CASA DE PAMELA.

—Buenos días Mamá.

—Buenos días hija, ¿cómo sigue Zahir?

—Bastante mejor, todavía sigue con el tratamiento, pero mejoró mucho, ¿a qué hora llega papá?

—En el vuelo del mediodía, le estoy preparando el almuerzo, que bueno que estás aquí para que almuerces con nosotros.

—Mamá no le hables a papá de Zahir.

—¿Cuándo piensas hablar con él?

—Cuando regrese de Estambul, si lo habló antes, quizás y me prohíba viajar.

—¿Qué pasa si tú papá te prohíbe ver a Zahir?

—Eso es lo que temo, no quiero desobedecerlo, usted sabe que mi papá siempre ha sido mi héroe, yo por ustedes hago cualquier cosa, pero amo a Zahir, por él voy a tener que desobedecer a papá, si es de irme de está casa pues me iré, con mucho dolor, pero no pienso dejar a Zahir.

No entiendo la razón por la cuál mi papá no lo puede aceptar, si aún no lo conoce.

—El problema fue tu boda con su papá, él aún no sabe que el papá estaba representando el hijo, cuan