Me levanto entusiasmada por comenzar el día. Hoy por fin podre regresar a la universidad, claro a una nueva es ilógico para mí tener que cambiar de universidad en mi tercer semestre, pero supongo que es mejor a estar más avanzado. Mi tío Gio me prometió que ya no intentaría volver a cambiarme lo cual me relaja, pero a la vez sé que en el mundo en que vivimos todo es incierto.
Me pongo una falda de color negra con una camisa abotonada de color roja, la cual es manga larga y unos tacones negros, decido dejar mi cabello suelto y así bajo a desayunar, aunque sé que voy a recibir un buen sermón por mi atuendo de parte de mis tíos quienes no estarán muy felices de verme vestida así.
Y no me equivoco a penas mis tíos me ven se quedan mirándome detenidamente, pero es mi tío Gio quien más frunce el ceño ante mi atuendo.
— ¿Qué demonios traes puesto?—dice mi tío Gio cruzándose de brazos.
—Ropa—digo encogiéndome de hombros.
—Ve a cambiarte—me ordena pero no me muevo.
—Vamos Gio no seas así nuestra niña se ve hermosa—le sonrió a mi tío Paolo.
—Mejor sentémonos a comer, ya que no me harás caso—asisto feliz de haber ganado esta batalla contra mi tío Gio.
Comemos tranquilamente, en un silencio que yo diría que es incómodo hasta que mi tío Paolo rompe el silencio con una noticia que no me gusta para nada.
—Ya conseguí un departamento, me mudo mañana—mi corazón se parte. Ha sido muy divertido tener a mi tío Paolo aquí pero ahora que se va sé que volveré a estar aburrida y será más difícil enfrentarme a mi tío Gio.
—Te voy a extrañar mucho tío—digo.
—No estés triste vendré a visitarlos a menudo—dice y sé que es cierto ya que él es la mano derecha de mi tío Gio y el segundo al mando en la familia. A pesar de que no me hable de esas cosas sé que necesitan mutuamente para poder mantener en orden todos los negocios, tanto los legares como los ilegales.
Cuando terminamos de comer me dispongo a ir al garaje donde sé que estará mi hermoso Lamborghini Urus esperándome. Mi tío Gio tiene varios modelos de coches deportivos en el garaje, veo cada uno de ellos buscando con la mirada el que me interesa, sonrió cuando por fin encuentro mi coche. Pero me sorprendo de ver el Lamborghini aventador gris de ayer, me gustó mucho ese coche pero sabía que tenía que elegir solo uno y el Urus me parecio mucho más funcionar.
—Sorpresa—dice mi tío Paolo detrás de mí. El cual me señala con la mirada a mi tío Gio haciéndome saber que él fue quien tuvo la idea.
—No dejabas de ver el aventador a pesar de que habías elegido el Urus por lo cual decidí comprarte ambos coches— corrí hacia donde mi tío y lo abrece se tensó en seguida creo que un poco sorprendido de mi reacción pero rápidamente envolvió sus brazos en mi espalda.
—Gracias tío—
—Creo que es hora de que te vayas se te va hacer tarde para ir a clases—asistí de acuerdo pues no quería llegar tarde a mi primer día, además hoy estaba decidía a conocer personas, quiero hacer amistades por más que me cueste. No es fácil ser una Moretti cuando todos saben de dónde vine mi apellido. Mi tío Gio saca de su bolsillo las llaves de ambos coches y me las entrega.
Decido subir al aventador ya que ayer tuve la oportunidad de conducir el Urus. Me pare una buena opción para ir a mi primer día de clases. Y sin más manejo hasta la universidad, tomo un camino más largo, debido a que la universidad no queda tan lejos y quería aprovechar un poco más el viaje.
De inmediato soy el centro de las miradas por mi coche lo cual no me extraña, odio ser el centro de la atención pero siendo una Moretti he aprendido a adaptarme. Anoche me memorice mi horario por lo que sé cuál es mi primera clase y voy directo a mi salón pero antes miro detrás de mí donde mis guardaespaldas ya están siguiéndome, ni siquiera me di cuenta de que me estaban siguiendo en su BMW, me encojo de hombros sabiendo que de igual forma esto iba a pasar. Pero me alegro que solo sean cinco guardaespaldas y no veinte de los cuales solo dos me siguen mientras los otros tres de quedan en el vehículo, como respaldo en caso de una emergencia.
