Sofía quería explicarse, pero Sergio la interrumpió: —Tienes mucho talento, pero eso no significa que puedas descuidar de esta manera tus estudios.—Lo siento, yo…Las lágrimas de Sofía estaban a punto de caer, pero esta vez Sergio no mostró compasión alguna.—Deberías conocer muy bien las reglas de la universidad Arcoíris. Si tus calificaciones siguen bajando tanto la próxima vez, y no te colocas entre los diez primeros de tu departamento, perderás de forma automática la beca y tendrás que pagar la matrícula completa por tu cuenta.Sofía siempre había sabido de esta regla, pero nunca esperó que Sergio se la dijera tan enfáticamente. Ella lo miró estupefacta, incapaz de reaccionar por un momento.El mensaje de Sergio fue claro: si sus calificaciones continuaban bajando, él no la ayudaría más ni financiaría sus estudios. Todos los gastos correrían en lo absoluto por la cuenta de ella.—Señor Blanco, sé que me equivoqué. Esto no volverá a suceder —le dijo Sofía de inmediato, cediendo un
—¡Seguro que sospecha que tienes otro hombre afuera! Un hombre así es mezquino y no vale la pena casarse con él.Regina se limpió con sutileza la boca y le dijo: —¡Déjalo y búscate a otra persona!—¿A quién?—Creo que mi hermano no estaría mal. ¿Qué tal si lo intentas con él?Las palabras de Regina fueron tan directas que Marina casi escupió su café al instante: —Mejor no, no creo que sea el adecuado.—¿Por qué no? ¿No es guapo mi hermano? ¡Es mucho más atractivo que Sergio!—No he dicho que no sea guapo.—En cuanto al dinero y al poder, ¡también están a la par!—Definitivamente, no tiene nada que ver con eso.Marina negó con la cabeza: —El amor no es algo que simplemente surge porque sí.—Vaya, parece que mi hermano no tiene ninguna oportunidad.Regina puso una expresión de lamento y le preguntó curiosa: —Entonces, ¿qué sientes por mi hermano? ¿Te gusta? ¿No te gusta?—No lo sé, pero en realidad no me desagrada. Incluso pienso que es una buena persona.Regina afirmó. ¡Entonces tod
Dentro de la caja había seis grandes durianes, todos ya abiertos y llenando la sala con su fuerte y peculiar aroma.—¡Dios mío! ¿Quién en su sano juicio te envía eso?Regina de inmediato tomó uno de ellos, lo acercó a su nariz y, después de olerlo su agradable aroma, dijo con aprobación: —Este durián, ¡tiene buen olor!Luego, Regina miró al repartidor y le preguntó muy curiosa: —¿Quién lo envió?El repartidor respondió: —Fue un caballero quien me encargó entregárselos.—¿Un caballero?Regina volteó la mirada hacia Marina y le preguntó: —¿Qué sucede? ¿Acaso, tienes más pretendientes?Marina negó con la cabeza. Realmente no tenía ni idea de quién podría ser. En su vida anterior, no había tenido muchas interacciones con otros del sexo opuesto, y mucho menos desde que se había casado con Sergio.Además, ¿quién enviaría tantos durianes sin motivo alguno?—¡Vaya, regalar durianes a una mujer! Realmente no entiendo muy bien qué piensa ese hombre, ¡debe tener una inteligencia emocional rea
La voz de Regina resonó muy fuerte, Felipe se rascó la cabeza y abrió sorprendido la puerta preguntando: —¿Quién diablos está gritando? ¿No deja dormir a la gente?Cuando Felipe abrió la puerta y vio justo a Regina, se quedó perplejo por un momento. Pensó que se estaba equivocando, así que cerró la puerta y la abrió de nuevo para asegurarse muy bien de que realmente fuera Regina. Luego, tartamudeó un poco: —Tú, ¿qué haces aquí?Regina agarró la oreja de Felipe y le dijo: —¿Le estás enseñando a mi hermano cómo conquistar mujeres? Déjame decirte algo, si mi hermanito la pierde por ti, ¡prepárate para recibir mis fuertes puñetazos!—Felipe,¿deberías explicarme lo que está pasando ahora? —Marina se apoyó con cuidado en la pared, con los brazos cruzados, mirando fijamente a Felipe.Felipe miró de reojo a Regina y luego a Marina, tragó saliva nerviosamente. ¡Acaso las dos mujeres madrugadoras estaban planeando matarme hoy? Sin atreverse a demorarse, él condujo directo a las dos hacia aden
