—¿Y hay una escena de beso? —Jacob no pudo evitar mirar al director y preguntarle con una sonrisa.El director asintió de inmediato. —Así es, el papel de Yolanda es el de una pareja muy enamorada del protagonista. Sin embargo, después se separan. Esta escena es un fragmento de sus recuerdos.Jacob frunció los labios y miró al director durante un buen rato. Las palabras del director no le provocaron ninguna reacción interna.El director sonrió. —¿Qué pasa, señor Díaz? ¿Tienes algo que decir?En esta industria, lo que mejor saben hacer es leer las expresiones de los demás. Jacob parecía tener algo en mente.Pero Jacob sacudió la cabeza y no dijo nada.El director sonrió y continuó conversando con el productor.Jacob se acercó y tomó una silla. No lejos de allí, dos personas se acercaron, y una de las chicas era realmente hermosa, vestía de manera sencilla, pero su rostro deslumbrante no podía pasar desapercibido.Jacob le echó un vistazo y escuchó a una mujer a su lado decir: —Director,
¿Yolanda aún no había salido?Paloma se sintió un poco incómoda en ese momento. Miró a su agente, quien sonrió de inmediato.—Es normal que no lo recuerde, después de todo, señor Díaz, usted tiene una posición privilegiada, muchas cosas en mente, y cada día conoce a tantas personas. ¡Paloma tiene que esforzarse más! Ojalá pueda trabajar con usted más en el futuro.Jacob sonrió. —No es que menosprecie a nadie, realmente he conocido a demasiadas personas. Lo siento.Paloma frunció el ceño y miró nuevamente a su agente. Él solo sonrió de nuevo.Jacob preguntó. —¿Hay algo más?Paloma apretó su teléfono con fuerza. Lo miró durante un buen rato y, reuniendo valor, preguntó: —Señor Díaz, ¿puedo agregarlo en WhatsApp?El productor y el director intercambiaron miradas; ambos parecían haber notado que algo no estaba bien.No era que Paloma quisiera ver la escena que habían filmado. Claramente, estaba interesada en Jacob.Tener dinero y ser atractivo tiene sus ventajas; hay mujeres que se acercan
En la playa, los bikinis eran una constante. El sonido de los niños riendo llenaba el aire.Mariana miraba a los pequeños a su lado, sonriendo con ternura.—Qué adorables.Walter estaba respondiendo mensajes y, al escuchar a Mariana, siguió su mirada.Un niño estaba sentado en la arena, sosteniendo un vaso de jugo y haciendo burbujas con la boca. La luz del sol iluminaba su figura, resaltando la ternura de los bebés.Mariana no pudo evitar mirar a Walter. Cuando apenas empezaron a salir, siempre pensaba en lo hermosos que serían sus bebés. Quería darle un bebé a Walter, un fruto de su amor.Después de casarse, se dio cuenta de que si un hombre no te ama, hasta mirarte le resulta molesto; ¿cómo podría tener tiempo para estar contigo? Pero también hay hombres que no te aman pero no te sueltan. Quieren tu corazón y también tu cuerpo.Ahora le agradecía a Walter, al menos él la mantenía en un tormento físico.—¿Prefieres un niño o una niña? —preguntó Walter, rompiendo el silencio.Mariana
—Sí, estar contigo puede ser como caer en un abismo —Mariana lo miró fijamente, su voz clara y ordenada.Walter se quedó en silencio. Sabía que la familia Chávez lo rechazaba y que Mariana podría no perdonarlo tan fácilmente. Pero no esperaba que estar con él fuera visto como un abismo.—Entonces, Mariana, ¿qué tengo que hacer para tener otra oportunidad?—Soy firme en mi decisión y estoy segura de que te amo, que no puedo estar sin ti. Dame un camino claro, no me dejes aquí dando vueltas como una mosca sin cabeza.Estaba frustrado. Sabía que Mariana aún sentía algo por él. Pero esa débil esperanza lo atormentaba.Mariana lo observó por un buen tiempo, pero al final decidió evadirlo. Tenía que ser responsable consigo misma y con su familia.—Mejor espera un poco más —dijo Mariana suavemente.Walter la miró por un momento, y al final suspiró. —Puedo esperar todo el tiempo que sea necesario, pero tienes que darme algo...No terminó la frase.—Si realmente soy importante para ti, debes sa
Walter no pudo evitar mirar a Mariana. Este era un tema que él debería haber sacado primero, pero no esperaba que fuera Mariana quien hablara con Tobías.Tobías observó a Mariana por un buen rato antes de fijar su mirada en Walter.Finalmente, Mariana había pronunciado esas palabras. Aunque Tobías sabía que eventualmente se volverían a casar, no esperaba que ese día llegara tan pronto.Se consideraba a sí mismo un padre sensato, pero aún así estaba dispuesto a darle a Walter otra oportunidad.Tobías suspiró profundamente, manteniendo su mirada fija en Walter durante un largo tiempo. La luz que entraba por la ventana lo hacía sentir incómodo.—Habla —dijo Tobías, rompiendo esa inquietante calma.Quería que Walter hablara, no Mariana. Walter aún estaba asimilando la sorprendente declaración de que Mariana quería volver a casarse con él.Si Mariana aceptaba, significaba que solo necesitaba el consentimiento de su padre. Pero temía que si él no cedía, tendrían que enfrentar más obstáculos.