Ignoro que me siguen mientras voy a mi salón de clase y por supuestos las personas me miran más atentos, ahora por mis guardaespaldas. No los culpo, supongo que es raro ver a una chica llegar a la universidad con dos hombres grandes, en trajes siguiéndola. Cuando llego a mi clase me alegro de que esta ni siquiera haya comenzado, habiendo pocos estudiantes en el salón, me siento en uno de los pupitres mientras espero que el profesor llegue.
Mis guardaespaldas se quedan afuera vigilando la puerta, pasan varios minutos en donde el salón se va llenando en su totalidad hasta que llega la profesora de mi primera clase, la cual es matemática. Son unas horas bastante aburridas, la profesora se encarga de enseñarnos varios ejercicios y de decirnos que este semestre será un poco duro por la cantidad de trabajos que haremos.
Terminada mi primera clase voy a la segunda de inmediato pero en el camino veo como dos chicos tropiezan el tipo se va mientras que la chica tiene que recoger algunos papeles que se cayeron del suelo, ruedo los ojos por lo imbéciles que son algunos hombres y de inmediato me acerco a la chica y la ayudo a recoger sus papeles.
—Gracias—dije en un susurro.
—No es nada—digo.
—Mónica—estira su mano para que yo la estreche lo cual hago.
—Angélica—
—Disculpa normalmente no soy tan torpe— le doy una sonrisa sincera mientras la veo detenidamente es pelirroja, con unos grandes ojos marrones que no son tan apreciados por las enormes gafas que tiene veo que su ropa es un poco desaliñada lo cual es una lástima porque tiene un buen cuerpo que no es apreciado por sus pantalones holgados y su gran camisa negra.
—No te preocupes, todavía faltan varios minutos para que vaya a mi clase de cálculo—digo.
—Yo también me dirijo a mi clase de cálculo—las dos sonreímos pensando lo mismo.
— ¿Qué tal si vamos juntas?—me anime a decir. Mónica asistió se nota que es tímida en cambio yo soy una bomba explosiva, sé que suena raro pero estoy segura que nos llevaremos bien.
Caminamos juntas hasta nuestra clase de cálculo, es una pesadilla estar viendo tanta matemática en un solo día pero a la vez se sintió bien por fin conocer a alguien. En la hora del almuerzo decidimos ir juntas hasta la cafetería y sentarnos a comer puesto que no conocíamos a nadie.
— ¿Qué pasa con esos hombres que te están siguiendo a todos lados?—esa era la pregunta que temía pero era lógico que me lo preguntara, nadie más en esta universidad parecía tener guardaespaldas.
—Son mis guardaespaldas mi tío es un empresario muy rico y bueno, siempre piensa en mí seguridad—una verdad a medias porque omití todo lo que tuviera que ver con mi apellido, aunque estoy segura que Mónica se va enterar de todos modos.
— ¿No te molesta tenerlos siguiéndote todo el tiempo?— sonreí por como sus mejillas se sonrojaron cuando hizo esa pregunta.
—Es molesto—admití—Pero es necesario que estén conmigo sino mi tío estaría muy molesto—
Seguimos conversando en tranquilidad, es muy obvio que nos llevaremos muy bien tenemos muchas cosas en común como nuestra amor por las computadoras. Mónica me confeso que es una hacker activista, admito que me emocione cuando lo dijo. Eso sello el trato de nuestra amistad, algo me dice que nos divertiremos mucho en el futuro.
Después del almuerzo nos separamos porque nos tocaron clases distintas. Nos volvimos a ver en la salida. Me ofrecí a llevarla a su casa puesto que su carro se averió, por lo que tomaría el autobús, fue difícil convencerla de que viniera conmigo pero al final logre convencerla.
La casa de Mónica no queda tan lejos de la universidad, incluso me quedo perfecto para seguir de largo hacia la casa. La casa donde vive Mónica es linda, se nota que es grande de dos pisos, en un barrio residencial de clase media. Mónica me invito a entrar para tomar algo como agradecimiento por llevarla pero me negué, ya iba tarde para la casa y no quiero que mi tío Gio comience con su drama aunque estoy completamente segura que uno de mis guardaespaldas ya le aviso donde estábamos.
