Doña Anabella fue a Venecia— Bruno sonrió al escuchar lo que su hombre le contaba, no había duda que había ido a ver a su bastardo,— saco a una señora y dos niños de la casa y se los llevo
—¿A dónde?
—Aun no lo sabemos— el vio por la ventana del viejo edificio estaba harto de estar ahí, pensando solamente el sabía de un niño, sería que tenía otro pero quién sería el padre, y pensando solamente llegó a la conclusión que fuera su padre, por dios esos niños podían ser sus hermanos, no había otra respuesta o si…
—¿Han dado con mi Bianca?— el hombre comenzó a temblar apenas tenía unas horas buscandola pero hasta ese momento no habían dado con su paradero
—Nadie sabe donde está la señorita Bianca señor— Bruno
Bianca se sentía mareada, al abrir los notó como Dante le ofrecía un vaso de agua que la secretaria le había traído, levantó la vista y vio su rostro de preocupación, y para tranquilizarlo acarició su mejilla— ya estoy bien, solo se me bajo la presión ¿verdad doctor?—Si todo está bien, aunque la presión no fue porque está normal señorita Bianca— el doctor guardaba su estetoscopio en el maletín— le había pasado esto antes—No, creo que no— se quedó pensando pero no recordaba ningún episodio así, en su vida nunca se había nublado así la vista—Bueno yo les aconseja que vallan a qué se haga unos estudios si vuelve a pasar,— Dante estrecho la mano del doctor— ahora me retiro—Gracias— el doctor solamente acepto con una sonrisa, sali&oac
—A ningún lado— Bruno levantó el arma como había entrado sin que nadie lo viera— cara mía estás bien —Si— se tocó el vientre para Anabella no pasó desapercibida esa reacción— estoy bien —Pronto nos iremos de aquí— Bruno comenzó a reír al escuchar su declaración —De aquí nadie va salir vivo— levantó una manta— te dije que iríamos a un lugar donde nadie nos separaría Bianca amor— Dante abrió los ojos no podía creer que quisiera haberlos explotar a todos— hasta la muerte vamos a estar juntos mi querida Bianca— veían como el reloj iba en cuenta regresiva, tenían nueve minutos para salir de ahí, —¡Te has vuelto loco Bruno!— exclamó Anabella que veía esa caja negra— ¿a esto te referías? —Si, que mejor forma de estar juntos que la muerte— acarició la caja negra— y de aquí nadie saldrá vivo lo siento por tus hijos Anabella, se quedarán huérfanos —Maldito Bruno debí matarte como tú mataste a mi papá— saco el arma apuntando a Bruno directa
El solo le pega de lleno en los ojos, intenta abrirlos pero no puede la luz es tan intensa que impide que abra los ojos, siente la garganta seca, intenta hablar pero no sale su voz, mira a un lado y a otro tratando de saber dónde esta, de nuevo se cierran los ojos tratando de acostumbrase a la luz, los abre de nuevo y mira el techo blanco, se pregunta dónde está, intenta levantar su cabeza para ver más la habitación pero no es mucho, los ojos se cierran nuevamente y recuerda lo último, Bruno, Bruno quería suicidarse con ella, Anabella y la hija de Dante, sale corriendo tomada de la mano de él pero al estar solo a unos metros la casa explotó, cae al suelo y siente el cuerpo de Dante sobre ella protegiéndola, y recuerda su voz diciéndole cuánto la ama, de nuevo se cierran los ojos los siente tan pesado que mantenerlos abiertos le cuesta, de nuevo medio abre los ojos y agudiza su oído escuchando
No puede evitar verlo con miedo moverse por la habitación, ¿Qué estaba pasando? Santino ahí, mira la puerta esperando ver entrar a Dante en cualquier momento pero no pasa nada la puerta se mantiene cerrada, de nuevo clava la vista en Santino; el debía estar en la cárcel por los delitos de tráfico de armas y complicidad con Bruno Capello, pero él sonríe con nerviosismo y de igual manera de acerca a ella para tomar asiento en el banco que está a un lado de la cama, no entendía que hacía ahí,—Tu estás en la cárcel, ¿Cómo? ¿te escapaste?— le pregunta mirándolo con desconcierto, todo esto estaba tan confuso que sentía que la volvería loca, que estaba haciendo ahí, se le queda viendo, hay algo distinto, su cabello rubio se está platinando con las canas que está cubriendo parte superior de sus o&iac
