La señora Ruiz no era mucho mayor que Marina, pero tenía un encanto y una sensualidad que la distinguían. Después de que el tío Sánchez se divorciara de su primera esposa, tomó a esta «tercera» como su segunda esposa. En resumen, en la opinión de la familia Sánchez, la señora Ruiz no era más que una amante que no merecía de sentarse en la mesa familiar.Sin embargo, el tío Sánchez estaba profundamente enamorado de la señora Ruiz, por lo que la familia le mostraba cierta deferencia. Pero la señora Ruiz siempre encontraba maneras de desafiar a Marina.En la vida pasada, Marina había cedido ante ella por respeto al tío Sánchez, pero después de unos años, cuando la familia Sánchez había perdido por completo su fortuna, la señora Ruiz abandonó al tío Sánchez y se llevó todo su patrimonio.En esa vida, Marina no tendría piedad con esa mujer.—Señorita, aunque las palabras de la señora Ruiz no son agradables de escuchar, esta es la cena familiar de la familia Sánchez. Ustedes solo se casaron
—Ella es simplemente una empleada de nuestra empresa, me estaba ayudando a elegir regalos. Pensé que una dama podría ser más detallista en la selección —explicó Sergio, mirando a Marina con un brillo de afecto en sus ojos. Si no supiera lo que realmente sentía Sergio, ella podría haber sido fácilmente engañada por esa mirada.Al ver la cercanía entre Sergio y Marina, la señora Ruiz no pudo disimular su incomodidad. Había escuchado rumores sobre Sergio y una estudiante universitaria, y también sabía que Sergio no apreciaba a Marina; todo eso era conocido por todos.—Sergio no solo es talentoso y prometedor, sino que también cuida mucho de nuestra Marinita. Me siento muy tranquilo al dejarte a Marinita, y estoy seguro de que mi hermano mayor en el cielo también lo está. Además, esta es solo una cena familiar, no necesitamos tanta formalidad —le dijo el tío Sánchez con alegría, mientras le indicaba que Sergio se sentara.Marina tomó el brazo de Sergio y le susurró: —No sabía que eras tan
En su vida pasada, Sergio tenía el poder para sacar a Marina de cualquier problema, sin embargo él opto por mantenerse al margen. Al recordar eso, Marina retiró instintivamente la mano que Sergio había colocado sobre la suya. Él frunció ligeramente el ceño ante ese gesto, pero por suerte, nadie en la reunión pareció notarlo.Después de la cena familiar, ambos se fueron de la casa de los Sánchez tomados de la mano. Sin embargo, una vez afuera, Marina retiró su mano de inmediato. Sergio se vio la mano vacía y sonrió pensativo.Después de un momento de silencio, Marina rompió el hielo: —Sabía que te sentirías incómoda aquí sola, y tú ¿por qué terminaste viniendo sola?Marina se detuvo y le dijo:—Yo te pregunté.Sergio apretó los labios y luego le dijo:—Hoy es cumpleaños de Sofía, y pensé en pasar más tarde a pasar un tiempo con allí.—¿El cumpleaños de Sofía? —Marina quedó perpleja. —Entonces, ¿por qué viniste?Sergio siempre prestaba más atención a Sofía que a otras personas.Al esc
Desde la última vez que había visto a Marina luciendo un deslumbrante y seductor vestido largo, Sofía se había dado dé cuenta de la brecha entre ellas. Sergio siempre la trataba como a una niña pequeña que necesita cuidado, pero rara vez la veía como a una mujer.Esa noche, ella debía aprovechar la oportunidad para expresar sus sentimientos hacia él.El sonido del crujido de la puerta la hizo saltar de nerviosismo. Al voltearse, vio a Sergio entrar y se precipitó hacia él.—¿Sofía?—Pensé que no vendrías.La voz de Sofía sonaba baja y llena de desilusión.Sergio suavemente la apartó y le dijo: —Hoy es tu cumpleaños. Te prometí venir y no te puedo fallar.Al escuchar esas palabras, Sofía se ruborizó un poco. Pero él frunció el ceño al ver el atuendo de Sofía y la decoración de la habitación.—Sergio, yo...—Sofía, ese vestido no te queda para nada bien.Sin esperar a que Sofía hablara, Sergio la interrumpió. Ella se quedó sin saber que decir por un momento. Sergio encendió la lámpara q
