Capítulo 23
Al escuchar lo que dijo Jimena, Mariana le echó un vistazo a la sombría expresión de Walter y, de repente, tuvo una idea brillante.

Sonrió y se acercó a Serafín, entrelazando su brazo con el suyo y levantando la vista para mirarlo. La luz del techo se reflejaba en sus ojos, haciéndolos aún más cautivadores. —Serafín, si incluso la señorita López dice que hacemos una perfecta pareja, ¿por qué no intentaríamos salir juntos?

Serafín se quedó desconcertado por un momento y, de manera inconsciente, miró a Walter y Jimena. Al notar el rostro tormentoso del hombre, pareció comprender de repente lo que Mariana estaba sugiriendo.

«Está bien, jugaré su juego.»

Pensando así, él rodeó su cintura con el brazo y la atrajo hacia él. Su voz grave sonaba tan encantadora como un violonchelo. —Entonces, ¿quieres decir que estás de acuerdo con que te corteje?

Mariana asintió mientras jugueteaba con su corbata, en una postura coqueta y traviesa.

Serafín sonrió, luego se agachó hacia ella y susurró delibera
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