Capítulo 239
Mariana estaba disfrutando de la cena cuando, de repente, recibió una llamada de Nerea.

—Mari, mañana por la noche planeo ir a una fiesta de té con una vieja amiga, ¿te gustaría acompañarme? —preguntó Nerea con una voz tan suave como una brisa primaveral, difícil de resistir.

Tobías, al verla apartada hablando en voz baja, no pudo evitar preguntar curioso: —Oye, ¿con quién hablas?

Al oírlo, Mariana miró hacia atrás mientras rechazaba rápidamente: —Lo siento, abuela, pero mañana ya tengo planes, así que creo que no podré ir.

Al otro lado de la línea, Nerea guardó silencio por un momento y luego suspiró suavemente. —Está bien, lo entiendo.

Su voz tenía un tono de decepción que hizo que Mariana se ablandara sin poder evitarlo. —Abuela, realmente tengo trabajo en el hospital. O... puedes decirme la hora y el lugar, y si termino a tiempo, iré a verte, ¿de acuerdo?

—No te preocupes, los jóvenes deberían estar ocupados.

Nerea dijo eso antes de colgar rápidamente.

Mariana miró la pantalla parp
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