—¡Jimena, no te pases! —Serafín gritó furiosamente.Jimena le lanzó una ojeada y replicó con indiferencia: —¿Cómo se merece llamar reto si no es estimulante?Tras eso, movió la muñeca y le sonrió, aparentando ser muy ingenua.Serafín arrugó el ceño con fuerza, apretando lentamente el puño derecho. Rara vez interactuaba con Jimena en otros tiempos, ¡pero hoy había conocido lo irracional que podía ser la hija de los López!—Yo acepto.Mariana dio un paso al frente, parándose frente a Jimena y mirándola fijamente a los ojos.—Mari, puedes negarte —recordó Serafín en voz baja.Mariana sacudió la cabeza. No era alguien que temiera a los problemas, y ya que había aceptado, debía seguir adelante.—Es sólo un beso, ¿de qué hay que tener miedo? No es como si nunca hubiera besado a nadie —dijo despreocupadamente, aunque sus palabras parecían tener un doble sentido.Walter, con el ceño fruncido y el rostro sombrío, reflexionaba sobre lo que ella quería decir con eso.—Mariana —la llamó de repente
Pero la pelota, lamentablemente, seguía sin entrar en el hoyo.—Tranquila, no te apures —susurró Serafín a su lado, tratando de calmarla.Mariana asintió con una sonrisa dirigida hacia él.Esa sonrisa provocó un tirón en el corazón de Walter, pero pronto recuperó la compostura.¿Desde cuándo comenzaba a preocuparse por Mariana? ¿No debería estar concentrado en Jimena en ese momento?Mientras tanto, Jimena movió rápidamente su palo y logró meter la pelota en el hoyo. Cada movimiento fue preciso y ágil, dejando claro que era una jugadora experimentada que practicaba casi todo el año.Tratando de mantener su atención en ella, Walter aplaudió y exclamó: —¡Impresionante, Jimena!Al oír eso, ella se volteó hacia él y le lanzó un beso en el aire, sonriendo dulcemente. —¡Gracias, cariño!Mariana se esforzó por concentrarse, pero aun así escuchó las palabras de Jimena, que le provocaban náuseas.Hasta el final, sólo logró meter dos bolas.Jimena dejó caer el palo de golf a un lado, tomó un trag
—No olvides que eres la nuera de la familia Guzmán. Tú no te avergüenzas de ello, ¡pero yo sí! —gritó Walter entre dientes, frunciendo el ceño.Por lo demás, si esa locura llegara a oídos de la abuela, ¿no sería imposible seguir ocultando su divorcio?Entonces, ¡de ninguna manera permitiría que ese circo sucediera bajo su nariz!—Te la pasas con tu amante delante de todos y ni te avergüenzas, ¿pero yo besar a otro hombre sí es vergonzoso? —espetó Mariana, con un aura dominante.Walter se quedó sin palabra por un momento. Con la mirada feroz clavada en ella, ejerció más fuerza en su agarre y, bajando la voz, la advirtió: —Mariana, te estoy ofreciendo una salida elegante. ¡No seas necia!¿Acaso realmente quería besar al mesero?Mariana notó su enojo y lo encontró sumamente irónico. —¿De verdad me estás dando una salida, o te estás asustando?Diciendo eso, estudió detenidamente el rostro guapo de Walter, que en ese momento estaba tan oscuro como un día de lluvia.Walter frunció el ceño, e
Hubo un instante en el que Walter parecía querer explicar algo, pero la voz de Serafín le llegó como un soplo de viento, interrumpiendo sus pensamientos. —¿Encontraste el celular?Él se quedó perplejo por un momento antes de sentir que atraparon suavemente sus dedos. Bajó la mirada y se encontró con Jimena mirándolo con una expresión de confusión.¿Qué hacía Walter? ¿Por qué la soltó en cuanto vio a Mariana?—Sí, lo encontré. Vámonos —respondió Mariana con una sonrisa, luego se marchó del campo de golf junto con Serafín.Jimena notó su distracción, y perdió el interés en seguir jugando al golf. Se levantó y se dirigió hacia la salida, con una expresión de disgusto en su rostro. —Vámonos también.Walter percibió su malestar y la siguió de inmediato. —Jimena...La llamó de manera tierna, pero Jimena lo apartó enojada y lo miró con resentimiento en sus ojos.Lo que antes era un bello momento para ambos se convirtió en un desastre debido a esa serie de eventos. Desde que se toparon con Mar
