Lentamente deslizo sus manos por el costado de las costillas de Abby terminando por coronar las caderas, poco a poco fue descendiendo hasta sus nalgas las cuales apretó con ganas. De los labios de la rubia salió un gemido que lo llevo a la locura, tomo posesión de la boca de Abby mientras se la cargaba encima. Sus bocas no dejaron de estar unidad ni por un momento, caminando lentamente hasta la cama, Eros recostó el cuerpo de la mujer entre sus brazos quedando metido en medio de sus muslos.
—Espera…—Le pidió dejando una mano sobre su pecho—.No estoy segura, yo…
—Shh… este es el precio que debes pagar, tu solo déjamelo a mí.
—Pero…
Eros no la dejo terminar ya que volvió a besarla con intensidad haciéndole olvidar sus temores y dudas. El CEO comenzó a subirle el camisón descubriendo la desnudez que yacía bajo aq
Abby traga saliva al fijarse en la profundidad de aquella mirada tan profunda y penetrante, eran como si se les metiera por debajo de la piel traspasando cada barrera de su ser. Dentro de ella deseaba que la tomara, despojara todo su cuerpo de cualquier cosa que quisiese arrebatarle. No le importaba, siempre y cuando el hombre que lo deseara fuese Eros. Era imposible negarle nada a ese hombre, todo su cuerpo le pedía a gritos que le hiciera el amor. Automáticamente mordió sus labios lo que fue una clara invitación a que la besaran. Eros solo sonrió mientras se aproximaba a sus labios, acunando sus mejillas con las manos tomo sus labios de forma fiera sintiendo como Abby le respondía al beso. Con su propia rodilla abrió los muslos de la rubia hasta colarse en ellos consiguiendo sentir la tibieza que se escondía en su sexo. Era inevitable no gemir teniéndola así tan caliente y deseosa. —Por favor—La escucho suplicar, pero él quería más de esa tortura. —¿Por fav
Eros sintió como su mano derecha se estremecía, aunque pareciera bastante remiso ante sus advertencias podía percibir miedo en su interior. Era un efecto que producía bastante seguido entre sus súbditos. —Habla ya, Beltze. No quiero que pierdas el tiempo aquí. —Bueno señor, ellos han hablado de que le inframundo necesita una reina. Sus súbditos han pensado que usted necesita una… esposa. El CEO levanta la mirada observando aquella fría y desolada calle, ¿una esposa? amusga los ojos en cuanto se hace la pregunta. Llevaba muchos siglos solos, pero ni con eso nunca había pensado la sola idea de buscar una esposa para compartir sus años de soledad. Pero y si ese era el caso, ¿A quién elegiría para ser su reina? Las mujeres demonios no eran de fiar, eran traidoras, tan frívolas y más fría que un tempano de hielo… aunque esos sentimientos no importaban en su mundo, lo único que importaba era el placer. —¿Por qué han pensado una idiotez como esa? —Se da la v
Hasta qué punto le gustaba Eros, porque una cosa era que se sintiera atraída por la manera tan excitante que tenia de seducir y otra es que creyera que estaba… ¡Ay no! exclama esa voz en su interior alarmada, si eso era, ella se había enamorado de su jefe. No podía ser cierto, tenía que existir alguna clase de error que su cabeza estaba creando porque era inadmisible que se hubiera enamorado del hombre a su lado.Giró el rostro completamente pálido y con el corazón a punto de salirse de su pecho, Eros la observa con aquella mirada que no decía nada. Era de esas miradas que la dejaba dudando y a la vez la hacía temblar, en ese momento había recogido una pierna dejando que su brazo reposara sobre la rodilla lo que le permitía tener una mejor visión de su deslumbrante cuerpo. ¿Pero cómo demonios se iba a concentrar mirando a ese hombre desnudo?—&iqu
