Una mano sostiene una foto de Bianca, la mira con adoración, dulcemente paso sus yemas por el contorno de sus labios;
—Tu otra veces viendo esa estúpida foto— una mujer alta de cabellos negros está recargada viendo al hombre que observa la foto de Bianca Palmieri— ella nunca se fijará en ti
—Eso no es verdad, ella me amara, un día me amará— se levanta de la silla como un resorte
—Sabes que ella es el arma que tiene tu papá contra Santino— suelta una risita al ver su rostro, no sabía que su padre había amenazado a Santino con ella— el cuello de tu amor pende de un hilo, como ves
—No le va pasar nada, yo la protegeré de mi padre— la avienta haciendo a un lado a la chica— aunque tenga que hacer algo peor— la mujer suelta carcajada, sabe perfectamente como era el muchacho, un hombre que le faltaba el valor para cumplir con sus amenazas— no te rías estúpida por Bianca soy capaz de matar
—Si tú lo dices— sale de la habitación riendo por su declaración
Al escuchar Bianca primero sintió como la sangre se le va a los pies, y analizando las palabras “¿una amenaza contra mi?”; por Dios ¿Por qué?, ella nunca se había metido con nadie, sabía muy bien que siempre su padre era quien había recibido amenazas por había contratado a dos guardaespaldas, ella le llamaba sus perros falderos pero ahora—Tranquilo papá no va pasar nada— lo dijo tan relajada, de una manera quería hacer sentir bien a su papá— yo me cuidaré— su papá negó con la cabeza, no sería así de fácil— además solo fue una amenaza para intimidarte de seguro para que no te seas candidato a la presidencia…—No Bianca Palmieri está no es una amenaza vana— su padre cambio su tono de voz por algo más autoritario, y cuando él le decía por su nombre era que estaba preocupado— así que he tomado medidas que tú tendrás que acatar, hermosura— eso último no le gusto a Bianca, su padre le acarició la mejilla tratando de dominar el temperamento de ella, ya veía venir los insultos,
—Odio correr detrás de una mujer— dice al ver cómo Bianca corre por la calle, le extraña no verla correr a su mini Cooper que esta estacionado a tres metros— ¿Dónde está la mujer que vi en la oficina de su padre?— dice mientras camina más a prisa para alcanzarla, al verla defendiendo sus derechos, le pareció una mujer independiente e inteligente, pero ahora verla huir de él con unos enormes tacones se asienta más la idea de ser una niña mimada y el sería el guardaespaldas de ella.Bianca corre quiere irse al fin de mundo donde no existiera esa maldita amenaza, dónde no tuviera que tener a un hombre detrás de ella sepa por cuanto tiempo, de pronto su celular suena, lo toma y mira la pantalla es Pía que le ha mandado un mensaje, llega a un pequeño parque donde se detiene a leer el mensaje de seguro tendría que ver con la salida de la noc
Bianca mira por el espejo retrovisor todo el tiempo, detrás de ella viene De Luca muy pegada a ella, su Mercedes gris claro es bonito, si era verdad la amenaza quien había querido hacerle daño. Con quién sé había metido ahora su padre que ella tendría que pagar las consecuencias de llevar a todos lados a De Luca, la cena con Pía, ya podía ver la sonrisa en la cara de su amiga, siempre se habían burlado de las personas que tenía que traer gente a su alrededor y ahora le tocaría a ella, pero ahora ella tenía un guapo y elegante guardaespaldas— Por Dios Bianca que estás pensando— se recrimina, comienza a sonar su teléfono, se pone sus audífonos inalambricos para contestar —Bueno Pía ¿Qué pasó amiga?—Eso mismo quiero saber que paso, ¿Qué te dijo tu papá?— Bianca no sabe que decirle, ni como explicarle que ahora está llegando a su casa con un hombre detrás de ella— ¿fue para decirte de Sandro?—Pues no,— estaciona en su lugar su auto, y mira por la ventanilla como