Cuando llegue a la casa, decidí ir directo a mi habitación principalmente por algunos trabajos que ya me habían mandado de la universidad. Es más fácil para mi adelantar todo lo que pueda y no dejarlo a último momento porque nunca termina bien. Pero justo cuando estoy sacando mis cuadernos de mi bolso tocan la puerta de mi habitación, voy a abrir la puerta y me sorprendo cuando veo quien está al otro lado.
—Fabio—era una sorpresa verlo, últimamente ya no lo veía tan seguido como antes no desde que mi tío decidió convertido en uno de sus guardaespaldas personales, cosa que quiero cambiar porque de todos los guardaespaldas que tengo es mi favorito.
—Hola pequeña, tu tío te quiere ver en su oficina—fruncí el ceño extrañada por lo que dijo. Pero lo seguí hasta la oficina de mi tío.
—No te creas que te vas a escapar de mi tenemos muchas cosas de que hablar—dije por lo cual sonrió.
—Está bien pequeña—dijo.
Me dispuse a entrar en la oficina de mi tío. Muy pocas veces vengo por aquí porque para entrar a esta oficina se tiene que tener el permiso de mi tío. Mi tío Gio levanto la vista de los papeles que tenía en la mano a penas me vio, se veía tan poderoso en ese traje de Armani hecho a la medida. Me senté en la silla frente a él esperando a que comenzara.
—Últimamente he pensado que necesitas saber defenderte por eso quiero enseñarte a disparar—debo estar soñando.
— ¿De verdad?—pregunte a sombrada mi tío Gio nunca me había dejado tocar si quiera un armar y ahora quiere que dispare una.
—Sé que puede ser raro para ti todo esto—suspiro—Pero quiero que las cosas entre nosotros cambie. Quiero que haya la misma confianza que teníamos antes y sé que para eso tengo que ceder en algunas cosas—
Sonreí ante lo que dijo, desde hace tiempo nos hemos distanciado mucho. Cuando era pequeña, mi tío era el que estaba conmigo, todavía recuerdo como despertaba asustada por mis pesadillas en la noche y él siempre estaba conmigo. Pero todo cambio de repente no sé lo que nos pasó a veces siento que él se distancio de mí y eso me duele y más porque no se la razón. Pero quiero regresar a lo que teníamos antes, quiero volver a tener esa relación cercana con mi tío.
— ¿Cuando comenzamos?—pregunte entusiasmada el rio mientras se levantaba.
—Ahora mismo sígueme—me levante para seguirlo, mi tío me llevo a la parte de atrás de la casa. Nuestra casa tiene varias hectáreas de tierra, que mi tío usa para la parte sucia de sus negocios. Por ejemplo ahora me lleva donde varios de sus hombres están practicando tiro apuntando y disparándole a unas botellas de vidrio.
Sabía que aquí practicaban tiro, pero por supuesto, nunca se me permitió salir por los alrededores de la casa sin un escolta, principalmente para que no viera ciertas cosas que estoy segura que mi tío quería esconder.
—Primero necesitaras un arma—saca una de su pantalón a igual que un escolta le entrega otra, me da la suya para que la sostenga. Es extraño nunca he tocado una pero me siento bien de tenerla—Siempre debes apuntar al blanco y asegúrate de no fallar a tu objetivo— procedió a apuntar a la botella y luego disparo haciendo que la botella explote en el acto—Ahora hazlo tú—
Apunte a la botella pero cuando dispare me moví ligeramente haciendo que la bala no le diera a la botella. Mi tío Gio se colocó detrás de mí ayudándome a sujetar el arma adecuadamente. Sentir el aroma masculino de mi tío fue embriagador como afrodisíaco extinto que descubro, pero rápidamente elimino esos pensamiento estúpidos y me concentro en lo sus indicaciones las cuales me ayudan a poder disparar y darle esta vez a la botella.
—Bien hecho—me felicito—Pero esta vez hazlo sola—
Separe un poco mis piernas, levante el arma y vi a la nueva botella que colocaron los hombres de mi tío, esta vez cuando dispare logre darle al blanco fácilmente.
— ¿Qué tal?—pregunte con una sonrisa.
