Capitulo uno

Dos años después.

Los sonidos de pequeños pies golpeando el piso de madera es lo que me despierta, me pongo unos jeans y una camisa y voy en busca de la pequeña diablilla.

Han pasado dos años desde que me convertí en el tutor legal de Angélica y puedo asegurar que mi vida cambio completamente desde que llego la pequeña. Lo principal fue la casa tuve que cambiar todo, ya no más armas y drogas cerca, no más mujeres que fue lo más difícil de hacer pero era necesario, esas mujeres pueden ser unas locas y siempre siente que tienen alguna propiedad sobre ti. Cosa que no quería cerca de Angélica, por lo tanto tuve que cambiar mi forma de vida y adatarla a ella.

Pero no me arrepiento, esa niña ha sido un Ángel en mi vida, lo único que me queda de mi hermano. Y planeo tratarla como el tesoro que es.

Veo su pequeña cabeza rubia mientras tararea una canción, y sube y baja las escarelas. Sostiene a su oso de peluche, teddy como lo llama.

—Oye Angélica—la llamo.

Ella me ve notando mi presencia y mirándome con esos grandes ojos verdes, me da una sonrisa mostrando sus hoyuelos lo cual me hace sonreír a mí también.

—Tío Gio—chilla.

La cargo en mis brazos y la llevo hasta la cocina, la siento en uno de los taburetes mientras comienzo a preparar el desayuno.

Al principio fue difícil, muchas veces tenía pesadillas en la noche y se levantaba preguntando por sus padres, tuve que dormir con ella el primer año, después se fue acostumbrando. Las pesadillas disminuyeron, por lo que mande a remodelar una de las habitaciones de la casa y la instale allí.

Cuando termino los huevos revueltos, le sirvo una pequeña porción junto con un su jugo de naranja. Come tranquilamente mientras juega con su oso, lo cual me hace reír.  Angélica es un alma inocente y planeo que sea a si por mucho tiempo, no dejare que el mundo donde vivo le haga daño sé que es lo que Leonardo hubiera querido.

Veo que la puerta de la casa se abre y aparece Carlo, unos de mis muchachos y el guardaespaldas de Angélica.

—Carlo—chilla Angélica saltando del taburete para encontrarse con Carlo.

No puedo evitar que una carcajada se me escape. Carlo es un tipo grande y musculoso, el tipo puede ser jodidamente aterrador y Angélica abraza sus piernas mientras le empieza a contar cosas de su día y como lo ha extrañado, no se ve feliz con la situación pero sabe que si molesta a mi chica es como si me molestara a mí, por lo que con cuidado vuelve a poner a Angélica en su taburete para que termine de comer.

— ¿Quieres algo? Hice huevos—pregunto mirando a Carlo.

—No solo vine a llevar a Angélica a la escuela—

Asiendo mientras termino de comer, Angélica tarda un poco más pero cuando ya está lista la ayudo a bañarse y vestirse para la escuela.

—Puedo llevar a teddy conmigo— veo esos grandes ojos verdes de cachorro y sonrió.

—Por supuesto pequeña—sonríe.

Dios, esta niña me tiene en su dedo meñique.

Nos dirigimos hacia el carro que nos llevara, Carlo ya está en el lado del conductor solo espera hasta que Angélica y yo subamos para arrancar.

 Recuerdo cuando la deje por primera vez en la primaria estaba tan asustada, lloro tanto que la tuve que traer de regreso a la casa para calmarla y asegurarle que todo estaría bien ese día lo pasamos viendo películas. Al día siguiente estaba más calmada por lo que fue más fácil y por fin entro a clases.

No solo tengo a Carlo vigilándola hay más hombres en la escuela, tengo una camioneta a fuera con varios hombres, solo una señal y saldrán. Además de eso tengo la escuela en mi bolsillo y el director es alguien que conozco muy bien y me mantiene informado de lo que sucede. No seré perezoso cuando se trata de la seguridad de mi Ángel. 

Angélica a veces hace preguntas es muy curiosa, pero trato de hacer lo mejor posible para que no sepa a qué me dedico, sé que algún día se enterara solo espero que tenga la suficiente fuerza para enfrentarlo.

Cuando nos detenemos en la primaria Cherry Grove ayudo a Angélica a bajar y luego la acompaño hasta la entrada, le ayudo a ponerse su abrigo y le doy un beso en su frente se despide con una sonrisa y va con sus amigos.

