—Listo— se mira en el espejo de cuerpo completo, había escogido un vestido negro con un escote en “V” en la espalda, dejando ver su perfecta piel, llevaba el cabello recogido en un moño, hace lucir su figura muy bien, toma su teléfono— voy saliendo ahora nos vemos— manda el mensaje a Pía que de inmediato su teléfono vuelve a sonar
—Yo también voy saliendo ya quiero ver a tu guardaespaldas— y termina su mensaje con un emoji de una carita riendo. Bianca elevaba los ojos al cielo, ya ni le contesta el mensaje a su amiga, no tenía caso. Toma un labial y lo pasa suavemente por sus labios, de nuevo se ve con aceptación. Toma su bolsa plateada, y sin pensar mucho mete su celular, y con paso decidido sale de su habitación, se sorprende de no verlo ahí, frunce el ceño, si era su guardaespaldas no debería estar en su casa, camina a la pequeña
Bianca abrió los ojos, solo de pensar en esas manos sobre ella palmeando su desnuda piel, no podía pensar en eso, y queriendo borrar el pensamiento movió la cabeza; voltio a ver a Pía que gracias a dios estaba distraída viendo al chico cadenero y no había escuchado lo que acababa de decirle su guardaespaldas. No podía creer que fuera capaz hacerlo, pero de nuevo miro su rostro y vio un brillo en sus ojos que le hizo saber que si sería capaz, y era mejor no ponerlo aprueba, era mejor no tentar la suerte,—Vamos— Pía vuelve a sacar de sus pensamientos al tomarla de la muñeca— gracias Rafi—De nada disfruta la noche— entra al antro por un pequeño pasillo que estaba solo iluminado con luz neón, al ir más adentro se puede escuchar más fuerte la música que está en todo su apogeo, Pía se abre paso entre la gente que s
—Dicen que está limpio— esas palabras se repetían una y otra vez, era difícil dejar las drogas y más para Sandro que desde su adolescencia había comenzado a consumir, cuando le pidió vivir juntos nunca le dijo que su padre lo había corrido de casa, no que le había quitado el apoyo económico y como la fama de drogadicto se estaba esparciendo por los pasillos de la empresa ya nadie había querido darle empleo, no le ofrecían ni ser modelo de alguna campaña publicitaria, porque en la última había llegado en un terrible estado, y agresivo que terminó demandado pero todo el escándalo se detuvo por su padre que pago mucho, al ver así a su hijo pensó que sería mejor dejarlo en la calle y que tal vez dejaría el vicio con lo que no contaba fue que le pidió ayuda a Bianca y la envolviendo en ese mundo.—Ya me voy, nos
Bianca no pensaba dejarlo toda la noche afuera, al sentarse en su sofá y ver las luces de la ciudad a lo lejos, junto a una taza de té, poco a poco le gana el sueño, está en una habitación blanca como en las que había en la clínica de rehabilitación, se levanta del suelo y sale en la escucha de la música que hay en el patio, al parecer hay una fiesta, todos se ven muy alegres cuando de en medio de ellos sale Sandro, ella al verlo quiere salir corriendo pero la mano de él la atrapa y la atrae a su cuerpo, la abraza con fuerza , ella comienza a forcejear,—Vamos a divertirnos tengo muchos dulces para ti— le susurra mostrando con su otra mano una pequeña bolsita con diferentes pastillas—No quiero, no quiero volver a ese mundo— grita tratando de levantar su rodilla y darle en la parte baja, pero no puede, mira los ojos de Sandro, están rojos y vidriosos,&mdash
