Capítulo 330
La familia Chávez siempre fue respetuosa y nunca hizo enemigos. ¿Quién querría secuestrarlos sin motivo?

—¡Las reglas de este juego no son justas! Protesto —gritó Mariana.

—Cállate —el hombre resopló—, tú no tienes derecho a protestar.

Mariana se quedó sin palabras.

Mariana miraba los escombros debajo de ella, intentando adivinar quién podría ser tan despreciable como para atacarla.

¿Walter?

No parecía probable.

Aunque él era desagradable, no llegaría a este nivel de bajeza.

Entonces, solo quedaba Jimena.

Sin embargo, después de que su propuesta de matrimonio fuera rechazada, Jimena ya no tenía ánimo para tales cosas.

Mariana no lograba entender. Miró al hombre que comía semillas de girasol.

El hombre la miró y preguntó: —¿Quieres unas semillas de girasol?

Mariana: —Libérame. Lo que te pague tu empleador, te daré diez veces más.

—¿Crees que hacemos esto solo por dinero? No intentes sobornarme; tengo ética profesional —respondió con indiferencia.

Mariana hizo una mueca y dijo: —Si ya es
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