Otra vez lo logre.

Ahora a trabajar.

Cuatro años después.

Todavía no puedo creer lo rápido que pasa el tiempo, como las cosas cambian tan rápido. Veo a la pequeña que tengo en mis brazos y suspiro resignado. Ya no es tan pequeña ahora tiene doce años y la niña asustada y tímida que conocí en aquel cementerio sea convertido en una linda jovencita extrovertida que sabe cómo hacerse escuchar.

Apago el televisor, estuvimos viendo una película debido a que por mi trabajo, no he tenido tiempo para pasarlo con mi pequeña así que hoy apenas entre por la puerta Angélica ya tenía las palomitas y la película puesta. Me pidió o mejor dicho me suplico que me uniera a ella y como decir que no a esa carita de cachorro que puso. Por supuesto se quedó dormida después de un rato en mis brazos, me quedo mirándola por un tiempo antes de por fin cargarla y  depositarla en la cama.

A sido muy difícil estos años, incluso considere en varias oportunidades casarme con una mujer, para que hubiera una figura femenina en casa que ayudara a Angélica porque por más que quiera muchas veces no puedo estar con ella por el trabajo, y por su puesto ella tiene sus cosas de mujeres de las que no me deja ser participe.

Trate con varias mujeres pero lo que nos espere fueron los celos de mi pequeña, ninguna le cayó bien y estoy seguro de que con su actitud  ahuyento a todas las mujeres que se me acercaron. Al final me decidí que la mejor compañía que puedo tener es mi pequeño Ángel.

Pero debo admití que dude y más cuando hace un par de meses Angélica tuvo su primer periodo, entre en pánico lo cual es irónico siendo yo un hombre tan concentrado y listo para la acción. En ese momento yo estaba más asustado que ella pero al final pudimos solucionarlo, fue una suerte que en la escuela le hablaran de esas cosas. Pero no quise volver a cometer ese mismo error así que me puse a investigar para ayudar a Angélica con las dudas que tuviera, puede que no sea mujer pero por lo menos intente hacer lo mejor posible. 

Alejarla del peligro del mundo donde vivo ha sido lo más complicado, tuve que hacer muchas alianzas y convertir a la mayoría de mis enemigos en aliados para garantizar la seguridad de Angélica, pero no ha sido fácil todavía tengo muchos enemigos que no dudaran en hacerle daño Angélica para llegar a mí.  Igual que hicieron las personas que mataron a Leonardo, ya me encargado de la mayoría pero todavía me falta la cabeza de la persona que dio la orden, que acabo con la vida de mi hermano.

Tengo la suerte de que ha medida de que Angélica va creciendo y madurando entiende un poco mejor las cosas, ella sabe a lo que me dedico, sabe cómo murieron sus padres. Pero eso es todo, sabe que si pregunta de mi parte no obtendrá respuesta. Lo que suele causar muchas discusiones entre los dos. Por suerte mi silencio ha hecho que su curiosidad vaya disminuyendo, claro de a poco pero por lo menos es algo.

Siento mucho orgullo de ver en lo que se está convirtiendo, es la mejor estudiante en su clase sus calificaciones siempre son muy buenas, lo cual no me sorprende porque Leandro era igual, yo era el único en la familia que odiaba la escuela.

Pero lamentablemente para mi hermano eso es todo lo que heredo de él. Su parecido es más con su madre, su cabello rubio y sus ojos verdes lo demuestran. Pero ella es  una Moretti con parecido o no.

Lo único que me aterra es que mi pequeña está creciendo rápidamente, pronto ingresara al instituto. Y sé que atraerá la atención de varios chicos, la tengo bien vigilada por Carlo y por sus otros guardaespaldas pero sé que esto no será suficiente. Sé cómo son los adolescentes, maldición yo fui uno e hice muchas cosas con diversas chicas, cosas que no quiero que hagan mi pequeña, no quiero que la usen y la boten como si no fuera nada.

Sé que sufriré mucho, Angélica es un poco extrovertida, tiene una voz y ha aprendido a usarla. La mayoría de mis hombres le han tomado un gran aprecio tanto que siempre que mi Ángel quiere algo no tengan duda de que hay una fila de hombres que se lo consiguen.

