El centro comercial del grupo Mari surgió ante el público como si hubiera aparecido de la nada. Anteriormente, nadie le prestaba atención alguna, pero ahora, casi en silencio, se había terminado.La fundación del centro comercial del grupo Mari había sumido al grupo Blanco en el caos total. El grupo convocó una reunión de emergencia, y la atmósfera en la sala de reuniones era particularmente bastante tensa.—Señor Blanco, ¡no había ninguna señal de este centro comercial! ¡Esto claramente es un vil ataque en contra de nosotros!—Todos saben muy bien que hemos estado preparando el centro comercial del grupo Blanco durante un año, y hemos invertido una gran cantidad de dinero en publicidad, ¡pero ahora el grupo Mari se ha puesto a la delantera!—Señor Blanco, muchos comerciantes han firmado acuerdos de cooperación con el centro comercial del grupo Mari. ¡Esto es una gran pérdida para nosotros! ¡Podríamos con facilidad perder miles de millones!Los directores hablaban uno tras otro. Sergi
Xavier, quien estaba concentrado ayudando a Marina a organizar los documentos sobre la mesa, comentó con calma:—Lo mejor es no ir.Marina, que estaba al lado, afirmó en forma enérgica en señal de acuerdo. Estaba demasiado ocupada últimamente, no solo con los asuntos de Media Sánchez, sino también con una serie de tareas del grupo Mari. Con la reciente inauguración del centro comercial, había una montaña de asuntos pendientes que requerían su total atención. Hacer prácticas en este momento sería, en su opinión, realmente una pérdida de su valioso tiempo.Regina, algo desconcertada, le preguntó: —Pero ¿de verdad no pasa nada si no haces la práctica?Había estudiado en el extranjero y no conocía muy bien el sistema de prácticas en su país, pero había escuchado con anterioridad a sus amigos locales que escribir la tesis después de las prácticas era un proceso bastante tedioso.Felipe intervino al instante: —¿Qué problema puede haber? Basta con que le sellen el formulario de prácticas a
Xavier le dijo: —Te llevo.Marina lo aceptó, y Xavier muy atento bajó de inmediato a la planta baja para sacar el carro, mientras Marina le seguía de cerca. Ella temía llegar tarde, así que aceleró el paso al salir del grupo Mari. Sin embargo, al bajar las escaleras, resbaló y justo se inclinó hacia atrás. Marina cerró los ojos por instinto, pensando por un instante que iba a caer al suelo, pero de repente, se encontró en un abrazo.Al abrir los ojos, vio a Xavier mirándola con una amplia sonrisa. Él le dijo en voz muy baja: —No te preocupes, no llegaremos tarde.El rostro de Marina se sonrojó por un momento, y apresurada subió al carro. Xavier se sentó en el asiento del conductor, con una sonrisa apenas perceptible en su rostro.—Abrocha el cinturón de seguridad y agárrate muy bien.Marina no tuvo tiempo siquiera de reaccionar al aviso de Xavier antes de que él acelerara de repente. Si no hubiera estado algo sujeta, Marina pensó que podría haber salido disparada como volador. Cuand
Probablemente, Sergio ya había recibido la falsa información que ella había filtrado. El hecho de que él la llamara de regreso para hacerle este tipo de preguntas indicaba con claridad que no estaba satisfecho con los resultados obtenidos de su investigación.—Samuel Mendoza... nunca he oído hablar de tal personaje en Hermosavilla —le dijo Sergio, observando la reacción de Marina en ese momento. Marina, por supuesto, no iba a mostrar ninguna fisura en su impecable fachada. Samuel era ella misma; ella era precisamente Samuel. Solo era una identidad falsa, por lo que no era sorprendente que Sergio no pudiera descubrir nada.—¿Cómo voy a saberlo yo? Tal vez sea un empresario extranjero —respondió Marina de manera indiferente, desviando el tema:—¿Me hiciste venir solo para preguntarme esto? Realmente, no tengo tiempo para responderte a estas preguntas tan aburridas.Marina hizo ademán de levantarse, pero Sergio al instante se contuvo y, como si estuviera cediendo, muy curioso le preguntó