—Listo— se mira en el espejo de cuerpo completo, había escogido un vestido negro con un escote en “V” en la espalda, dejando ver su perfecta piel, llevaba el cabello recogido en un moño, hace lucir su figura muy bien, toma su teléfono— voy saliendo ahora nos vemos— manda el mensaje a Pía que de inmediato su teléfono vuelve a sonar—Yo también voy saliendo ya quiero ver a tu guardaespaldas— y termina su mensaje con un emoji de una carita riendo. Bianca elevaba los ojos al cielo, ya ni le contesta el mensaje a su amiga, no tenía caso. Toma un labial y lo pasa suavemente por sus labios, de nuevo se ve con aceptación. Toma su bolsa plateada, y sin pensar mucho mete su celular, y con paso decidido sale de su habitación, se sorprende de no verlo ahí, frunce el ceño, si era su guardaespaldas no debería estar en su casa, camina a la pequeña
Bianca abrió los ojos, solo de pensar en esas manos sobre ella palmeando su desnuda piel, no podía pensar en eso, y queriendo borrar el pensamiento movió la cabeza; voltio a ver a Pía que gracias a dios estaba distraída viendo al chico cadenero y no había escuchado lo que acababa de decirle su guardaespaldas. No podía creer que fuera capaz hacerlo, pero de nuevo miro su rostro y vio un brillo en sus ojos que le hizo saber que si sería capaz, y era mejor no ponerlo aprueba, era mejor no tentar la suerte,—Vamos— Pía vuelve a sacar de sus pensamientos al tomarla de la muñeca— gracias Rafi—De nada disfruta la noche— entra al antro por un pequeño pasillo que estaba solo iluminado con luz neón, al ir más adentro se puede escuchar más fuerte la música que está en todo su apogeo, Pía se abre paso entre la gente que s
—Dicen que está limpio— esas palabras se repetían una y otra vez, era difícil dejar las drogas y más para Sandro que desde su adolescencia había comenzado a consumir, cuando le pidió vivir juntos nunca le dijo que su padre lo había corrido de casa, no que le había quitado el apoyo económico y como la fama de drogadicto se estaba esparciendo por los pasillos de la empresa ya nadie había querido darle empleo, no le ofrecían ni ser modelo de alguna campaña publicitaria, porque en la última había llegado en un terrible estado, y agresivo que terminó demandado pero todo el escándalo se detuvo por su padre que pago mucho, al ver así a su hijo pensó que sería mejor dejarlo en la calle y que tal vez dejaría el vicio con lo que no contaba fue que le pidió ayuda a Bianca y la envolviendo en ese mundo.—Ya me voy, nos
Bianca no pensaba dejarlo toda la noche afuera, al sentarse en su sofá y ver las luces de la ciudad a lo lejos, junto a una taza de té, poco a poco le gana el sueño, está en una habitación blanca como en las que había en la clínica de rehabilitación, se levanta del suelo y sale en la escucha de la música que hay en el patio, al parecer hay una fiesta, todos se ven muy alegres cuando de en medio de ellos sale Sandro, ella al verlo quiere salir corriendo pero la mano de él la atrapa y la atrae a su cuerpo, la abraza con fuerza , ella comienza a forcejear,—Vamos a divertirnos tengo muchos dulces para ti— le susurra mostrando con su otra mano una pequeña bolsita con diferentes pastillas—No quiero, no quiero volver a ese mundo— grita tratando de levantar su rodilla y darle en la parte baja, pero no puede, mira los ojos de Sandro, están rojos y vidriosos,&mdash
Bianca al escuchar las palabras De Luca vuelve a la realidad, no podía estar deseando algo que no podía suceder entre ellos, sin querer tocar más su cuerpo intenta levantarse,—Iba a correr como todos los días— le responde de mala gana, intenta recrear en su cabeza lo sucedido pero todo había sido tan deprisa que estaba sobre Dante sin querer. Se aleja de él que ahora se ha sentado sobre el sofá, lo mira con dureza— suele dormir casi desnudo en la sala de sus clientes—Y ¿Usted le toma fotos a sus trabajadores?— Bianca se pone roja, no estaba dormido cuando le tomo la foto, no sabía dónde meterse por la vergüenza que ahora sentía,—¿Qué dice yo no le tomé fotos?— camina a la cocina, necesita huir, aún su cuerpo siente el calor de él, su firmeza, su fuerza, por Dios después de muchos a&nt