—Dado que Walter nos ha invitado, ¿seguro que también te ha invitado a ti? —preguntó de repente Tobías a Mariana.
Mariana se mordió el labio. Se acercó, se sentó junto a ellos y sacó la invitación de su bolsillo. Su invitación era muy diferente a la de su padre; la de ella era claramente una edición especial.
Mariana abrió la invitación, que contenía un mensaje para invitar a su acompañante. En cambio, la de su padre solo era una invitación para los invitados.
Mariana y Tobías se miraron. Tobías sonrió y dijo: —Dado que ya has aceptado la invitación, parece que le has prometido a Walter que asistirás a la reunión anual.
Mariana asintió.
—Si Mari va, ¿por qué no vamos nosotros también? —Tobías seguía indagando, probando a ver si Mariana les permitiría ir.
—Papá, independientemente de si voy o no, Walter los invitó, ustedes deberían ir. Después de todo, es la alta sociedad, y podrán conocer a muchos socios —le dijo Mariana a Tobías.
Tobías sacudió la cabeza de inmediato. —No entiendes. S