—Tienes buena puntería—sonrió también mirándome—Pero todavía te falta mucho para lograr esto—apunto su arma hacia la botella pero antes de disparar me miro a mí y me guiño un ojo y disparo todavía mirándome a mí y aun así le dio a la botella. Lo mire sorprendida, se nota que mi tío tiene una buena puntería, pero no es de extrañar siendo el jefe de una de las familias más importantes de la mafia.
Fue divertido, pasar el día así con mi tío. Paso mucho tiempo antes de que volviéramos a conectar y se sintió increíble, solo espero que mi tío cumpla su promesa y las cosas cambien entre nosotros. Extraño a mi tío pero no quiero al sobreprotector que me trata como una niña sino al cariño que sabe lo que quiero y que me apoyara incondicionalmente.
—Hoy Paolo se va a su departamento por lo que seremos tú y yo de nuevo—dijo por lo que asistí.
—Serás mi nuevo compañero de póker—bromee.
—Todavía sigues jugando póker—alza una ceja—No me digas que apuestas dinero u otras cosas—
Reí sabiendo a que se refería con “otras cosas” — No te preocupes aun no pruebo el póker de prendas solo apuesto dinero y siempre gano—
— ¿Quién sabe tal vez tu racha de buena suerte termine?—lo mire, muy pocas personas me han ganado en el póker. No quiero presumir pero soy muy buena jugando y sobre todo cuando hay dinero involucrado, ya le quite a Paolo diez mil dólares y en efectivo no me importaría hacer lo mismo con mi tío Gio.
—Si quieres apostar eres bienvenido—dije mientras nos dirigíamos de nuevo a la casa. Se limitó a sonreír lo cual fue raro porque paso mucho tiempo antes que volviera a ver sonreír a mi tío.
Cuando volvimos a la casa, se excusó porque tenía varios asuntos del trabajo que arreglar. Yo me dirigí a mi habitación, fui a mi estante de libros y tome una de mis novelas de romance erótico favorito, lista para pasar una tarde leyendo antes de preparar algo de comida.
Dos horas después cuando había acabado con el libro, fui a la cocina donde conseguí a Paolo ya había llevado todas sus cosas a su nuevo departamento. Lo abrace y le dese buena suerte aunque estaba un poco triste por no verlo tan seguido, pero puedo decir que mi tío no se mostró triste en absoluto, me confeso que estaba muy feliz de no recibir visitas de mi tío Gio para que se despertara en la mañana, pero estoy segura que también extraña la visita de sus amigas durante la noche, no ha podido sus visitas nocturnas porque mi tío Gio se lo prohibió que lo hiciera en casa y bueno cualquiera que conozca a Paolo sabe que él es un casanova.
Comienzo a cocinar con ayuda de Paolo que por cierto es un desastre en la cocina, no entiendo cómo hará cundo este solo porque a diferencia de mi tío Gio. Él no puede siquiera freír bien un huevo, me gusta cocinar así que no tengo ningún problema en hacer la mayor parte del trabajo.
Decido hacer una lasaña para la cena siguiendo la receta de mi abuela, que me enseño mi tío Gio, a pesar de que no la conocí siempre me han hablado de ella como una mujer fuerte que protegía a su familia. Sus recetas estaba en un pequeño libro que siempre está en uno de los armarios de la cocina, leo mucho ese libro sobre todo para aprender más de mi cultura italiana. Siempre he pensado que la mejor manera de conocer un lugar es con la gastronomía y la italiana es una de las mejores del mundo.
Cuando cocino por difícil que sea de crecer siento que me conectó con los recuerdos que tenia de mi madre y de mi padre. Puede que mi madre no fuera italiana, pero tanto ella como mi padre siempre trataron de enseñarme algo de mi cultura, hicimos un viaje cuando tenía cinco años a roma, no recuerdo mucho, pero sé que fue una gran experiencia. Espero volver algún día y tener múltiples recuerdos de mi aventura, sobre todo quiero conocer Venecia, para mi es una ciudad muy romántica que he disfrutado leyendo en múltiples libros.
Meto la lasaña en el horno para que se hornee por aproximadamente cuarenta y cinco minutos. Me rio de Paolo que se queda atento mirando la lasaña en el horno, por lo visto tiene hambre pero todavía falta mucho para la comida, por lo que saco unos refrescos de la nevera le doy uno y me quedo con el otro.