Marina se apoyó en el sofá para levantarse, lanzándole a Sergio una mirada burlona con frialdad:—Ya te dije lo que querías saber. ¿Ya puedo irme?—¡Espérate un poco! —Sergio le agarró la muñeca: —¿A dónde vas? ¿Vas acaso a buscar a Xavier?—¡Suéltame!Marina apartó la mano de Sergio con brusquedad y le respondió con frialdad: —Adónde voy es asunto solamente mío, no tuyo.—¡Pero eres mi esposa carajo!Sergio dio un paso adelante, acercándose a Marina mientras se ajustaba la corbata:—¿No te gustaba anteriormente? ¿No querías estar conmigo? Ahora te voy a cumplir ese deseo, pero no pienses en ir a buscar a Xavier.Marina se sorprendió: —¡Sergio! ¿Te enloqueciste?—¡Sí, estoy loco! ¡Loco por haberte dejado salir a callejear tanto tiempo!Sergio le apretó la muñeca a Marina y la empujó de nuevo al sofá, con los ojos llenos de posesividad: —Esta noche no vas a salir de esta casa.—¡Sergio! ¡Suéltame!El esfuerzo de Marina solo enfureció más a Sergio.—¿Soltarte? ¿No era eso lo que quer
Después de todo, ¡la persona que rechazó no era alguien común y corriente, sino ni más ni menos que Sergio Blanco! En toda Hermosavilla, ¿había alguien más que se atreviera a no respetar a Sergio?En ese momento, en la oficina del presidente del grupo Blanco, Sergio miraba con el rostro sombrío las noticias en internet. Un titular que decía "#El presidente del grupo Blanco se rebaja a solicitar una reunión con el presidente del grupo Mari y es rechazado rotundamente#" se había vuelto tendencia.Todos estaban curiosos por saber quién era realmente el gran jefe detrás del grupo Mari, quien había surgido de la nada y tenía un respaldo tan fuerte como para atreverse a rechazar a Sergio.Jaime, notando el mal humor de Sergio, le dijo: —Señor, esta noticia seguramente fue filtrada con alguna intención. Ya he pedido que se inicie una investigación, y estoy seguro de que pronto tendremos resultados.—Es obvio que esto tiene que ver con el grupo Mari —respondió Sergio.Inicialmente, solo querí
Marina levantó un dedo y le dijo: —Y una cosita más, difunde que Samuel Mendoza, el presidente del grupo Mari, también asistirá. Así, todos disfrutarán al máximo del baile de máscaras.Felipe estaba confundido, pero Xavier, a su lado, ya había entendido lo que Marina pretendía. Ella, entretenida, jugaba con la insignia en su mano. Durante meses, había hecho que el nombre de Samuel fuera muy conocido, rodeándolo de misterio. Todo esto llevaba a este momento.La noche del evento del grupo Blanco, Sergio observaba a la multitud sin mostrar ni un rastro de alegría. Jaime, a su lado, comentó: —Señor, he confirmado que todos los grandes empresarios están presentes, excepto los no invitados del grupo Mari.—Entendido.Sergio parecía desinteresado. Jaime, con dudas, le preguntó: —Señor, ¿hay algo que le preocupe?Sergio guardó silencio por un momento y luego le preguntó:—¿No hay señales de movimiento por parte del grupo Mari?Jaime negó con la cabeza: —No he oído nada. Quizás sepan que no
Ante la frialdad de Sergio, Sofía se quedó asombrada por un momento. Jaime se acercó a ella y le dijo: —Señorita Quiroga, por favor, acompáñeme arriba para cambiarse de ropa.Sofía bajó la cabeza y respondió: —… Está bien entonces.Apenas había dado unos pasos cuando Sergio, con frialdad, añadió:—Quítate el maquillaje antes de regresar.Sofía sintió un escalofrío en el corazón.—Pero…—Eres estudiante, ese maquillaje tan recargado y maduro no te queda para nada bien.Al escuchar esto, Sofía se sintió aún más dolida. Había puesto mucho esfuerzo en ese maquillaje, ¿realmente era tan inapropiado? Mientras seguía a Jaime, le murmuró: —Jaime, ¿no me veo bien con este vestido?Jaime apenas la miró de reojo y respondió con indiferencia:—Este vestido era para la señora.Al escuchar estas palabras, la expresión de Sofía cambió. ¡Ese vestido… era para Marina!—Pero el guardia de la entrada me dijo que lo habías traído para mí.—Entonces, el guardia se equivocó al dar el mensaje. Hoy, la señ