—Mariana, no te hagas ilusiones de que te amaré.El hombre la agarró del cuello, empujándola contra el sofá y la insultó con una cara llena de disgusto: —Mi paciencia contigo ya llegó al límite, así que te aconsejo que te portes bien. ¡En seis meses nos divorciaremos!—De verdad no empujé a Jimena... ¡Fue ella misma quien cayó en la piscina!Mariana Chávez tenía la voz débil y estaba empapada hasta los huesos, con su cuerpo delgado temblando sin cesar, mostrando que aún no se había recuperado del miedo de haber caído al agua hace un momento.—No te justifiques más. ¡Has sido su amiga durante años, sabes que le tiene miedo al agua! —gritó furiosamente, mientras sus acciones se intensificaban y su semblante feroz insinuaba que si algo le pasaba a Jimena, ella también tendría que enfrentar las consecuencias.La simple frase -amiga durante años- la condenó directamente.Los ojos de Mariana se fueron humedeciendo y una lágrima se deslizó lentamente por su mejilla; en ese instante, el sonido
—Papá, tenías razón, nunca podría entrar en el corazón de Walter. Sé que me equivoqué, quiero volver a casa.La voz ronca de Mariana resonaba en la vacía sala de estar.La familia Chávez era la más rica de la ciudad de Luzalta, un clan de médicos.Su abuelo era comerciante y su abuela era una famosa profesora de cirugía cardíaca, ambos haciendo una pareja perfecta. Desde pequeña, Mariana siguió a su abuela para estudiar medicina. La viejita decía que era una genio destinada a seguir ese camino.Sus abuelos le habían allanado el camino hacia el éxito, su padre había acumulado innumerables propiedades para que ella las heredara, y su madre prometía que podía ser la princesa de la casa para siempre.Pero ella lo había abandonado todo por Walter, degradándose a sí misma hasta llegar a donde estaba ahora.En aquel entonces, pensó que era una verdadera guerrera que luchaba por el amor, con gran entusiasmo y corazón valiente. Ahora que lo pensaba, su cabeza estuvo viviendo en las nubes.Mar
Walter se negaba a creerlo y buscó en todos los lugares donde Mariana podría estar: el jardín trasero, el estudio, la sala de proyección... Sin embargo, no sólo no encontró un rastro de ella, sino que sus pertenencias habían desaparecido, incluidos los libros de medicina en la estantería en el estudio que ella solía leer.Él raramente iba allí, y ahora, sin Mariana, la casa parecía haber sido abandonada durante mucho tiempo, sin huella de vida humana.Walter bajó las escaleras con paso pesado y, de repente, notó que la pared detrás del sofá estaba vacía. Cuando vio el cuadro dañado arrojado en el bote de basura, su respiración se contuvo por un momento. Después de casarse con Mariana, ella siempre le pedía que la acompañara de compras, pero como él estaba ocupado con el trabajo y la detestaba, la rechazaba una y otra vez.El día de su cumpleaños, ella fue a la empresa a buscarlo y le preguntó: —Walter, ¿me podrías acompañar en mi cumpleaños? Si estás ocupado, está bien sólo media hor