—Mientras esperamos la comida—digo.
— ¿La lasaña se tardara mucho?—pregunta mientras el gruñido de su estómago se escucha. Diablos, creo que soy malvada por reírme por eso.
—Solo un par de minutos—digo mientras bebo un sorbo de mi refresco de uva.
Para ayudar a Paolo decido buscar en uno de los armarios de la cocina donde escondo todos los dulces y comida chatarra que mi tío Gio odia, pero que yo amo, soy una chica con curvas y me siento orgullosa de ello. Saco algunas papas y unas galletas y se las doy a Paolo que felizmente las recibe. Disfrutamos comiendo nuestras golosinas, mientras la lasaña se cocina. Cuando ya la comida esta lista, Paolo se encarga de ir a buscar a mi tío Gio que sigue en la oficina.
Creo que esta es una de las mejores lasañas que he hecho, puede que exagere pero interprete la receta muy bien. La cara de sorpresa de mi tío Gio cuando ve mi creación, aumenta mi ego porque es una confirmación de que logre hacer una obra de arte.
—Es muy parecida a la que hacia mi tía cuando éramos niños—dice Paolo mientras prueba el primer bocado y gime con satisfacción.
Incluso mi tío no puede evitar gemir cuando prueba la lasaña. Me mira y sonríe—Mi madre, tu abuela estaría orgullosa—
—Gracias—me sonroje levemente por el comentario era algo que no esperaba de mi tío Gio.
Las cosas en esta casa se veían con un buen panorama, mi tío Gio está dando un avance significativo no sé qué pasara a continuación pero creo que será algo increíble porque mi siguiente objetivo será mostrar mi valía para involucrarme en el negocio familiar.
GioMe gustaba hacer este tipo de trabajos, en especial para calmarme cuando tengo muchas ideas en mi cabeza y me estreso. Puede que sea una locura, pero tortura a una persona puede ser un gran estimulante, claro dudo que eso piense Alan, el hombre que ahora es mi víctima, se retuerce y grita de dolor en su silla mientras corto otro dedo de su mano, ya van cuatro dedos en su mano derecha, la izquierda está completa, supongo que hare algo para resolver eso.—Por favor, tengo una hija no me mates—ruedo los ojos porque siempre que una persona está en una situación así comienza a decir estupideces.—Alan, Alan— comienzo alejando mis herramientas para tomar un descanso y mira al bastardo que tengo en frente— creo que tu esposa e hija estarán mejor sin ti, ya no tendrán que soportar a alcohólico que las esté golpeando— esa era la
Angélica Despierto la mañana siguiente, con una sonrisa. Puede ser raro lo que sucedió con mi tío anoche, pero me demostró lo cercanos que somos en realidad. Recibo mi teléfono viendo un mensaje de Dante.Estoy libre hoy ¿que te parece una salida al casino de siempre?Ir al casino no era una mala idea, hace tiempo que no lo hacía y memoria por seguir en el juego. Me gusta el juego, nunca llego al punto que no puedo parar. No tengo ludopatía, todo lo contrario con el método que uso con las matemáticas esto me permite saber si una jugada es buena o mala, permitiéndome ganar. Decido responder al mensaje de mi tío.Suena bien. ¿Puedo llevar a una amiga?Sigo pensando que Mónica necesita salir más y conocer a más personas para aumentar su confianza en sí misma. Tal vez no me deberí
Angélica —Te verás sexy con este vestido—le dije a Mónica mostrándole el vestido rojo, no era corto y revelador. El vestido en si era elegante de una forma sexy porque estoy segura de que cuando Mónica se lo pruebe resaltara sus hermosas curvas.—Pensé que iba ser peor pero no esta tan mal—dice aceptando el vestido y yendo directo al baño para poder cambiarse.Este día resulto ser mejor de lo planeado, al principio Mónica estuvo muy renuente a los cambios como dejar de usar sus lentes de montura anticuadas o aprender a maquillarse. Pero le asegure que todo esto era para que toda la belleza interna y su gran corazón también se pudieran ver reflejados por fuera. Ahora siento que ha ganado mucha confianza en sí misma y que ha dado un fuerte paso para cambiar su vida.Cuando sale del baño con el vestido puesto abro la boca, se v
