“Y mientras corríamos por la arena blanca de la playa nuestras carcajadas se escapan de nuestras gargantas. Me rodeó con sus fuertes brazos haciendo que cayéramos al suelo, de esta manera me encarceló entre sus piernas y nuestras miradas se penetraron en gran manera, me di cuenta que mi corazón estaba palpitando muy fuerte — estoy locamente enamorado de ti, no sé qué es lo que me has hecho, pero no puedo dejar de pensar en ti. Deseo pasar el resto de mi vida a tu lado —me dijo y lo besé, fue la primera vez que un beso fue tan apasionado, tan locamente lleno de adrenalina”. Alejandra terminó de escribir en su computador y quedó observando por la ventana el hermoso atardecer, decidió salir al balcón para apreciar el pálido cielo.
En aquellos momentos sentía su corazón lleno de aquellos sentimientos adolescentes que la envolvían en tard
Josef terminó de cambiarse y caminó hasta la cama donde estaba Keidys recostada:—¿Ya se te pasó el malestar? —le preguntó mientras la rodeaba con sus brazos y Keidys comenzaba a acurrucarse en su pecho.—Sí… Perdón, prepararon toda esa comida y yo no pude probar nada.—Tranquila, después de haberte visto vomitar me di cuenta que esos malestares son bien feos —Josef dejó salir una pequeña carcajada.—No hablemos de eso ahora, tengo mucho sueño —Keidys dejó salir un bostezo e hizo que Josef se acomodara en la cama para que así los dos pudieran dormir abrazados—. Teníamos tiempo que no dormíamos así, me encanta —la joven dejó salir una pequeña carcajada.—De ahora en adelante todas las noches serán así, te lo prometo —dijo Josef casi en un s
Tomás estaba llegando a la casa de Keidys, ese era el punto de encuentro que las mujeres citaron para dar una noticia. Sabía que recibiría una buena impresión, cuando pedían reunirse era para algo loco.—Será una sola boda —informó Keidys emocionada de pie frente a sus compañeros, estaban en el patio de la casa, todos hicieron completo silencio.—Espera, ¿qué? —inquirió Mateo, rodó su mirada a Claudia que se encontraba al lado de Keidys, ella se puso de pie y mordió su labio inferior de la emoción.—Decidimos hacer una sola boda, nos casaremos juntas —explicó Claudia.—¿Cuándo planearon eso? —preguntó Josef.—El día de nuestro compromiso. Chicos, es una buena idea, nosotras prepararemos todo, no se preocupen —dijo Keidys.—Si planear una boda es
—¿Pero por qué se odian tanto?, ¿qué fue lo que te hizo Santiago? —preguntó Keidys frente a Gera.“Mierda, ¿qué les digo?” pensó Gera tragando en seco, todas sus amigas tenían la mirada fija en ella.—Es que… —trató de hablar, por primera vez comparó a su grupo con los cuervos, ni parpadeaban esperando la respuesta “Gera piensa en algo” decía la chica en su mente—. Bueno, lo voy a decir, es que… Cuando conocí a Santiago él me había gustado mucho, pero nunca me prestó atención y no sé por qué quedé tan herida que después no lo pude soportar, cada vez que él dice algo hace que yo me enoje —Gera habló bastante rápido y las chicas quedaron con las bocas abiertas.Josef y Tomás estaban detrás de la
Santiago estaba recostado en su carro y a su lado se encontraba Mateo.—Debes de calmarte, no será bueno que ahora que vendrán tantos preparativos ustedes estén todo el tiempo discutiendo. Ella pudo haberse hecho daño con ese vaso, eso es peligroso, Santiago —aconsejaba Mateo.—Lo sé, esto no volverá a pasar —aceptó Santiago.—Sí... Además, es una mujer, mira todo el problema que se formó cuando Keidys y Josef discutieron de esa manera. Tú explotaste ese día, ahora imagina a Gabriel que tiene el temperamento seis veces más fuerte que el tuyo, te has salvado que nunca lo has visto discutir, ese tipo pierde la cabeza de una manera impresionante. Si solo fue esa vez que hubo el malentendido entre ella y Josef el año pasado y casi le parte el tabique al pobre tipo —a Mateo se le erizó la piel con solo recordarlo.—
Eran las cinco y media de la mañana cuando Alejandra se despertó por el sonido del despertador, el dolor de las piernas la estaba matando, pero si no iba a hacer la rutina Tomás vendría a sacarla del departamento.Llegó al gimnasio.—El día que vayas a usar el vestido en la boda me lo vas a agradecer —dijo Tomás mientras ayudaba a Alejandra a estirarse—. ¿Has comido pizza en estos días?—¿Cómo voy a comer si siempre me estás vigilando? —inquirió Alejandra.—Tú me dijiste que lo hiciera antes de comenzar con los entrenamientos, más adelante me lo agradecerás. Bueno, ahora debemos de darle las diez vueltas a la cancha —se levantó del piso y estiró su mano para que Alejandra se reincorporara.Tomás se veía tan tranquilo trotando, lo contrario a Alejandra que cada vez que d
Mateo había llegado al apartamento de Alejandra para poder hablar con ella, sabía que no sería tan fácil explicarle su punto de vista, por naturaleza propia era muy sentimental y lo más seguro es que llorara, no estaba seguro de poder soportar ver correr las lágrimas por sus mejillas.Para su sorpresa, la encontró limpiando, algo que era raro en ella.—Es que no debo dejar que el apartamento se vuelva a desordenar —dijo Alejandra terminando de secar el mesón de la cocina.—¿Gabriel ya va a volver? —preguntó Mateo recostado al mesón.—Sí… Mañana, seguramente en la tarde, odia encontrar todo sucio —respondió la joven lavándose las manos en el lavaplatos—. Pero dime, ¿a qué se debe esta visita inesperada?, deberías estar atendiendo el restaurante ¿no?—Ah… S&i
—Va ser muy difícil para Alejandra, no creo que sea saludable para ella dejar su relación de tantos años ahora, está terminando el libro más importante de su carrera, sus fans lo están esperando desde hace meses —dijo Claudia a todo el grupo.—Tomás está con ella, la va a aconsejar —explicó Mateo.—Esos dos andan muy juntitos en estos días, ¿es que acaso tienen algo? —preguntó Santiago.—Claro que no… La está ayudando a bajar de peso —contestó Josef.—Todo esto es culpa de Gabriel, tantas cosas que tuvieron que pasar para que ahora que viven juntos dañe una relación de esa manera, pobre Alejandra, es verdad lo que dice ella, eso es que tiene un amante. Mi pobre amiga —dijo Keidys bastante enojada, se cruzó de brazos y se recostó al sillón.—&ique
Gabriel y Marisol se sentaron frente a la larga mesa donde había varios bocadillos preparados adornando de tal manera que todo se veía tan agradable. “Cielos, esta gente se nota que tiene mucho dinero” pensó Marisol.—Así que tú eres Marisol —dijo Keidys forzando a que una sonrisa saliera de sus labios. Santiago le pasó un vaso de limonada a Marisol quien lo recibió con una enorme sonrisa.—Sí… Antes ya nos habíamos visto, te tomé varias fotos —contestó la joven.—Hasta ahora sé que existías —soltó Keidys, tomó un bocadillo de un plato y le dio un mordisco mientras tenía sus ojos clavados en la joven reparando hasta lo más mínimo de ella “tiene cara de no matar ni una hormiga, pero es una víbora, maldita zorra” pensaba Keidys.—¿