Bianca al escuchar las palabras De Luca vuelve a la realidad, no podía estar deseando algo que no podía suceder entre ellos, sin querer tocar más su cuerpo intenta levantarse,—Iba a correr como todos los días— le responde de mala gana, intenta recrear en su cabeza lo sucedido pero todo había sido tan deprisa que estaba sobre Dante sin querer. Se aleja de él que ahora se ha sentado sobre el sofá, lo mira con dureza— suele dormir casi desnudo en la sala de sus clientes—Y ¿Usted le toma fotos a sus trabajadores?— Bianca se pone roja, no estaba dormido cuando le tomo la foto, no sabía dónde meterse por la vergüenza que ahora sentía,—¿Qué dice yo no le tomé fotos?— camina a la cocina, necesita huir, aún su cuerpo siente el calor de él, su firmeza, su fuerza, por Dios después de muchos a&nt
Dante mira a Bianca cuando escucha su petición, así quería que su padre lo despidieran y cuál sería su justificación, solo estaba haciendo su trabajo, no creía que fuera a decirle algo de lo que le había dicho, solo era un berrinche de niña que no había podido hacer lo que ella quería—No papá, no ha hecho nada mal solo que no lo quiero— dice con sufrimiento, claro que no había hecho nada, aquí el mal lo había hecho ella, yéndose sin el al restaurante y después dejándolo afuera de su departamento—Se cuanto me amas, y se que quieres mi bien pero no quiero a De Luca junto a mi,— Dante siguió su camino sin tomar importancia a lo que ella le decía a su papá, al final sabía que Santino no lo despediría, por una razón el lo había escogido— quiere hablar con usted— le
Bianca al entrar a su camerino, cierra los ojos, algo le decía que no debió aceptar la invitación de Bruno, pero recordar lo que había pasado en la mañana se sentía que le debía esa cena lo había avergonzado. Al salir de su camerino ya De Luca la espera, tenía que mantenerse firme y no cruzar ninguna palabra con él, tal vez su padre arreglaba todo rápido y no lo tendría muchos días además estaba molesta con su actitud como se había atrevido a decir quién si y quién no podía entrar a su camerino a verla. Camina sin ni siquiera verlo, como no estaba su madre en la ciudad y no ir al restaurante, tenía planeado tener una tarde noche tranquila, tal vez si no hubiera aceptado la invitación de Bruno le hubiera llamado a Pía para hacer noche de chicas. Sube al Mercedes y espera hasta que De Luca lo encienda, se pone el cinturón de segurida
Dante sin perder tiempo se acercó al hombre y rodeando su cuello con su brazo y sujetando el arma en la otra mano lo separó de Bianca lentamente, Bianca se limpio el rostro de las lágrimas y mirando a De Luca apuntando con el arma a la cabeza de su hermano se alarmo, no podía creer que estuviera haciendo eso—Por Dios suelte a mi hermano— lo tomo del brazo— De Luca— dijo con reproché, al soltarlo lo voltio mirando el rostro de Valente Palmieri, ya lo había visto en fotos pero en persona no podía negar de quién era hijo, guardo su arma en la espalda, por compromiso le ofreció una disculpa—Una disculpa señor Valente— pero esperaba que el entendiera que estaba haciendo su trabajo, lo que no sabía muy bien como era la relación entre padre e hijo— estaba haciendo mi trabajo, acabamos de sufrir un ataque señor y al verlo junto a la seño
Dante se metió a bañar, su deseo había despertado, si no fuera el sujeto de cuidado estaba seguro que ahí mismo la hubiera besado y no solo los labios sino todo su delicado cuerpo, para hacerla olvidar ese día, mientras caí el agua por su cuerpo se recriminaba que su masculinidad estuviera necesitado de ella, ¿que estaba pasando con él?, Bianca Palmieri tenía que estar fuera de sus pensamientos, fuera de— no puedes Dante, no puedes volver a amar— golpeó con su puño la pared, ya había reconocido esos mismos malestares del amor; los que sintió hace años, cuando fue traicionado, cuando rompieron y mataron su corazón.En la sala Bianca trataba de distraer a su amiga, lo que había sucedido lo estaban malinterpretando, era el vino que la hizo ver algo que no era así, si no pudo ver una mirada de deseó,— creo que por hoy fue suficiente&mdash