—Bueno, ahora que llegues a la empresa me llamas. No tengo un buen presentimiento y eso no me gusta para nada Josef, deberías decirle al señor Sandoval que te envíe a uno de tus guardaespaldas para que acompañe —dijo Keidys.
—Ay, no exageres amor, si quieres le digo al general para que me mande una tropa para que me proteja —chistó Josef.
—Pues viéndolo bien no estaría mal que llames a la policía —soltó Keidys.
—¡¿En serio?! —Josef soltó la risotada—, no exageres amor, tampoco es para tanto.
—¿Estás diciendo que soy una exagerada e histérica? —se enojó Keidys.
—¡No, claro que no, oye, no comiences, yo no he dicho nada! —replicó Josef. Trató de contener la risa cuando Keidys lo fulminó con una mirada.
—¡Yo solo tengo u
Se levantaron de prisa los agentes, junto con Josef y su abuelo, corrieron a los carros rumbo a la casa donde se estaba viviendo un gran drama. La caravana de policías acordonó el lugar, todo el barrio empezó a murmurar que algo estaba sucediendo, pues los carros de la fiscalía y el CTI comenzaron el plan candado.Josef llegó a su casa y corrió escaleras arriba buscando a su esposa. Al entrar al cuarto principal encontró a Keidys tomando una aromática de albaca con toronjil para estabilizar su presión.—¡Amor! ¿Estás bien?, ¿cómo te encuentras? —preguntó mientras caminaba a pasos agigantados hacia ella.—Sí, estoy bien —contestó Keidys.—¿Qué fue lo que viste?, ¿qué sucedió? —inquirió Josef.—Había un carro extraño, también unos
El celular de Keidys comenzó a sonar, rápidamente lo tomó y vio que se trataba de Santiago.—Santiago —dijo Keidys.—Keidys, estoy en la casa de Alejandra, estamos preparando un postre de tres leches, tu favorito, pensamos que tal vez querrías probarlo —el joven soltó una pequeña carcajada.—Hermano, si supieras lo que está sucediendo —comenzó a contar la joven.—¿Qué sucede? ¿Qué tienes? —se comenzó a preocupar el joven.Alejandra estaba frente a Santiago, a su lado se encontraba Gera. Gabriel estaba en la cocina cuando escuchó que la voz de Santiago se tornó bastante preocupada, rápidamente salió de allí hacia la sala para enterarse de lo que sucedía. El rostro de Santiago palideció por completo al Keidys contarle la situación.—Ya voy para a
—Todos estamos corriendo peligro de muerte —confesó el señor Sandoval.Toda la sala se llenó de un completo silencio y el miedo caminaba entre las personas allí presentes. Los corazones de cada uno comenzaron a latir rápidamente mientras sus mentes se empezaron a alterar y llenar de muchas preguntas por la situación en la que se encontraban.—Hay un mafioso que nos tiene amenazados, le dicen el Escurridizo, y lo que hoy sucedió en la casa de Josef solo es el comienzo, dejaron un cigarro en el frente de la casa porque así señalan el lugar donde cometerán sus atentados. Seguirán hasta que nosotros le demos lo que ese mafioso quiere y eso es nuestras propiedades, antes nos había robado mucho dinero, eso pasó hace años, ya saben, Josef casi muere al descubrir uno de sus trabajadores que tenía dos cómplices más dentro de nuestra empresa. N
Todos salieron de la casa con mucho miedo a ver qué era lo que había explotado, la policía estaba rodeando un parqueadero donde se encontraba un auto prendido en llamas y había partes de éste tirados alrededor del lugar.Josef quedó petrificado observando la magnitud de su situación, todo lo que su familia estaba creando y cuántas personas podían morir por su culpa, era una locura. Sus ojos recorrieron su alrededor mientras su piel comenzaba a erizarse y su mente se fundía en un ahogo total, como alguien que quiere llegar a la superficie de un profundo océano, sin embargo, no puede y pronto su cuerpo se hunde lentamente. Lo que había sucedido con aquel auto bomba era que se había explotado antes de tiempo, la idea era ponerlo frente a la casa de Josef y que la explosión consumiera a todos los que allí se encontraban, o sea que, si el plan hubiera funcionado t
Claudia estaba empacando sus cosas en una maleta y Mateo la ayudaba en el acto.—Solo estaré por fuera una semana, cuida bien del restaurante —le dijo a su esposo mientras desplegaba una sonrisa.—Y tú de mi hijo —Mateo le dio un beso en la boca y después uno en la frente de la joven.Los padres de Claudia la habían ido a buscar después de haber visto las noticias, estaban muy asustados por lo que sucedía, su papá era policía y los rumores ya estaban más que esparcidos por la problemática. De hecho, ya en las calles se murmuraba un poco de lo que sucedía, sabían que por algunas semanas habría mucho peligro y eso aterraba.—¿Te vas a quedar en la ciudad? —le preguntó su suegro.—Sí, alguien debe hacerse cargo del restaurante —respondió Mateo.—¡Eres muy terco, sabes
—No… yo no puedo quedarme aquí sin saber a dónde fue mi hermana —soltó Santiago—. Además, está con Gera, yo no soporto estar aquí sin hacer nada.Santiago comenzó a salir de la casa y Josef lo vio salir.—¡Santiago, ¿a dónde vas?! —preguntó mientras comenzaba a seguirlo.—No voy a quedarme aquí, necesito ir a buscarlas —respondió Santiago montándose en su auto.—Pero es muy peligroso, no debemos de salir —pidió Josef posicionándose frente al auto.—¡Claro que no! ¡Es mi hermana y mi novia las que se fueron y están corriendo peligro! —gritó Santiago.Sus amigos salieron fuera de la casa para poder ver lo que estaba pasando. Josef quedó mirando por un momento a Santiago, él tampoco soportaba esa horrible situación.
—¡¿Qué quieren que haga?! ¡Nos están persiguiendo para matarnos! —gritó Keidys.Tenían que pasar por un cruce donde se encontraban cuatro esquinas, el semáforo estaba en rojo y Keidys no le hizo caso al aviso. Todo pasó muy rápido, Gera solo vio un carro que también venía a gran velocidad y sus luces la cegaron mientras el chillido que hicieron las llantas con el pavimento retumbó en sus oídos. El auto donde venían sus perseguidores al intentar desviar para no chocarse con el carro de Keidys terminó estrellado en un poste y los hombres en él con el rostro lleno de sangre. Mientras, todos los que iban en el auto de Keidys terminaron inconscientes incluyéndola a ella..Josef quedó petrificado mientras que Santiago se detenía en seco al ver aquel horrible accidente. A Josef se le comenzaron a salir las lágrima
—¡Es lo mejor abuelo! ¡Mira lo que sucedió! —replicó Josef—, casi pierdo a mi esposa por esta pelea, mi amiga, está a punto de morir por mi culpa. Si esto no hubiera pasado… Ella no estaría en esta condición.—Josef, no es tu culpa —recalcó el señor Sandoval.—¡Claro que sí! Por mi culpa es que ellos están envueltos en todo esto, cuando… no tienen nada que ver —Josef dio dos pasos atrás y después comenzó a caminar a pasos afanados hacia la salida de la clínica.Tomás vio caminar a Josef con paso afanado y con un rostro lleno de mucha tragedia.—¡Josef, espera! —gritó Tomás.—Ahora no Tomás —pidió Josef mientras dejaba salir las lágrimas. Salió de la clínica y fue en busca de su auto.—No&h