Trini aprovechó un descuido de Isabel y de Jesenia para escapar a la selva. Tenía algo en mente y deseaba probar su efectividad. Se adentró entre la vegetación con su mochila al hombro, cargando la imagen del arcángel Miguel, así como velas y otros accesorios que tomó de la casa de Williams para atraer a espíritus.Buscó uno de los árboles más altos y de tronco envejecido. Esos contenían las energías que ella necesitaba para llevar a cabo su tarea. Con sal trazó un círculo con una estrella de David en medio, ubicó las velas en las puntas y al arcángel en el centro. Buscó flores, semillas y brotes mientras entonaba cantos que había aprendido de su ángel, que ella había canturreado cuando deseaba «relajarse con los espíritus», pero que en realidad, se trataba de canciones ancestrales de la sociedad que la chica desconocía.Se fue creando un ambiente de paz y sosiego mientras se arrodillaba frente a su altar improvisado y continuaba con oraciones. Cerró los ojos y respiró hondo para sose
Había pasado casi una hora y ella aún no tenía noticias de Gregory, o de alguno de sus hermanos. «Están bien», le aseguraba Isabel, contándole las veces en que ellas habían tenido que esperar luego de la aparición de las bestias.Cientos de ideas pasearon por su mente tratando de comprender lo ocurrido, pero cada cosa en la que pensaba le generaba más dudas. Comenzaba a sentirse copada, presa de la incertidumbre.Se levantó de la cama y fue a la planta baja donde estaban reunidos Baudilio y Williams, conversando por vía telefónica con el resto de los líderes que se hallaban en el pueblo y en la cosecha. Los habitantes estaban nerviosos por los rugidos y los temblores que azotaron a la región minutos antes. Había quienes presagiaban que el mal de nuevo había sido liberado en La Costa, asustando a los pocos turistas y los inversores que trabajaban en los proyectos de recuperación.Ellos debían detener cuanto antes esas habladurías o perderían todos los esfuerzos que habían hecho hasta l
Malena quiso acercarse a la chica, pero ella corrió al exterior. Irma trató de seguirla, interponiéndose Baudilio en su camino.—Acaba de llegar Gregory —informó—. Hay que dejarla asimilar la noticia.La mujer se cubrió el rostro para contener las lágrimas. Pablo se aproximó a ella y la abrazó para consolarla.Gregory bajó del auto de Javier viendo como la chica salía a las carreras. Había ido por ella a la casa de los Aldama y, al enterarse de que la habían llevado a ese lugar, su hermano le facilitó su Toyota para que fuera por la joven. Abrió los brazos para recibirla, apretándola contra su cuerpo mientras ella lloriqueaba.—¿Qué ocurrió?—Sácame de aquí.El joven levantó el rostro de los cabellos de Trini al sentir que alguien salía de la vivienda. Compartió una mirada con Malena y vio a Baudilio asomado por una ventana. Creyó comprender la situación, debieron decirle a la chica la verdad.—Sube al auto —indicó, ayudándola a hacerlo. Se ubicó en el asiento del piloto y, mientras e
Al regresar a la casa de Pablo, el ambiente se hallaba más relajado. Malena fumaba un tabaco al final del porche, sentada en el suelo y con la mirada perdida en la selva. Rafael se había dormido cerca de ella, despatarrado en un sillón y roncando como un oso.Trini solo compartió una mirada dura con su madre al entrar a la casa, prefería arreglar las cosas primero con sus recién adquiridos abuelos, pues lo que pretendía hacer a continuación necesitaba la aprobación de ellos antes de planearlo con Malena.Irma y Pablo la recibieron con emoción desbordante y le pidieron perdón sin saber por qué lo hacían, pero era lo único que se les ocurría para justificar dieciocho años de separación. Entre abrazos, y con algunas lágrimas incluidas, ataron lazos que jamás serían liberados, porque además de estar apretados por la sangre, lo hacía la necesidad de conocerse, de amarse y de recuperar el enorme tiempo que les habían arrancado de forma despiadada.Baudilio y Gregory se quedaron en la sala m
