Capítulo60
En su vida pasada, y después de casarse con Sergio, Marina creía en todo lo que decía la abuela: para conquistar el corazón de un hombre, primero debes conquistar su estómago. Así que la joven mimada, que nunca había hecho tareas domésticas, comenzó poco a poco a meterse en las tareas de la cocina. Pero al final, Sergio nunca probó sus platos.

Todo se debía a que Sergio amaba más a Sofía que a ella.

Cuando el desayuno estuvo listo, Sergio notó en ese momento que no había nnada para él y frunció el ceño.

—¿Y el mío?

—Pues, si quieres comer, prepárate tú mismo el desayuno.

Marina no le mostró ningún tipo de amabilidad.

Sergio se enfadó un poco.

—¡Marina!

Marina lo ignoró por completo y continuó arrancando pedazos de pan y comiéndolos. Ya que no le gustaba Sergio, no necesitaba esforzarse demasiado en complacerlo.

—He terminado.

Después de comer, Marina llevó directamente los platos a la cocina. Luego tomó un pequeño bolso y se dispuso a salir.

—¿A dónde vas?

—Tengo clases ahorita en l
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