¿Dónde está?—Alfonzo le pregunto a una mujer mayor que estaba en la cocina limpiando la barra
—En la sala de ejercicio, desde que el doctor le dio permiso va una hora al día— Alfonzo dio media vuelta para ir a dónde Ágata le había dicho, llevaba en sus manos el último informe de Santino Palmieri. Entro a la habitación mirándolo enfrente del gran ventanal que tenía la mejor vista del mar, no podía creer que estuviera ahí de pie levantando unas pesas, cuando había regresado para decirle algo más de Sandro vio a una distancia prudente todo, como Santino se llevaba a su hija y cuando Dante caía al agua herido, el canal llevaba dos hilos de su sangre, queriendo tener las fuerzas intento ir a la lancha de Santino pero no le fue posible se hundió en el bajo canal. Mientras Juliette discutía con Bruno Alfonzo aprovecho el moment
Los días fueron pasando, Bruno le mostraba la distribución de las mesas en el jardín de la casa de Santino, quería que todo fuera perfecto y que ella también diera su opinión de ese día, era su boda tenía que sentir algo de emoción pero no la había, solo veía y asentía con indiferencia, como si le diera igual,— aquí va estar nuestra mesa— una mujer con una tablet los seguía con una sonrisa, era la mujer que había contratado para algunas cosas de la boda— verdad señorita Alcanzar—Si, si la señorita Palmieri quiere cambiar algo se puede hacer— Bianca negó con la cabeza,—Todo es como Bruno quiere pues así se hará— dio media vuelta, ya había sido suficiente por ese día su amabilidad con el. Comenzó a caminar mirando la ventana de su habitación, después
Bruno se derrumbó en medio de la sala estaba llorando de alegría de verla ahí, había pasado la peor noche de su vida pensando que todo se había ido a la basura, que en vez de ser el mejor día de su vida sería el más desdichado, su sueño de convertir a Bianca en su esposa estaba por volverse una pesadilla, si no la encontraba, si no la tenía a su lado no podría vivir. Pero al verla ahí desayunando, con su frialdad con su indiferencia le daba gusto, nadie desde ese día podría separarlos, solamente la muerte, —Me dijo mi hombre que lo golpearon al sacarlo del auto— Bianca levantó los hombros no recordaba nada de la noche solo tenía los recuerdos de un sueño que había tenido con Dante durmiendo junto a ella abrazándola, dándole uno que otro beso y caricias—Yo no sé, Pía me trajo aquí, el v
Dante veía todo con rencor, por qué nadie podía ver qué Bianca estaba ahí obligada, estaba su cuerpo pero su ser, su espíritu estaba en otro lado, desde que entró quería correr por ella, quería tomarla en sus brazos y sacarla de esa iglesia pero aún no podía, no cuando tenía preparada una sorpresa para Bruno. Todo el ejército de hombres que tenía cuidado la iglesia estaba dormido en la sacristía, y los que ahora estaban era su gente, solo faltaba Juliette que de seguro estaba arreglando los negocios de Bruno que había dejado de lado por esta estúpida boda.— pronto cara mía, pronto te salvaré— decía con el pensamiento. Escucho el sermón del padre que le hablaba del amor y el perdón en el matrimonio, se notaba que él no sabía nada de lo que sucedía ahí.—Bruno Carbone aceptas a Bia
Dante busco a Bianca con la mirada entre la gente que corría de un lado a otro tratando de refugiarse de las balas— ¡cara mía!— grito con angustia, escucho los gritos de los recién llegados que buscaban a Bruno que iba corriendo a la sacristía— ¡Bianca!— volvió a gritar—Dante está conmigo— grito Alfonzo que la llevaba cubierta saliendo por una de las puertas laterales de la iglesia, al verla segura comenzó a correr protegiéndose de los disparos, al salir vio a dónde estaba el auto que los esperaba para huir, Bianca iba junto a su madre y Pía— corre amigo— detrás de él salió Bruno con una arma en la mano—Ahora si te mataré De Luca, si no está conmigo no te tendrá a ti— al apretar el gatillo alguien le golpeó el brazo hacia arriba, Bruno gruñó al ver cómo
Bianca sonrió lo que había vivido la noche anterior, cuando pensó que había soñado con Dante en su habitación había sido real, el había entrado y había dormido con ella, le había dado la fuerza que necesitaba para sobrellevar ese día, pero estando ahí porque no;—¿Por qué no me llevaste?— dijo acariciando su cabello, su boca besaba su cuello,— ¿por qué me dejaste?—Por que no era el momento—beso su mejilla,—dime egoísta, lo que tú quieras pero quería ver la cara de Bruno al ver cómo entraba— acarició su rostro— él te había mantenido amenazada con la idea que me tenía, pero el muy infeliz nunca me tuvo en sus manos, quería que hiciera lo que hiciera siempre me escogerías a mi—bajo su mano acariciando su cuerpo— lo sien
Bianca sonrió sintiendo como su corazón latía, y latía por ella, latía tan fuerte, “gracias señor, gracias por darme la oportunidad de estar con él, porque lo dejaste aquí conmigo, te prometo que buscaré que sea feliz por siempre,” no había tenido la oportunidad de darle las gracias un mes antes había pedido por el, por su sanidad y ahora podía tenerlo, podía abrazarlo, podía sentir su risa y verlo sonreír, y pudo estar con él, había olvidado todo solamente estaba el y ella en esa habitación, solamente sus dos almas que se unieron en una sola, y podo confiar que desde ahora mientras el estuviera cerca no pasaría nada malo— cara mía es hora de desayunar— era tan agradable tener ese pequeño cuerpo junto al suyo pero había escuchado como su estómago reclamaba algo de comer, Bianca sonrió al sentir
Después de bañarse se encontró que en el armario estaba la mayoría de su ropa, y cosas, perfumes, sus cosméticos, y uno que otro de sus accesorio, ella no había podido ir a su departamento después de lo Venecia porque cada vez que lo intentaba los recuerdos de Dante la inundaban y prefiera no entrar. Sonrió al verlo, no había necesidad de preguntarle como había entrado, en Venecia se había quedado sus llaves junto con la ropa que llevaba. Escogió unos pantalones cortos con a una camiseta, quería estar cómoda mientras comía, ya más tarde escogería que vestido llevaría para la sorpresa de Dante—¿Lista?— ella afirmó con cabeza, tomo su mano y la atrajo a su cuerpo— ¿Quieres comer aquí o salir al comedor?— Bianca lo pensó sintiendo su pecho en su espalda, sería agradable quedarse en l
Al final de la propiedad había un claro que tenía un antiguo kiosco de madera que su papá había mandado arreglar para el placer de su esposa, tenía algunas flores tipo enredadera que colgaban formando como cortinas que no dejaba ver en su interior, era un lugar que muy poco conocían, después de la muerte de sus padres, su abuela se encargado en mantenerlo como a su hijo le hubiera gustado. Y hoy le daba las gracias que aunque faltará, el jardinero nunca había descuidado el lugar, porque ahora sería el marco perfecto para lo que tenía planeado. Le sudaban las manos por dios ni cuando había tenido un caso o un operativo se había puesto así, le había pedido el favor a Ágata un día anterior para que preparará todo, quería que Bianca después de todo lo que había vivido tuviera una noche bonita y relajada, ella se lo merecía ahora m&aacu