Sonríe de lado sin despegar su mirada del móvil. 

No sabía si ese era su tipo, no me imagino a Leo en una motocicleta.

Me quedo seria por un largo tiempo. Los ojos del rubio parecen buscar algo que decirme 

—Oye ya viste al chico nuevo de último grado, espero esté en mi clase de gimnasia— muerde su labio riendo y yo ruedo los ojos.

—No, ¿dónde está? 

Me dirige con la mirada topándome con un chico alto de cabellos grises en la barra de alimentos.

—Es guapo― cuestiono. 

― Sí, si tu lo dices ― se encoge de hombros. Yo frunzo el ceño, es como si no le interesará. ― Es decir...quizás no es gay― me cruzo de brazo. ¿Eso desde cuando le importa? 

— Cuando estoy contigo siempre hablas de todos los chicos. 

¿Ahora ya no?― Traga saliva y asiente.

—Entonces vamos a averiguarlo— Leo se pone de pie, alisa la camisa violeta que viste y se acerca al chico.

Él frunce el ceño al verlo, yo lo hago con confusión parece que le dice algo, abro mis ojos con asombro cuando el peligris toma una rebanada de pastel y se lo embarra en la camisa.

—Mierda no era gay— me pongo de pie y corro hasta donde esta, algunos se ríen y otros fulminan al chico peligris con la mirada.

Si algo en esta escuela no se tolera es el bullying , Leo es uno de los alumnos más queridos de este instituto por no decir deseado tanto por hombres como mujeres, inclusive algunos profesores se han fijado en él.

— ¿Estás bien?— Asiente con la cabeza. Me dirijo al chico mirándolo mal.

— ¿Qué te pasa imbécil?— Lo empujó y su rostro se transforma en ira pura.

—Es mejor que no te metas en lo que no te importa niña— mi enojo crece al escuchar eso, su voz es intimidante pero no me hace desistir.

—O vaya que si me importa, eres un gilipollas.― Acto seguido su rostro se contrae, sus músculos se tensan y solo siento cuando esté me empuja bruscamente al piso golpeándome fuerte en la cabeza con la esquina del mostrador con alimentos. 

— ¡La vuelves a tocar hijo de p**a y te mato!— escucho como le grita el rubio.

Cuando menos me lo espero, mi amigo tiene al chico de cabellos grises en el suelo, lo ha golpeado en la quijada. 

Todos los de la cafetería empiezan a animar a mi mejor amigo.

— ¡Déjalo, es suficiente, Leo! — grito al notar que intenta volver a golpearlo. Esto terminará muy mal. Me pongo de pie con un poco de dificultad. Lo abrazo por la cintura para que se aleje de ese chico. La sangre empieza a salir por su nariz y su labio esta partido, no creí que él podría dejar a alguien así de herido.

—Te prometí que nadie te lastimaría Fanny, y cumpliré mi promesa siempre.

— ¿Fanny?— mi atención se centra en el peligris, ha dicho mi nombre y luce como si un balde de agua fría le hubiese caído encima. No deja de escanearme con la mirada, cierra los ojos con fuerza aparentando la dentadura.

— ¡A dirección ahora!— Grita el director de la escuela entrando a la cafetería, está más que cabreado.

¡Esto no terminará bien! 

No es mi primera historia, ya tengo experiencia con otras, pueden ver mi perfil para checar mis otras obras las cuales ya están TERMINADAS.

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