Angélica Siento un enorme dolor de cabeza cuando me despierto en la mañana, me siento cansada y los recuerdos de lo que hice anoche me invaden. Pase toda la noche apostando y bebiendo como si mi vida dependiera de ello, incluso Mónica intento detenerme en varias ocasiones pero la termine arrastrando conmigo.Me sorprendo cuando me doy cuenta que estoy en la habitación de mi tío Gio. Comienzo a preguntarme mentalmente como llegue aquí hasta que el recuerdo de anoche me invade, aumentando mi dolor de la cabeza. Me levanto de la cama para buscar una píldora para el dolor de cabeza, pero me sorprendo aún más cuando veo que estoy en ropa interior, busco mi vestido hasta que lo encuentro y me lo coloco.Me dirijo hacia mi habitación donde de inmediato voy al baño para tomar una ducha y poder cambiarme de ropa. Después busco entre mis cosas hasta que encuentro una caji
AngélicaNunca le he tenido miedo a mi tío Gio, puede que el gran Giovanni Moretti fuera considerado para todos los que trabajan con él un demonio, lucifer como muchos le llaman, el diablo mismo pero a mí nunca me dio miedo. Y sigue sin darme miedo porque sé que nunca me haría daño.Pero hoy aprendí que mi tío está dispuesto hacer lo que sea para garantizar mi protección, ahora sé que está dispuesto a matar a quien sea que me ponga en peligro.Estuve como lo loca por dos días preguntándome como sería el castigo que le abría implantado a Dante. Tenía miedo pero me tranquilice pensando estúpidamente que el sería incapaz de hacerle daño a su mejor amigo. Niña tonta. Cuando Dante apareció dos días después para entregarle algo a mi tío G
Angélica No tome muy enserio lo que dijo mi tío Gio. Nunca ha querido que participe en los negocios sucios de la familia, involucrarme siempre ha estado prohibido a pesar de que muchas veces he anhelado poder demostrar mi valía y demostrar que soy una Moretti. Pero se lo que significa entrar en el negocio, es un camino sin salida una vez que estas dentro vives con las consecuencias. Es un camino donde los fuertes son los que pueden sobrevivir y pensé que nunca se me permitiría la entrada a menos que típicamente me casara con un soldado de confianza de la familia.Pero cuando mi tío Gio vino personalmente a despertarme en la mañana, quedo claro que había tomado una decisión. Pero con el fuerte dolor de cabeza que traía por las bebidas de anoche pensé incluso que era una ilusión verlo moviéndome y diciendo que me despertara.— ¿Qu&
Un mes despuésAngélica.Esquivo el golpe de Sonia y le doy una patada en el estómago que la hace caer. Pero la mujer se levanta como si nada dispuesta a darme un puñetazo, pero la vuelvo a esquiva y le coloco rápidamente mi cuchillo en su cuello.—Cada vez mejoras —dice con una sonrisa—Pero nunca te puedes confiar—en ese momento noto que tiene un cuchillo cerca de mi estómago.Inteligente, al final ganaría quien diera un el último golpe más rápido. Nos separamos y nos dispones a tomar un poco de agua.—Hoy fue más duro—el entrenamiento de hoy fue más agotador de lo usual. Sonia se encargó de hacerme papilla.—Siempre tiene que ser duro—sonríe—fue lo que Gio pidió.Por supuesto que lo hizo—Q
Gio Puedo ser el jefe de una de las familias del crimen más conocidas, pero incluso yo muchas veces me veo superado. Hay decisiones que cambiarían la vida de personas que quiero y que están cerca de mí. Pero a veces tengo que tomar una decisión que sea solo para proteger a quienes quiero, pero a la vez que los protejo sé que las consecuencias de mis decisiones, serian algo que marcaría la vida de cualquiera.—Hola hermano—miro la tuba de Leonardo, hace un tiempo que no lo visito. Al lado de su tuba también está la de su esposa la miro sabiendo que lo que tengo que decir es importante para los dos—Perdón por no visitarte antes, creo que quería posponer esta visita hasta encontrar otra solución al gran problema que me dejaste.Y un problema que yo invoque desde el momento que deje solo a mi hermano, a veces me pregunto si hubiera cambiado algo qu