Luego de que todo estuvo preparado, Gregory sacó a Trini de los restos pestilentes del viejo hotel y la llevó hacia el lugar donde se hallaban aparcados los vehículos, escondiéndose entre ellos.Habían asistido a ese lugar a prepararse para invocar los espíritus y cumplir con la misión que tenían impuesta.—¿Qué ocurre? —preguntó ella cuando él se detuvo y repasó los alrededores con desconfianza.—Solo necesitaba darte un beso —dijo, antes de encerrarle el rostro entre las manos y saborear sus labios.Ella suspiró ante ese delicioso detalle, dejándose llevar por la efervescencia. Todo el tiempo en que estuvieron juntos, planeando aquel evento con Malena y los miembros de la sociedad, se miraban con anhelo, pudiendo solo entrelazar las manos en contadas ocasiones o darse rápidas caricias cuando pasaban uno frente al otro. Nunca lograron estar a solas y dar rienda suelta a las ganas que cada uno tenía en el otro. Ganas por tocarse y sentirse.Gregory profundizó el beso, dejando que actu
Llevaban casi una hora esperando y los guerreros comenzaban a perder la paciencia. Baudilio se había retirado para cederle el lugar a Malena y a Ciro, quienes se dedicaron a realizar sus típicos trabajos de espiritismo. Invocaban a Miguel, aun sabiendo que podía acercarse cualquier otro. La inestabilidad de las energías asentadas en aquel lugar dificultaba los esfuerzos.Trini intentaba concentrarse, pero con facilidad se distraía. Los ruidos de la selva y el largo tiempo de espera impedían que uniera sus fuerzas a la de su madre. En una ocasión abrió los ojos y vio el rostro decepcionado de Gregory, que seguía los movimientos de Malena y de Ciro cerca de ella con enfado. La rabia y la frustración la invadieron. Se sentía inútil. Todos esperaban mucho de ella, pero era incapaz de hacer lo único que le pedían: comunicarse con su padre.Decidió llevar a cabo la estrategia que siempre le había funcionado. Jamás había hablado con él luego de hacer extraños rituales, sus métodos habían sid
Baudilio la observó con atención.—¿Qué la entreguemos? ¿Cómo? —quiso saber Gabriel.Trini se apartó del líder y se giró hacia los guerreros buscando a Gregory. Al encontrarlo, se acercó a él y apoyó las manos en su pecho retomando su semblante ansioso.—Necesitamos herramientas para cavar un hoyo. —Él arrugó el ceño.—¿Cavar? ¿A esta hora? —indagó Ciro, aún más confundido.—En las bodegas hay suficientes herramientas —dijo Gregory en dirección a Jonathan, este asintió.—¿Dónde quieres que cavemos? —apuntó el moreno, acercándose.La chica repasó los alrededores buscando el lugar exacto donde habían visto desaparecer las partes del tazón. Vio los restos del árbol hueco que parecía humear, reconociéndolo.—Aquí —aseguró y se aproximó a él, aunque se entristeció al ver las pesadas láminas de cemento que cubrían el suelo—. Es debajo de este piso.—Puede quitarse. Tenemos el equipo para eso —garantizó Javier—. Será un trabajo duro, pero con la bestia…Los guerreros asintieron sin necesidad
Faltaban horas para la llegada del alba, aquel era un momento de paz en la selva. Los animales nocturnos mantenían su recorrido incesante en busca del alimento mientras la suave brisa marina mecía los inmensos árboles y las palmeras arrullando a los que descansaban.El centro del viejo hotel estaba alumbrado por el fulgor de los faros, mostrando los restos de lo que otrora fue una edificación llena de lujos y bellezas, sin saber que había albergado en su interior un portal sagrado, utilizado por los dioses que habían acudido al llamado indígena para desatar sobre ellos su poder.En el hoyo donde habían sacado los restos de la antigua vasija, realizaron la fogata. El nuevo tazón fue acuñado entre ramas, encima de carbones, conteniendo dentro los pedazos recuperados que estaban manchados con la sangre de los ancestros. Baudilio, Pablo y Williams entonaron viejos cantos mientras el fuego calentaba la sangre, dándoles tiempo a los guerreros para prepararse.Isabel, Jesenia, Rebeca y Mary