Pero a pesar de eso sé que mi pequeña sufre, he notado como llora por las noches, siempre trata de ocultarlo de no llorar ni mostrar debilidad por nadie lo cual me hace sentir jodidamente orgulloso, es muy valiente. Sé que a pesar de que no me lo diga extraña a sus padres, solo estuvo seis años con ellos pero por lo poco que me ha contado tiene hermosos recuerdos de la familia que eran.

Me siento culpable porque en parte es mi culpa todo lo que le paso a Leonardo, si hubiera aceptado que mi hermano quería alejarse de este negocio, en vez de creer que era un pequeño imbécil con un capricho, sé que nada de esto hubiera pasado. Pude haberle bridado la protección adecuada que necesitaba, pude a verle ofrecido que trabajara en uno de los negocios legales. Pero  lo único que hice fue esperar que mi hermano regresara arrepentido, que quisiera volver a trabajar conmigo y así manejáramos la organización como nuestro padre hubiera querido.

Fui un idiota y eso le costó la vida a mi hermano. Cada día que veo lo hermosa y fuerte que es Angélica, me duele porque sé que mi hermano merecía pasar estos momentos de la vida de su hija.

Pero no dejare que Angélica tenga el mismo destino. Soy el jefe de una de las organizaciones criminales más grandes del mundo, y hare todo lo posible por garantizar la seguridad de mi pequeña.

Veo a Angélica dormí tranquilamente por un rato más hasta que decido quítame mi camisa y turbarme al lado de ella, solemos dormir justos muchas veces en especial por las pesadillas que tiene Angélica, hace un par de años habían desaparecido pero últimamente han vuelto. La única manera de que no despierte gritando y llorando por la noche es que duerma con ella.

No sé con qué sueña no me lo ha dicho, pero sé que tiene mucho que ver con el día en que murieron sus padres. Ella estaba en la escuela cuando los mataron, pero por lo que supe la niñera la fue a buscar y ambas entraron en la casa y vieron la escena, la niñera llamo a la policía y al ser el único familiar se me asigno su tutela.

Durante todos estos años he vengado la muerte de mi hermano. He matado a todos los que participaron, solo me falta quien dio la orden. Tengo sospechas pero nada concreto, tengo muchos enemigos lo cual me preocupa porque no quiero que le hagan daño a Angélica, pero como he lo dicho antes su seguridad es mi prioridad y así será siempre.

Veo como mi pequeña se empieza a moverse, se extrémese, lo cual indica que está teniendo una pesadilla. La abrazo para hacerle saber que estoy aquí y también comienzo a cantarle en la lengua madre, le canto la canción de cuna italiana que me cantaba mi madre antes de dormí.

Parece funcionar porque la veo respira profundamente, por lo cual sé que está durmiendo bien, eso me tranquiliza lo suficiente como para también poder dormir.

—Tío Gio—escucho la pequeña voz de quien es mi Ángel.

Abro los ojos y bostezo mientras estiro mis brazos.

—Buenos días pequeña—digo con una sonrisa.

Mire a Angélica y fruncí el ceño al darme cuenta de que ya tenía su uniforme de la escuela puesto, me levanto rápido de la cama.

—Ya es hora ¿verdad?—dije por lo que Angélica se cruzó de brazos.

—Sí y llegamos tarde—dijo.

—Maledizione—exclame en italiano mientras corría a mi habitación para arreglarme pude escuchar la risa de Angélica mientras me alejaba.

Fui directo al baño para tomar una ducha rápida y poder cepillar mis dientes, es muy extraño cuando llegamos tarde. Odio hacerlo porque no solo perjudica a Angélica sino que me hace atrasarme en mi trabajo y eso es algo que no me gusta hacer.

Cuando ya me he cambiado bajo y luego recuerdo algo el ¡desayuno! m****a tendremos que detenernos en algún lugar o le daré dinero a Angélica para que compre algo en la cafetería de su escuela, ya me estoy volviendo loco.

Bueno eso es hasta que escucho unas risas en el comedor.

Voy hacia allá y encuentro a Angélica riendo y hablando animadamente con Fabio, uno de sus guardaespaldas.

—Te dije que iba a caer—dijo Angélica mientras Fabio sacaba su billetera y le daba un par de billetes que gustosa Angélica aceptaba.

Lo extraño es que Angélica no estaba estresada ni molesta como suele hacer cuando llegamos tarde. Ahí fue cuando lo supe.