Por la tarde, se inauguraba el nuevo desarrollo inmobiliario de Regina. La celebración se llevó a cabo en el hotel Río. Regina era considerada parte de la familia de los Duarte, por lo que la apertura atrajo a gran cantidad de gente. Marina recibió la invitación y, con su vestido largo azul celeste, se convirtió en el verdadero centro de atención tan pronto llegó.—¡Marina!Regina corrió hacia Marina desde lejos con tacones altos, y la abrazó fuertemente en cuanto llegó. Felipe, que le seguía sosteniendo el vestido a Regina, apenas pudo seguir su acelerado ritmo.—Regina, ¡ve despacio! Todavía llevas tacones —dijo sorprendido Felipe.Regina ignoró por completo sus advertencias y exclamó: —¡Con la apertura de este nuevo desarrollo, voy a ganar al menos unos cuantos cientos de millones, ¿acaso, no puedo estar feliz de antemano?—Sí, claro que sí.Felipe nunca la contradecía. Marina miró a su alrededor, pero no vio a Xavier por ningún lado. Tal vez él haya decidido mejor rendirse despué
Sofía parecía ser una víctima, acusando con lágrimas a Marina por haberla maltratado. En la escuela, esta táctica podría haber despertado cierta simpatía, pero aquí no era así. Todos los presentes eran veteranos del sector, con una vasta experiencia acumulada a lo largo de los años. Los intentos de manipulación de ella no tuvieron ningún efecto. La gente simplemente disfrutaba del fabuloso espectáculo, sin tomar muy en serio sus palabras. Solo Sofía parecía creer que podía ganarse la confianza absoluta de los demás con sus lágrimas.—Qué descarada —Regina soltó una ligera risa. Era la primera vez que veía a una mujer realmente tan desvergonzada.Sofía se sintió abrumada por las palabras de Regina, y las lágrimas brotaron de inmediato por sus ojos. —Señorita Azahares, sé que no le caigo muy bien, pero realmente no soy la persona que usted imagina. Aquel día me equivoqué y la ofendí y, me siento muy arrepentida por eso. Por favor, perdóname. Solo quiero ganarme su perdón —dijo Sofía, m
—Conmigo aquí, Sergio no necesita otros representantes.Después de un largo y profundo silencio, Marina habló sin expresión alguna: —Si la señorita Azahares quiere echarla, yo asumiré por completo la responsabilidad. El señor Zarate no necesita preocuparse tanto.El hombre refunfuñó con gran desprecio: —¿Tú? ¿Y quién te crees para representar al señor Blanco?Marina levantó una ceja con altivez, y Regina se rió por la indignación que sintió ante esas palabras: —¿Quién es ella? ¿Realmente tú crees, puedes preguntar algo tan estúpido? ¿En verdad, trabajas en el grupo Cruz? ¿Cómo es que ni siquiera conoces a la esposa de tu jefe?Al escuchar esto, la cara del señor Zarate cambió drásticamente, y no podía pronunciar ni una palabra.—Ah, claro, la señorita Quiroga no te lo dijo, ¿verdad? Ella es la señora Blanco, Marina, la hija de la familia Sánchez. Por tu comportamiento de hace un momento, pensé que realmente estabas dispuesto a ofender a la señora Blanco para proteger a esa mujer des
Esto debía ser la broma más divertida que Felipe había escuchado este año.Ya entrada la noche, las puertas del hotel Río se abrieron de repente. Los guardias de seguridad no pudieron detenerlos, y varios guardaespaldas de negro irrumpieron al instante. Sergio, vestido con un impecable traje, entró con paso firme, con una mirada tan afilada como un cuchillo. Todos contuvieron el aliento en ese momento, sin esperar que Sergio realmente viniera a causar problemas. Él barrió con la mirada por su alrededor, finalmente fijándola en Marina y Regina.—Despejen el lugar.Los ojos de Sergio se entrecerraron de inmediato. La gente alrededor fue rápidamente desalojada del hotel.—Sergio, ¿qué pretendes? —le preguntó Regina, muy ansiosa preparándose para avanzar, pero Felipe la detuvo. Los asuntos de las mujeres, que ellas los resuelvan. Los asuntos de los hombres, solo entonces ellos deben enfrentarse.Felipe se adelantó y dijo:—Sergio, hoy es el evento de la familia Azahares. ¿Realmente, no en