Hasta qué punto le gustaba Eros, porque una cosa era que se sintiera atraída por la manera tan excitante que tenia de seducir y otra es que creyera que estaba… ¡Ay no! exclama esa voz en su interior alarmada, si eso era, ella se había enamorado de su jefe. No podía ser cierto, tenía que existir alguna clase de error que su cabeza estaba creando porque era inadmisible que se hubiera enamorado del hombre a su lado.
Giró el rostro completamente pálido y con el corazón a punto de salirse de su pecho, Eros la observa con aquella mirada que no decía nada. Era de esas miradas que la dejaba dudando y a la vez la hacía temblar, en ese momento había recogido una pierna dejando que su brazo reposara sobre la rodilla lo que le permitía tener una mejor visión de su deslumbrante cuerpo. ¿Pero cómo demonios se iba a concentrar mirando a ese hombre desnudo?
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Su cuerpo estaba siendo arrastrado hacia un abismo de placer, se estremecía con cada arremetida que Eros le daba. La sensación era indescriptible, porque a pesar de sentir algo de sufrimiento lo estaba gozando ¿Cómo podías regocijarte del dolor que tu cuerpo estaba sintiendo? Ella mordió sus labios sin darse cuenta, el dolor no se hacía presente solo un ligero sabor metálico era lo que lograba saborear y a pesar de que estaba completamente mojada por el agua de la regadera todo su cuerpo ardía igual que las llamas del mismísimo infierno.—Lo estas disfrutado, ¿No es así? —La ronca voz de Eros resonó sobre su oído de una manera tan erótica que los vellos de su cuerpo se erizaron, su aliento era tan caliente que únicamente acrecentó el fuego que llevaba por dentro.—Estás tan caliente, siento que me estás quemando —J
No pasa ni un minuto cuando el cuerpo de Abby se desploma sobre los brazos de Eros quien la ataja rápidamente. La chica se había desmayado, era demasiado placer para ese cuerpo humano tan frágil y delicado. Sonríe mientras la carga en sus brazos para salir del baño, encamina sus pasos hasta la cama depositándola en ella con cuidado. Seguido de eso procede a secar el cuerpo de ella para luego dejar una manta sobre su cuerpo.—Eres una humana, pero bastante resistente aunque te desmayes al final—Acaricio su mejilla sonrojada y luego salió de la habitación.Eros circulaba de un lado para otro en el balcón que conectaba con su despacho, con una copa en la mano pensaba que debía hacer para sacarle a ese Callan de la cabeza de Abby. Ya tenía su cuerpo más no su corazón, de nada le servía tenerla en su cama si estaba enamorada de ese idiota. Toda ella le pertenec&iacu
Al día siguiente antes de que el sol despertara Abby se vestía disponiéndose a marcharse a casa, la noche anterior Eros no regreso a su habitación lo cual ella comprendió. En vista de que la había echado ella no tenía nada más que hacer en su mansión. Pero aun así, en su corazón existía una pequeña opresión que no lograba descifrar. Algo dentro de ella le decía que no se fuera, pero ¿Por qué? Pero aquellas extrañas emociones solo le duraron un momento en cuanto noto la figura de Eros parado en el marco de la puerta.—¡Eros!—Exclama sorprendida.—¿Te vas?—Debo hacerlo, he dejado a Chen solo y bueno tengo que regresar a casa.—¿Solo por eso te marchas? —Ella alza la mirada sintiéndose nerviosa, ¿Qué le estaba pasando?—Eros…&mdas