Fui un momento a la sala donde había un reloj y vi la hora, faltaban cuarenta minutos antes de que Angélica entrara en la escuela y yo fuera a trabajar. Esta es una de las tantas bromas que me ha gastado Angélica.

Voy al comedor y me cruzo de brazos en la puerta. Fabio y Angélica no tardaron en darse cuenta de mi presencia, el soldado se levantó pero Angélica no podía dejar de reír. Ahí fue cuando me di cuenta también, que no me había abrochado bien los botones de mi camisa y no llevaba mi saco puesto.

Me la jugo bien.

— ¿Algo que quieras decirme pequeña?—dejo de reír y me miro inocentemente.

—Me acabo de dar cuenta que no estamos llegando tarde tío—

Si claro.

—Angélica— dije en tono serio vi que incluso Fabio estaba un poco asustado, es nuevo en su trabajo y un poco joven. Creo que ahora sabe que una de las cosas favoritas de Angélica es hacer este tipo de bromas e involucrar a la mayor cantidad de soldados en sus travesuras.

—Solo es una broma, tío—hizo un puchero— ¿Qué tal si haces el desayuno? estoy hambrienta—

Claro para eso es que sirvo. Angélica se acerca y me abraza lo cual logra sacarme una sonrisa, que haría sin esta niña.

—Por favor—dijo.

Por lo cual negué con la cabeza sonriendo y me dirigí a la cocina para preparar el desayuno, le dije a Fabio que se encargara de cuidar a Angélica mientras me iba.

Hice unos huevos revueltos con tocino, pan tostado y jugo de naranja llame Angélica que gustosa vino. Me alegra que coma bien nunca se pierde una comida y últimamente me ha ayudado hacer la cena. Cuando llego tarde del trabajo muchas veces me sorprendo de que la comida este lista y servida en la mesa.

— ¿Me puedes comprar unas cartas de póker?—veo a Angélica que prueba un poco de sus huevos y frunzo el ceño.

— ¿Para qué quieres eso?—pregunto.

—Quiero jugar con mis amigos de la escuela—se encoge de hombros.

Sonrió no soy idiota, se lo que quiere.

—Quieres apostar y ganar dinero—o mejor dicho quitarle el dinero a los perdedores.

—Es un buen juego—dijo Sonriendo como si no fuera nada.

— ¿Acaso sabes cómo jugar póker pequeña?— mire esos ojos verdes que la mayoría de las veces muestra inocencia, pero esta vez  vi algo más en mi pequeña,  algo que me prueba que tiene lo Moretti en las venas.

 —Tú me puedes enseñar, escuche que eras el mejor en el juego— sonrió de manera descarada, amo a mi pequeña. Pero no me gusto lo que dijo.

— ¿Quién te dijo eso?—acuse.

—Dante—dijo.

Maldito bastardo. Dante es uno de mis más viejos amigos, suele venir mucho a casa y más para pasar tiempo con Angélica debido a que como ya dije ella es la adoración de mis hombres. Solo espero que ese idiota no le haga dicho nada más a Angélica, algo así como que solía apostar dinero y beber como loco cuando jugaba póker. Además de terminar de pasar la noche con una de las tantas putas que el traía.

—Está bien sabes que no puedo negarte nada—digo mirando a Angélica la cual sigue sonriendo, acepto comprarle las malditas cartas porque sé que si no lo hago le preguntara otras cosas a Dante con el que tengo que tener una fuerte discusión. Pero también creo que ella se compraría las cartas por su cuenta, debido a todo el dinero que gana haciendo apuestas como la que hizo con Fabio.

Me gusta que a pesar de lo frágil que pueda ser a veces Angélica lo recompense con la fuerza que les demuestra a los demás. Ya no llora delante de nadie como cuando era más pequeña, sino que en cambio muestra esa astucia que tiene y que sé que un día me volverá loco.

Cada día muestra un gran interés por los negocios de la familia, no me gusta hablar de eso pero a veces lo hacemos. Ella me esta de mostrando que tiene una gran capacidad para estar al frente de la organización algún día. Pero estoy seguro que eso no es lo que querría Leandro. Involucrarla podría ponerla en peligro además de romperla ya no sería inocente, no después de todo lo que vería y haría.

Pero trato de no pensar en eso. A pesar de que no está lejos el día en que se convertirá en una hermosa mujer solo el tiempo dirá que camino quiere tomar.

Y se cual sea su decisión la apoyare.

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