—Tranquila estás en un lugar seguro cariño— no, no era verdad, el único lugar seguro era con Dante; en los brazos de él, solamente con él podía sentir la paz que no sentía ahora,— estás conmigo— sintió la fresca mano de Sandro que acariciaba su mejilla, si estaba ahí con Sandro, otro hombre que la había hecho sufrir, no estaba dentro de una pesadilla, era la vida real, miro alrededor, era la misma habitación, y sin querer sus ojos se llenaron de lágrimas, no quería estar ahí, quería despertar en los brazos de Dante— no llores— siente como uno de los dedos de Sandro limpia la lágrima que salió de su ojo, no podía creer que estuviera comportándose de una manera tierna, dulce, era un hombre distinto que nunca antes había conocido, pero no era el hombre que causaba que su corazón saltará como
Vamos a necesitar usar otro método de tratamiento— habían pasado cinco sesiones con la psiquiatra y en ninguna había logrado hipnotizarla, por eso nunca había creído en nada de eso.—Le dije que nunca habían podido hipnotizarme— sonrió al ver la molestia de la psiquiatra, después de aquel día que había hablado con Sandro y le había mostrado las fotografías, al día siguiente le retiraron el suero, y ya no estaba conectada a ninguno de los aparatos, le habían mandado hacer estudios y en todos el doctor les había dicho que todo estaba bien, que si seguía así tal vez en unas semanas la darían de alta. Sandro festejo tomándola por sorpresa dándole un beso en los labios, Bianca no había tenido la oportunidad de retirar el rostro, al retirarse le sonrió con incomodidad, no podía sentir lo que él quer
—¿Ya recuerdas nuestra boda cariño?— Sandro tenía entre sus manos el rostro de Bianca que sonreía feliz, esa mañana después de despertar al ver a Sandro ahí durmiendo en el sillón lo llamo como nunca pensó que iba a volver a escuchar “amor ya recuerdo algo de nuestra boda”, de inmediato se levantó para ir hasta la cama y darle un beso, eso era lo que tanto había esperado desde hace una semana que había comenzado con el tratamiento con la psiquiatra, que volviera a ser ella—Bueno no todo, pero creo que tengo algunos flechazos, espero pronto ya recordaré mi vida— rodeó su cuello con sus brazos, miraba directamente sus labios, que estaban entreabiertos— yo creo que cuando le diga hoy a la doctora el paso que he dado de seguro me dará el alta— Sandro sonrió por su ingenuo cuestionamiento,—Lo sien
Al salir de la clínica ya un auto negro los esperaba, un hombre alto, delgado, con el cabello negro al igual que su traje negro, espera con la puerta abierta mientras otro hombre de traje oscuro lleva su mochila para dejarla en la cajuela que esta abierta, el hombre que está con la puerta abierta tiene la cabeza gacha, no puede ver muy bien su rostro porque los lentes oscuros y su mano que la tiene sobre el sombrero lo impiden; entra en el asiento trasero y escucha como Sandro da la orden al hombre que sigue de pie afuera del auto—Jaime a casa—Si señor— sube Sandro y la puerta se cierra, el chófer que ahora sabe que se llama Jaime enciende el auto y comienza la marcha por el camino. Bianca mira atrás, como se aleja cada vez más de ese lugar que estaba sintiendo como una prisión, unos metros adelante un auto negro los comienza a seguir, Sandro voltea para ver qué ha llamado la atenci&oacut