Sentada frente de su escritorio, Abby trabajaba en su ordenador pero con la mente en otra parte. A cada rato miraba el escritorio de Eros quien no parecía dar señales de su presencia, lo que la llevo a preguntarse ¿Dónde carajos estaba metido? No porque fuese el jefe podría faltar al trabajo, bien que se lo había dicho que se tomara en serio su trabajo. Pero al parecer la había ignorado por completo. Mientras que golpeaba el escritorio con el lapicero su pierna no paraba de subir y bajar, la ansiedad la estaba matando. Que podría estar haciendo que fuese más importante que presentarse en la empresa. —Abby… Abby—La rubia escucha que gritan su nombre llevándola a elevar el rostro, ante ella se encontraba Callan ¿En qué momento entro que no lo vio venir? —. ¿Estás bien? —¿Qué? Sí, claro que si—Sonríe prestándole atención al hombre por el que tanto años estuvo enamorada y ahora ya no sentía lo mismo—. ¿Qué me decías? —Te preguntaba si sabes algo del señor
—Escúchame bien…—No quiero escucharte más—Contesta herida—.No quiero que me digas una cosa más, entre nosotros no hay nada más. Nuestro contrato se ha terminado, lo que yo haga yo con mi vida no es de tu incumbencia y si me quiero liar con Callan lo hago. Al menos él no es una mala persona pero sobre todo es un ser humano con sentimientos—.Ella lo empuja con fuerza zafándose de su encierro.Abby corre lejos de él, salió de la oficina en dirección al baño. Era su único refugio en esa empresa. Al meterse en el cubículo se derrumba a llorar como cualquier chiquilla que le hubiesen negado su dulce favorito, su corazón le dolía tanto. Odiaba estar enamorada de un patán.[…]Eros golpeo el archivero con violencia al punto de hundir el metal, por esa razón ella no sentía nada por él, porq
Ese día Abby no volvió a ver Eros, en cuanto regreso a su oficina la encontró vacía. Asumió que estaba en compañía de Callan para la organización de la reunión. A veces no alcanzaba a entender porque hacia eso, para ese entonces ella pensó que él se iría y la dejaría en paz. Que regresaría todo a la normalidad, pero estaba muy equivocada ya que parecía que no deseaba marcharse.—Creo que me haría un favor si desapareciera de mi vida—Mascullaba mientras tomaba sus cosas para marcharse—.Posiblemente con su ausencia se me pasara este estúpido enamoramiento que siento.Abandona la oficina encontrándose con una completa soledad en la parte de afuera, siempre quedaba alguien por allí. Como no se iba a quedar averiguar que estaba pasando condujo sus pasos hasta el ascensor, pero con cierta sensación de que estaba s
Era tan suave, esponjosa y tan espaciosa, la verdad es que no había disfrutado tanto de su cama como en ese momento. Su calidez era tan agradable, fuera de eso que olía tan rico y aquellas sabanas tan sedosas en las que deslizaba sus manos a plenitud… ¡aunque! espera un momento le dice esa voz interior ¿Suave? ¿Esponjosa? ¿Olor? Su cama no poseía ninguna de esas características tan específicas ¿Qué rayos estaba pasando? Se preguntó al momento que abrió los ojos de golpe.—¿Dónde estoy? —Se pregunta al tiempo que observa hacia todos lados.Para cuando despabila por completo percibe que ya había estado en ese lugar, era la casa de Eros. Se llevó una mano a la cabeza como intentando recordar que había sucedido antes de llegar a ese lugar, lo último de lo que podía acordarse era que Eros y ella lo estaban haciendo com
—Abby —Llama su atención —. ¿Cómo has logrado conseguir invocarme? —Impulsado por la curiosidad, decidió preguntar.Ella detiene los movimientos de sus manos, aplana los labios al recordar aquel viejo libro que su amiga Denise le había prestado. Si tan solo la pelirroja no hubiera intervenido con sus asuntos ella no estuviera envuelta en esos problemas con aquel demonio pervertido y obsesionado.—Fue por un libro.—¿Qué libro? —Eros se irgue en la silla sintiendo más curiosidad que antes.—Un viejo libro con una cubierta desgastada. Una vecina me lo presto.—¿Dónde está?—En casa… —El problema era que no tenía la más mínima idea de donde había quedado aquella libreta.—Necesito que me lo entregues, quiero verlo.—¿Por qué? &mda