Jacob, al ver la expresión perpleja de Walter, sacó rápidamente su celular. Había tomado capturas de pantalla mientras hojeaba las noticias anteriormente, y ahora leyó en voz alta basándose en las imágenes: —Serafín y su padre visitaron a los Chávez. ¡Walter y Mariana, ¿divorcio a la vista?Walter frunció el ceño y le dirigió una mirada afilada.Jacob soltó una leve tos y continuó revelando otra noticia explosiva: —¡Carmelo y su hijo cenaron con los Chávez! ¡Serafín y Mariana, ¿próximos al altar?!Apenas terminó de hablar, incluso él mismo comenzó a ponerse nervioso. Esos medios realmente tenían agallas al atreverse a inventar tal contenido basado sólo en unas cuantas imágenes. ¿Y qué pretendían con el supuesto «próximos al altar»?Miró cautelosamente a su amigo, pero la luz en la habitación era tenue y, además, la presencia intimidante de Walter hacía que nadie se acercara fácilmente, así que en realidad no pudo ver su expresión.En cuanto a Walter, él soltó de repente una risa tras e
Sin embargo, cuando se encontraban de nuevo, Mariana simplemente lo saludaba con una brillante sonrisa y un «¡Walter!», como si nada hubiera pasado. La mera idea hacía que el corazón de Walter se retorciera como si estuviera siendo devorado por hormigas, lo que lo dejaba inquieto.—Oye, ¿crees que si la señorita Chávez y Serafín se comprometen, me invitarán a su boda? —Jacob se tocó la barbilla, mostrando una expresión desafiante mientras bromeaba— Recuerdo que cuando ustedes dos se casaron, ¡ni siquiera me nombraste padrino! Ahora que lo pienso, ella realmente fue patética. Se casó contigo, pero ni siquiera tuvo una boda.Walter ya estaba agitado, con la mente hecha un lío, y la voz zumbante de Jacob como una mosca sólo lo irritaba aún más. Entonces, agarró su saco de la chaqueta y se marchó directamente.Jacob se dio cuenta y gritó: —¡Oye, ¿a dónde vas?!Sin hacerle caso, Walter salió del bar a grandes zancadas.En ese momento, Simón estaba esperando en el auto, tratando de manejar
—¡Hoy te debo un montón! Aunque pasó algo chiquito, de verdad espero que no te afectara.Mariana estaba en la puerta de su casa, con una sonrisa de disculpa y gratitud en el rostro.Apoyado en el coche, Serafín levantó una ceja y le dedicó una sonrisa despreocupada. —Tranquila, lo importante es estar contentos. Esas cosas no tienen importancia.Mariana sonrió ante sus palabras, formando una curva en sus ojos como la de la luna creciente. —De veras, te agradezco un montón.Serafín agitó la mano y respondió como si nada: —¡No hay de qué! No dejes que la gente ajena te ponga de malas.Mariana asintió con una expresión sincera. —Sí, entiendo. Bueno, nos vemos la próxima.Serafín asintió y se fue en su coche. Mariana se quedó en la puerta, viendo cómo el vehículo desaparecía de su vista, luego sacudió los brazos y se preparó para entrar a casa.Era extraño encontrar a un hombre tan caballeroso y elegante en estos tiempos. Sin embargo, se sentía tan mal consigo misma que no se veía a su altu
¿Qué diablos estaba pasando aquí? ¿Acaso Walter se emborrachó y vino allí sólo para desquitarse?Mariana bajó la cabeza, tratando de ocultar la melancolía en sus ojos. —Esto es asunto mío. ¿No tengo derecho a no responderte?Terminó y se preparó para apartarlo, pero él la atrapó entre la pared y sus brazos como un bloque de piedra.—Walter, si sigues así, ¡de verdad voy a llamar a la policía! —advirtió ella en voz baja y con ceño fruncido.—¡Adelante! Walter le sostuve la mirada rechinando los dientes, con una furia que parecía arder en sus ojos. Aún no se habían divorciado, y además, no le había hecho nada indebido a ella, así que le encantaría ver cómo la policía lidiaría con eso.Mariana lo miró fijamente, con sentimientos encontrados agitándose en su corazón.Sabía que él había perdido hacía tiempo el amor por ella. La única razón por la que él la interrogaba una y otra vez era porque no podía aceptar que, aunque no se habían divorciado oficialmente, ella ya estaba tan cerca de ot