Pocos días después del banquete en la casa de los Sánchez, Marina recibió una carta de aceptación proferida por la universidad Arcoíris.La noticia de que ella ingresaría a la universidad como estudiante de posgrado fue explosiva en sus círculos sociales. Todos sabían que la universidad Arcoíris era una de las instituciones educativas más prestigiosas en el mundo financiero, y Marina, como una joven adinerada que nunca antes había tenido contacto con las finanzas, ser admitida allí era algo inaudito.Por la tarde, Marina recibió una llamada del tío Sánchez. El tono del tío Sánchez en el teléfono se notaba algo serio: —Marina, ¿es cierto que has ingresado a la universidad Arcoíris?—Por supuesto que sí —respondió Marina sin intenciones de ocultarlo. En ese círculo social, no había secretos que se pudieran mantener ocultos.El hombre suspiró y le dijo: —¿Cuánto dinero pagaste para entrar allí? ¿O fue acaso Sergio quien te ayudó?—Solo fue que tuve un poco de suerte y pasé el examen, Se
Si no fuera por la sospecha de la señora Ruiz de que Marina había conseguido entrar a la universidad por influencias y los dos mil millones que desaparecieron misteriosamente, él nunca habría hecho esa llamada. Cuando el señor Sánchez colgó, Marina no pudo evitar soltar una risa nerviosa. No esperaba que la señora Ruiz estuviera tan ansiosa por reclamar la herencia que su padre le dejó. Apenas escuchó un rumor y ya estaba presionando al tío Sánchez para que investigara sus cuentas bancarias. Parecía que todo estaba planeado desde mucho antes. Marina llamó a la línea directa del gerente del banco y rápidamente alguien respondió: —Hola, señorita Sánchez, ¿en qué puedo ayudarle?—Quiero transferir los activos a otra cuenta —le dijo Marina con seriedad. —Entendido, señorita Sánchez, un especialista se encargará de ayudarle en un momento. Marina le dijo con indiferencia: —Si alguien de mi familia intenta consultar mis activos bancarios, les pido que primero consulten mi opinión antes
—¡Desfibrilador! ¡Rápido! ¡Aumenten el voltaje!—¡Doctor, la paciente tiene una hemorragia masiva y, por una urgencia, se acaban de llevar toda la sangre tipo “A” que quedaba en el banco de sangre.La enfermera, con las manos totalmente cubiertas de sangre, temblaba al hablar. En la sala de operaciones, el olor a sangre era abrumado, y ella misma se preguntaba: ¿quién podría haberse llevado, tan repentinamente, toda la sangre tipo “A” del banco.La mujer en la cama, pálida y seca como un papel, susurró:—Sergio...—¿Qué dice? —la enfermera se le acercó y la escuchó llamar, una y otra vez, a Sergio. El doctor, preocupado, hizo la llamada:—Señor Blanco, su señora tiene una hemorragia masiva y, su tipo de sangre, se agotó en nuestro banco de sangre, así que venga a verla por última vez.Sergio, con total crueldad, respondió:—¿Aún sigue viva?, entonces solo llámame cuando haya muerto.Sergio, ¿me desprecias tanto que, incluso en este momento, no estás dispuesto a verme? Los ojos de la
Sergio se quedó atónito al seguir la dirección de la mirada del secretario y encontrarse con que, aquella pincelada roja que tenía la atención de toda la multitud, era Marina.Ella, que anteriormente solía vestir y maquillarse simplona, era la primera vez que se presentaba así.Los flashes no paraban, los medios la fotografiaban, cual famosa en la alfombra roja. Sofía se sintió tan mal al ver a Marina tan espectacular, en contraste con ella, tan simple y pálida como una estudiante adolescente.Sofía pensó que Marina, al verla tomada de la mano de Sergio, se sentiría incómoda, pero esta, con una sonrisa en su rostro, se acercó a ellos tranquilamente. —Señora, se ve realmente hermosa —dijo Sofía, conteniendo apenas la envidia que sentía.—La señora Blanco está aquí, ¿quién es la acompañante junto al señor Blanco? —susurraban algunos medios.Marina, discretamente, tomó el brazo de su marido y, sonriendo, le extendió la mano a la chica diciéndole:—Tú debes ser Sofía, la estudiante que S