Capítulo76
Dentro de la caja había seis grandes durianes, todos ya abiertos y llenando la sala con su fuerte y peculiar aroma.

—¡Dios mío! ¿Quién en su sano juicio te envía eso?

Regina de inmediato tomó uno de ellos, lo acercó a su nariz y, después de olerlo su agradable aroma, dijo con aprobación:

—Este durián, ¡tiene buen olor!

Luego, Regina miró al repartidor y le preguntó muy curiosa:

—¿Quién lo envió?

El repartidor respondió:

—Fue un caballero quien me encargó entregárselos.

—¿Un caballero?

Regina volteó la mirada hacia Marina y le preguntó:

—¿Qué sucede? ¿Acaso, tienes más pretendientes?

Marina negó con la cabeza. Realmente no tenía ni idea de quién podría ser. En su vida anterior, no había tenido muchas interacciones con otros del sexo opuesto, y mucho menos desde que se había casado con Sergio.

Además, ¿quién enviaría tantos durianes sin motivo alguno?

—¡Vaya, regalar durianes a una mujer! Realmente no entiendo muy bien qué piensa ese hombre, ¡debe tener una inteligencia emocional rea
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