Capítulo118
Viendo que Marina estaba a punto de desmayarse, Sergio apresurado retiró la mano.

—¡Cof cof!

Marina tosió un par de veces, su rostro seguía rojo y tardó un buen rato en recuperarse.

—Marina, yo…

Sergio intentó estirar la mano para tocar las firmes marcas rojas en el cuello de Marina, pero ella retrocedió con cierta precaución.

Sergio guardó silencio. Lo que ocurrió antes, fue su pérdida de control.

Durante el resto del trayecto, los dos no intercambiaron palabras. Al llegar a casa, Marina notó al instante que la casa estaba decorada de manera muy acogedora. Sin duda alguna, había sido Fabiola quien había encargado a Carmen que lo hiciera.

Recordando lo que había pasado en el carro, Marina esbozó una sonrisa algo irónica. Vivir bajo el mismo techo con un hombre que había intentado asesinarla era algo verdaderamente aterrador.

—¡Marina!

La voz de Sergio sonó detrás de ella, pero Marina no detuvo sus pasos hacia las escaleras. Ahora mismo, no quería decir ni una sola palabra más a Sergio,
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