Dante bailó y conversó con personas influyentes y posibles futuros clientes, pero sentía la necesidad de ir hacia Belinda, sabia era poco práctico que le gustara la inocente Belinda, quien toda sonrisa recibía las ofertas a las diferentes rifas, así que procuraba mantenerse alejado, en algunas ocasiones notaba la incomodidad de ella cuando debía hablar con caballeros solos y entonces halaba sus mangas largas o se sentaba como si así pudiera tapar su hermosa anatomía, finalmente no resistió la tentación de ir a pincharla un poco, después de todo, que era un pecado más.
— Buenas noches señorita, ¿en cuál rifa cree usted tengo más posibilidades de ganar?
— Buenas noches, Dante ¿cómo estás? —trató de sonar casual Belinda.
— Bien, mucho tra
Sergio esperaba entre las sombras una oportunidad para entrar, había tratado de ser civilizado, había hablado con Elena, pero ella no colaboraba con él, en su mente ella y Bernhard eran los culpables de todas sus tragedias y al día eran muchas. — No se preocupe señorita no soy un violador. — ¿Qué hace ahí escondido en la oscuridad? — Tengo ciertos problemas con la organizadora del evento y no me dejan entrar, pero espero tener una oportunidad para colarme. — ¿Y que planea hacer cuando esté adentro? — Oh nada malo, solo quiero una oportunidad para hablar con ella, es todo, ella está molesta conmigo. Donna trató de sacarle información. — ¿Su novia? — Esposa, en realidad. — Usted se refiere a Elena Sandoval. — ¿Por qué tantas preguntas, preciosa?
Al otro día, Sebasthian y Brenda, en compañía de Pablo y Elena iban a Margarita, Pablo y Elena se sentaron juntos en el avión privado lo que dejó a Sebasthian al lado de Brenda. Al principio todos iban callados, Brenda con su habitual seriedad, después de un rato Sebasthian se estiró en su asiento tropezando a propósito a Brenda. — Arrímate, tú eres un mastodonte, pero estos asientos son bien grandes. — Me duele el hombro, y es por tu culpa. Brenda se echó a reír. — Quien te manda a descuidarte. — Aja, mi Valkiria. — Valkiria, hacía mucho no escuchaba eso —dijo Pablo. — Es un apodo de Brenda, no se lo puse yo, pero me gusta, el abuelo Derick le encan
Se cambiaron la ropa de la reunión, Elena se puso un traje de baño blanco y un short de jean azul con una camisa sin mangas también blanca, Pablo la miró cuando salió del baño con el traje de baño, no le despegó la mirada mientras ella se vestía, él se puso un short playero y una franelilla de algodón azul, salieron de la habitación y el apartamento estaba desierto, si Brenda y Sebasthian estaban en la habitación o salieron no supieron. Pasaron junto a una piscina del conjunto y allí inmediatamente estaba la arena blanca y el mar azul brillante, el color del mar caribe. — ¿Que playa es esta Pablo? — Playa parguito. Caminaban uno junto al otro, Pablo tomó su mano, había pocas personas en la playa. — Quiero que vayas a la obra, quiero ense
Elena se quedó sola en la cocina, Brenda tenía razón estaba bien equipada, decidió cocinar, a ella siempre le gusto cocinar, pero ahora muy poco lo hacía, se alegró de estar libre y poder hacerlo, se concentró en el desayuno, hizo tortilla de huevos con jamón, queso y papas, arepas, picó una ensalada de frutas, y exprimía jugo de naranja, Elena sintió a Pablo abrazándola por detrás y poniendo su cabeza en su cuello. — Huele bien, ¿desde qué hora estás despierta? No sabes que es domingo y se supone estas descansando. — Me desperté a las 5 am y no podía dormir, vine y en esta cocina hay de todo, me entretuve cocinando, anda siéntate que te sirvo. Pablo y Elena pasaron la mañana en la playa, regresaron, Elena hizo almuerzo, vieron televisión, conversaron y c
Bernhard estaba en su oficina siendo entrevistado por la Detective Carolina Gómez — Sí, efectivamente la conocía como Kimberly Arango. — ¿Sabía usted que creció en el mismo orfanato que su empleada Elena Sandoval? — No lo sabía. — ¿Cómo conoció a Vanesa alias Kimberly? — Era masajista de Dalia Spa, era muy buena, varias veces le ofrecí trabajar en alguno de los spa de mis hoteles. — Tuvo una relación con ella. — Salimos varias veces. — ¿Fueron novios? — Yo no tengo novias detective, sí salí con ella, en varias oportunidades. — ¿Terminaron en buenos términos? — Kimber
Elena fue a la oficina de Bernhard, Brenda había hablado con él pero la solicitaron del gimnasio, ahora estaban solos conversando lo ocurrido y las entrevistas de los detectives. — Pero la detective que vino contigo sí que era antipática, el detective que fue conmigo era muy amable, por favor, sugerirte que estabas con ella por buscarme una sustituta. — Del todo imposible, tú no tienes par ni reemplazo, y Vanesa. Te juró que me cuesta identificarla como Vanesa, para mí siempre fue Kimberly, ella no se parecía en nada a ti, más allá de las mismas características, color de cabello y ojos. — Berni, yo no soy perfecta y a ti te sobra atención femenina. — Has escuchado la frase siempre falta una más. — Berni, pero este no es el
— Fuera más fácil si el misógino de Romero no hubiera alimentado por años la fachada de depredador de jovencitas, pero ni modo, mejor no hablaré más de ese señor porque me enfermo, pero tú Bernhard tendrás que enderezarte mientras esto pasa, no puedes tener acuerdos con ninguna joven ahora, te agradezco termines con las que tengas actualmente. Bernhard se echó a reír. — Esta bien, se deben hacer sacrificios, y no soy el insensible que crees, ni un lobo feroz, yo no soy el villano aquí, esta situación me tiene mal, esa muchacha no merecía ser asesinada y botada como basura. — Bueno Bernhard apenas te conozco, solo tengo la imagen que vendieron de ti, pero no te preocupes cariño que yo mejorare tu imagen, dime algo ¿tu hermano esta en Venezuela? — Mi tí
— Brenda yo quiero aprender defensa personal —continuó Rebeka, quiero empezar en el Gym y que me enseñes. — Con gusto, comienza a ir, allí te enseñaré lo básico. — Dentro de 3 días la odiaras —dijo Sebasthian. — Claro que no —dijo Brenda sonriendo—, todos exageran cuando dicen que soy una tirana, veras que después de una semana no te dolerá nada. Elena se sentía muy contenta por Brenda, últimamente sonreía a menudo, sabía que era por Sebasthian, ojala pudieran lograrlo, al menos ella sabía que ambos se amaban, solo debían entenderse, Elena pensó “que caprichoso es el destino, yo que siempre soñé con tener una familia propia, hijos y un marido que me amara, y ahora estoy con una familia hermosa, el