Su cuerpo estaba siendo arrastrado hacia un abismo de placer, se estremecía con cada arremetida que Eros le daba. La sensación era indescriptible, porque a pesar de sentir algo de sufrimiento lo estaba gozando ¿Cómo podías regocijarte del dolor que tu cuerpo estaba sintiendo? Ella mordió sus labios sin darse cuenta, el dolor no se hacía presente solo un ligero sabor metálico era lo que lograba saborear y a pesar de que estaba completamente mojada por el agua de la regadera todo su cuerpo ardía igual que las llamas del mismísimo infierno.—Lo estas disfrutado, ¿No es así? —La ronca voz de Eros resonó sobre su oído de una manera tan erótica que los vellos de su cuerpo se erizaron, su aliento era tan caliente que únicamente acrecentó el fuego que llevaba por dentro.—Estás tan caliente, siento que me estás quemando —J
No pasa ni un minuto cuando el cuerpo de Abby se desploma sobre los brazos de Eros quien la ataja rápidamente. La chica se había desmayado, era demasiado placer para ese cuerpo humano tan frágil y delicado. Sonríe mientras la carga en sus brazos para salir del baño, encamina sus pasos hasta la cama depositándola en ella con cuidado. Seguido de eso procede a secar el cuerpo de ella para luego dejar una manta sobre su cuerpo.—Eres una humana, pero bastante resistente aunque te desmayes al final—Acaricio su mejilla sonrojada y luego salió de la habitación.Eros circulaba de un lado para otro en el balcón que conectaba con su despacho, con una copa en la mano pensaba que debía hacer para sacarle a ese Callan de la cabeza de Abby. Ya tenía su cuerpo más no su corazón, de nada le servía tenerla en su cama si estaba enamorada de ese idiota. Toda ella le pertenec&iacu
Al día siguiente antes de que el sol despertara Abby se vestía disponiéndose a marcharse a casa, la noche anterior Eros no regreso a su habitación lo cual ella comprendió. En vista de que la había echado ella no tenía nada más que hacer en su mansión. Pero aun así, en su corazón existía una pequeña opresión que no lograba descifrar. Algo dentro de ella le decía que no se fuera, pero ¿Por qué? Pero aquellas extrañas emociones solo le duraron un momento en cuanto noto la figura de Eros parado en el marco de la puerta.—¡Eros!—Exclama sorprendida.—¿Te vas?—Debo hacerlo, he dejado a Chen solo y bueno tengo que regresar a casa.—¿Solo por eso te marchas? —Ella alza la mirada sintiéndose nerviosa, ¿Qué le estaba pasando?—Eros…&mdas
Sentada frente de su escritorio, Abby trabajaba en su ordenador pero con la mente en otra parte. A cada rato miraba el escritorio de Eros quien no parecía dar señales de su presencia, lo que la llevo a preguntarse ¿Dónde carajos estaba metido? No porque fuese el jefe podría faltar al trabajo, bien que se lo había dicho que se tomara en serio su trabajo. Pero al parecer la había ignorado por completo. Mientras que golpeaba el escritorio con el lapicero su pierna no paraba de subir y bajar, la ansiedad la estaba matando. Que podría estar haciendo que fuese más importante que presentarse en la empresa. —Abby… Abby—La rubia escucha que gritan su nombre llevándola a elevar el rostro, ante ella se encontraba Callan ¿En qué momento entro que no lo vio venir? —. ¿Estás bien? —¿Qué? Sí, claro que si—Sonríe prestándole atención al hombre por el que tanto años estuvo enamorada y ahora ya no sentía lo mismo—. ¿Qué me decías? —Te preguntaba si sabes algo del señor
—Escúchame bien…—No quiero escucharte más—Contesta herida—.No quiero que me digas una cosa más, entre nosotros no hay nada más. Nuestro contrato se ha terminado, lo que yo haga yo con mi vida no es de tu incumbencia y si me quiero liar con Callan lo hago. Al menos él no es una mala persona pero sobre todo es un ser humano con sentimientos—.Ella lo empuja con fuerza zafándose de su encierro.Abby corre lejos de él, salió de la oficina en dirección al baño. Era su único refugio en esa empresa. Al meterse en el cubículo se derrumba a llorar como cualquier chiquilla que le hubiesen negado su dulce favorito, su corazón le dolía tanto. Odiaba estar enamorada de un patán.[…]Eros golpeo el archivero con violencia al punto de hundir el metal, por esa razón ella no sentía nada por él, porq